Las chicas se separaron para aplicar a los trabajos que les había llamado la atención. Elaine decidió acompañar a Idelle a la biblioteca, le llamaba mucho más la atención eso que ser mesera o cajera.
Idelle consiguió el trabajo en la biblioteca y su horario era cuatro días a la semana, con cuatro horas diarias de trabajo.
Luego, ambas decidieron ir a merendar en una cafetería barata que vieron saliendo de la biblioteca.
-¿Tú tomaste un curso de secretaría, verdad? –le preguntó Idelle a su amiga luego de sentarse en la pequeña mesa para dos.
Elaine asintió algo fastidiada.
-Sí, pero mamá me obligó a tomarlo porque según ella ‘’sería útil’’. Pero sinceramente, no quiero estar sentada en una mesa recibiendo órdenes.
-Pero es eso o nada.
Elaine se encogió de hombros y mordió su galleta. Estaba molesta porque se sentía inútil.
Sonó el celular de Idelle dejando escapar una melodía que la hizo molestar más. Idelle contestó y por el tono de su voz, supo que era una de las muchachas.
-¿En serio? –Dijo al teléfono- ¡Qué bueno! A mí también me aceptaron en la biblioteca y no me pidieron nada en absoluto, solo mi identificación. Dale, nos vemos en la casa.
Cuando trancó, Elaine suspiró.
-¿Consiguieron el empleo, verdad?
-¡Sí! Qué bueno.
Elaine puso los ojos en blanco.
-Voy a salir un rato. Voy a fumar. –se levantó.
-¿Desde cuándo fumas? –Idelle la miró extrañada.
-Es Londres. –Se encogió de hombros- País nuevo. Vida nueva.
Elaine salió de la tienda. Estaba enfadada y sentía algo de celos por no ser lo suficiente conformista.
Caminó por la acera, tratando de acostumbrarse al cigarrillo que tenía entre sus dedos. Cuando los compró en el aeropuerto, pensó que sería interesante crear una nueva imagen de ella en un diferente de país.
Pero cuando apenas aspiró por primera vez, tosió descontroladamente. Le pareció totalmente repugnante y lo dejó caer al suelo para luego pisarlo.
Vio como la gente caminaba muy tranquila, ella sabía que ellos se cansaban de ver a Londres todos los días, pero ella no. Era un sueño hecho realidad. Y pensó que sería como en las series perfectas donde conoces al chico de tus sueños en una hermosa ciudad y todos tus problemas estaban resueltos, pero no, ella tenía que trabajar para sobrevivir.
Estaba pensando en darle una vuelta a la manzana debajo del cielo nublado, justo cuando estaba cruzando la calle, por estar de distraída, oyó como un sonido amargo para sus oídos. Vio a su izquierda y un auto había frenado bruscamente porque ella no vio hacia los lados.
Un hombre vestido en un elegante traje se bajó del carro que parecía bastante caro. Para ella, el hombre no era para nada feo.
-¡Ten cuidado, por el amor de Dios! –Exclamó acercándose a ella- ¿Estás bien?
Asintió desconcertada.
El hombre la llevó de nuevo a la acera.
-Bueno está bien… -él hombre la miro extrañado- Mira hacia los lados. Debes saber eso, no tienes siete años.
-Sí, sí. Como sea. –ella no podía evitar ser cortante con el hombre. Se sentía mal.
-Está bien, adiós. –dijo el hombre en el traje y se fue.
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Twenty-two.
ChickLitCinco dementes chicas se mudan juntas a Londres haciendo su sueño realidad. Para ellas será algo de ensueño, pero no saben estarán por pasar muchas cosas insuales para ellas. Se veran enredadas en líos, nuevas amistades, amores y engaños. Todas tend...