PÁGINAS CORTAS

¿EN LA TUYA O EN LA MÍA?

-Estoy agotada... - musitó la chica oscura dejando descansar su cabeza sobre el hombro del chico.

Damian la miró de reojo con curiosidad.
Era normal. Eran las 2 de la madrugada y no habían parado ni un momento de investigar todos, hasta los más mínimos detalles, del nuevo caso que tenían. Y ella, como la mano derecha del líder, se sintió obligada a ayudarle.

Pero esa obligación se había ido a la mierda cuando ya habían sobrepasado las 5 horas sentados en el sofá de la sala común pegados al portátil de Robin.

El ex-asesino dejó de lado el portátil y los papeles para mirar los ojos cerrados de su novia. Sonrió también cansado.

-Puedes irte a dormir. Yo seguiré.

Raven abrió los ojos desconcertada.

-Llevamos más de cinco horas mirando esa pantalla- chasco la lengua molesta- tú te vienes conmigo.

-Tengo que seguir con esto- el portátil y los papeles volvieron a captar toda su atención.

La hechicera hizo un puchero con los labios que lo hizo sonreír.

-Ve a dormir- le susurró Robin depositando un rápido beso en su mejilla.

Su novia suspiró dándose por vencida. Se separó de él para levantarse y caminar somnolienta hacia la puerta.

-Está bien- lo miró de soslayo- pero no tardes mucho.

-Aún me queda bastante... - habló desde el sofá sin quitar su vista de la pantalla- dormiré en mi habitación para no despertarte- "aunque no creo que duerma hoy... " añadió en su mente.

Raven rodó los ojos cansada, con un notable tono violáceo bajo estos, y desapareció de la sala.

Después de dar vueltas y más vueltas por la cama, la habitación, contar hasta 100, leer 4 capítulos más de uno de sus libros de magia y extrañarlo más a él y a su forma "especial" de darle las buenas noches, al fin cayó dormida casi 3 horas después, en las que él aún no se dignaba a aparecer.

Unas horas después, cuando el Sol empezaba a asomarse tímidamente por el este, alguien llamó a la puerta del líder justo cuando este había decidido descansar, ya que sabía de la gran bronca por parte de su novia que le caería por no dormir nada.

Resignado, se separó a paso lento de su escritorio donde había dejado el portátil apagado y los papeles para ver quién era.

Abrió mucho los ojos ante la imagen de Raven frotándose el ojo derecho con la mano y sus mejillas enrojecidas con lágrimas brillantes sobre ellas.
Vestida con una ancha camiseta suya verde oscura que ella había nombrado como su pijama.

Tenía el pelo alborotado recogido desordenadamente en un moño bajo, con la mirada clavada en sus pies descalzos.
La escena lo enternecio al verla tan vulnerable como una niña pequeña. 
Damian reaccionó segundos después envolviendola en un suave abrazo para llevarla al interior de la oscura habitación gracias a las persianas cerradas a cal y canto cerrando la puerta tras de sí.

Rachel hundió su rostro en el hombro del chico sollozando más fuerte. Dejando libre el llanto que había estado conteniendo.

-¿Qué ha pasado?-  le preguntó tras un rato de silencio en que había intentado calmarla frotando su cabello.

-Una pesadilla- musitó entre respiraciones entrecontadas hundiendo más su cabeza y apretando el cuello de su novio.

El líder de los titanes suspiró algo aliviado al saber que no le había pasado nada malo. En lo que cabía...