SAY NO TO THIS

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Tras escuchar esta espectacular canción de mi musical favorito, Hamilton, no pude evitar imaginar en mi shippeadora mente un one shot de nuestra querida pareja

Espero que lo disfruten 🤗😘

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Nunca se habría imaginado que su vida daría ese giro tan brutal como el que había dado.

A sus largos 25 aún no podía creérselo.

Dejar atrás el nombre de Robin, ver nacer a su propio sobrino, perder a ese gremlin gruñón de su interior, enamorarse...Casarse...

Suspiró recostandose en la silla. Cansado. De todo en general.
Como el nuevo protector de la ciudad tras la jubilación de su padre, tenía demasiadas cosas que hacer. Para ser más concretos, un montón de estúpido papeleo de un caso.

Aunque claro, su vida también había tenido varias perdidas y caídas para llegar al punto donde estaba. No es que no fuese feliz con su vida, claro, pero no podía evitar imaginarse como sería su vida si...

Sacudió la cabeza fastidiado llevando sus manos a su rostro.

El reloj de pared marcaba las 1 en punto. Estaba solo. Se percibía el silencio por toda la casa a la que se mudó hace unos meses junto con su mujer.

De nuevo suspiró mirando fijamente una foto de ellos en uno de los muebles de su estudio.

Se veían felices. Completos. Sonrió melancólico. Ella no volvería hasta unos días, y no es que le extrañaste. Ella también tenía un trabajo que cumplir. Después de todo, él decidió casarse con Emiko.

De repente se sobresaltó descubriéndose así mismo recordando unos ojos violetas que no había visto desde... Demasiado tiempo.

Se levantó al escuchar de imprevisto el timbre de la entrada.
Y mascullando entre dientes quién diablos llamaba a esas horas de la noche.

Abrió con brusquedad la puerta blanca. Pero pronto su ceño fruncido se relajó, su boca se entreabrio dejando escapar un gemido entre sorpresa y confusión.

Abrió mucho los ojos sin creerse lo que veía. Debía ser una alucinación, quizás estaba enfermo o-

-Hola...

Se estremeció al volver a oír su voz algo más madura. Pero seguía siendo la misma.

Era de verdad. Estaba ahí, en la puerta de su casa, con los ojos algo rojos y un vestido negro hasta sus pies.

-Pero que mierda... -susurró entre dientes.

La mujer sonrió tímida escondiendo un mechón de su cabello desordenado tras su oreja.

Damian titubeó aún en shock varios segundos.

-Siento...- murmuró suavemente- molestarte,...pero no tengo a donde ir...

Parecía triste, confundida, hasta melancólica. Y el moretón en su mejilla y su hinchados ojos de un reciente llanto lo empeoraban.

El hombre, que hasta ahora solo se había quedado observándola, su cuerpo, su cabello, su rostro, todos sus cambios, tragó saliva sin saber a lo que se refería.

-No me lo puedo creer...

-Es demasiado largo de explicar, Damian...

-¡Simplemente desapareciste!- estalló frustrado.

La pelinegra suspiró recordando el siempre tan amable carácter de su antiguo amigo.

-Sabías adónde iba.

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