UNIDOS III

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No sabía que pasaba.

Ni por qué su hijo pequeño lo había llamado al trabajo suplicando que volviera a casa con la voz rota. Pero supo al instante que algo iba mal.
Y empezó a ponerse paranoico.

Las palabras de Sam se iban colando en su mente a trompicones mientras giraba los cruces haciendo que se tambolease el coche negro.

¡Papá... Tienes que venir. Es urgente... Mary y mamá...!

No permitiría que nada le pasase a su familia.

Cuando entró por la puerta la casa estaba totalmente en silencio.
Calculó que había tardado unos 7 minutos en llegar desde su trabajo comiéndose todos los semáforos en rojo.

Estaba demasiado tranquilo. No había nada roto. Estaba igual que cuando se fue por la mañana.

Ando con cautela hacia el pasillo. Quizás alguien se había colado en casa, sería mejor tener cuidado.

-¡Papá! - una voz angustiada lo llamó por detrás.

Todos sus músculos se relajaron cuando lo reconoció. Se volteó.

"Está bien... "

Abrazó a su hijo sin darse cuenta de que el pequeño lloraba.
Algo malo estaba pasando.

-¡Sam... ¿qué ha pasado...?! - se se paró de él y lo cogió por los hombros para mirar esos ojos que le recordaban a ella -¿Dónde está mamá y tu hermana? - insistió algo duro.

-En vuestra habitación - se limpió las lágrimas con la manga de su camiseta- mamá me dijo que no entrara...

Su padre asintió levemente intentando encajar las piezas del rompecabezas.
Después vio al niño asustado y confundido frente a él. Su hijo.

-Voy a ir. Quédate aquí, Sam. Tranquilo.

Le dió un último abrazo, se incorporó y lo dejó solo en el pasillo.

-¿Rachel...?- llamó suave tras la puerta.

Al instante la puerta se abrió dejando ver a su esposa cansada y con el pelo rebelde frente a él.

-Damian... - suspiró dejándose caer en los brazos del hombre, que la abrazó algo confundido.

-¿Qué demonios ha pasado...?- murmuró.

-Mary... Su lado demoníaco la poseyó... - susurró con los ojos cerrados enterrando el rostro en su cuello- Ya está bien... Esto es mi culpa... - sollozó.

-Ni se te ocurra decir eso, Rachel... Nos las arreglaremos... estoy justo aquí... - apretó el abrazo.

 PÁGINAS CORTAS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora