NO LO ERES II

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Salieron de aquel destartalado bar en silencio.

Cada uno con sus pensamientos, con sus brazos rozándose de vez en cuando.

Raven podría teletransportarlos a la torre en unos segundos. Allí estaban todos sus problemas.
Y le apetecía andar, y él respetó su decisión y la siguió.

Tras varios minutos de silencio, la medio demonio se aclaró la garganta, y sin apartar la vista del suelo helado, habló.

-¿Quién te ha obligado a venir por mí?

-¿Qué? - se giró para mirarla sin detener su paso.

-¿Kori? ¿Jaime? - siguió ella con naturalidad.

Damian entre abrió la boca indignado.

-¿Y por que alguien tuvo que obligarme a venir?

Raven se paró en seco para mirarle.

El menor de los Wayne, al ver que no lo seguía se detuvo unos pasos más adelante y se volteó para mirarla.

-He venido por mi propia cuenta, Rachel- continuó algo frío.

Raven subió casi interceptiblemente las comisuras de sus labios en una leve sonrisa.

-¿En serio? ¿Tú? - le preguntó con un claro subidón de ánimo andando hacia él.

Reanudaron el paso.

Por un momento, Raven olvidó a Kid Flash y se centró en el pequeño brillo de los orbes verdes de su compañero.
¿Como es que no se había dado cuenta antes de ese brillo?

Bueno, culpa del antifaz.

-Sí, yo- obvió frustrado. De todos modos, nadie hubiera conseguido obligarlo a salir a por nadie- ¿por que no puedes creerme? - chascó la lengua molesto mirando a la calle completamente vacía.

Raven río suavemente, sorprendiéndolo.

Apretó los labios, suplicando por que sus ojos no se deslizaran hacia ella.

Hacía tiempo que no la oía reír.

-Gracias, Damian- borró su sonrisa de golpe- en serio.

Damian tragó saliva mientra sus mejillas empezaban a tomar un color rosado.

Raven volvió a mirar al frente, y no dijeron nada más.




Al llegar a la sala común, lo primero que notaron las aves fue el círculo de personas que se había formado en el sofá. Todos los Titanes junto a Jonh Kent, Grayson y...

Pero la medio demonio solo pudo fijarse en el pelirrojo de la camisa amarilla.

Todas las miradas cayeron en ellos de golpe.

Wally se levantó rápidamente y casi corrió hacia ella.

Raven se inclinó hacia atrás, tragando saliva, nerviosa.

Robin, instintivamente, pusó un brazo frente a ella a modo de escudo y apretó los dientes.

Iba a pegarle, Raven lo sabía.

No podía permitir que Damian se metiese en más problemas por culpa de ella.

Le puso una mano tranquilizadora en el hombro y negó levemente con la cabeza.

El chico, a regañadientes se apartó un poco, dando espacio a la pareja. Se cruzó de brazos con una mirada asesina sobre el velocista.

Ambos se miraron fijamente, Wally con la boca medio abierta, pensando una excusa rápida.

Lo único que se oyó en el silencio de toda la sala fue la fuerte bofetada que le propinó la medio demonio.

Damian solo pudo sonreír satisfecho.

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