Una Carta

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—Me alegra que estén aquí chicos,— sonó la voz de él terapeuta por unos parlantes— tomen una hoja por favor, luego siéntense en donde quiera.

Los actores hicieron caso, no querían sacar de sus casillas al doctor Hudson otra vez, una vez que Millie se sentó en una de las sillas blancas que estaba al frente de la que Finn eligió la voz del doctor volvió a sonar

—Quiero que hagan un escrito sobre cómo ven a su compañero.— al ver la cara de ambos continúa la explicación de forma detallada— Serán sinceros con todo lo que dice esa carta a la que le pondrán la fecha claro 30 de febrero que es el día en donde nos encontramos. Sonará música de sus playlist para que se sientan cómodos y se inspiren intercalando las canciones: una será de la lista de la señorita Brown y otra del señor Wolfhard ¿Fuí claro?

Asintieron ya que ninguno tenía ganas de hablar, fue un muy largo día en el set y se están aplazando todas las escenas mileven hasta que acaben el tratamiento eso es lo que los tiene más de mal humor ya que mientras más se les junte el trabajo menos tiempo para si mismos tendrán.

Millie recostó la cabeza en la silla y cerró sus ojos, empezaron con su lista de música así que se relajaría con esa canción.
                                  •••
Se despertó gracias a la risa de Finn. No sabía exactamente cuánto tiempo estuvo durmiendo. 

— Perdón si te desperté,— se frena un momento gracias a la risa— pero nunca había escuchado una canción tan mala

Siendo sinceros en la situación a ella no le molestó que la despertara, nunca la pondría de mal humor que alguien sea feliz y más si es la risa de Finn, ésta tenía un tinte de honestidad como la risa de un niño.
Millie puso atención a la letra y se dió cuenta que su playlist pasó al álbum de Jacob, fue en ese momento que su humor cambio drásticamente.

— Espero que sepas que son las canciones de mi novio de las que estás hablando— dijo con tono gruñón— primero me despiertas con tu risa y luego te burlas de Jacob ¿Qué más quieres hacer?

Al escuchar eso la sonrisa de él canadiense bajo por lo que la chica dejó su pose de defensa y se arrepintió un poco de ser tan brusca, aunque la seriedad del chico no le duró tanto ya que volvió a reír incluso más fuerte que la primera vez.

— Diablos Mills, no es para alterarse— se pasa las manos por la cara para calmarse un poco— ¿Quién escribe una canción sobre una sudadera?

Trató de dejar pasar el que le dijera Mills; porque el apodo era un calmante inmediato para ella pero no le dejaría ganar esa discusión.

— Cada quien expresa su arte como le nazca.— habló con la voz más digna que pudo

— Quisiera verlo coquetear, sería lo más  gracioso de todos los tiempos ¿Cómo te llegó Brownie?— dice el de rulos jugando con la paciencia de la chica— Dame algunas pistas de Blue Mills, que no entiendo si me quieres— continúa haciendo una voz entre burlona y coqueta.

En cuanto la británica iba a contraatacar sonó el estribillo de otra de las canciones de Jacob, lo que hizo que el pelinegro sonriera aún más si eso era posible y a la castaña taparse la cara de vergüenza. Lo único en lo que podía pensar era que su novio no estaba cooperando en la situación con sus ridículas letras.

— Me imagino después de que le diste tu sorpresa en San Valentín él te llamó y te dijo—se aclara la garganta— Gracias bae te quiero como un par de Jordans. Por cierto no se veía muy feliz que digamos, no le he visto una sonrisa ni cuando le entregaron los regalos o cuando le dijiste que lo querías mucho es más creo que en ninguna foto que tienen juntos sale sonriendo.

La castaña se sorprendió ya que no sabía que había visto el vídeo donde una grabación de ella interrumpe el concierto de su novio dándole una sorpresa del día de los Enamorados o que estuviera tan pendiente de lo que hacía o posteaba. Para ella el menor Wolfhard solo se interesaba en la música y en la serie de Sherlock (que la chica personalmente lo había obligado a ver).

— Mínimo él...— paró de hablar ya que no se le ocurría nada, genial la había hecho desatinar.

— Continúa esa oración— habla moviendo las manos— mínimo él ¿Qué?

—Me felicitó por mi cumpleaños — la conciencia de Millie se golpeaba internamente, ese tema ya estaba muy gastado cada que se peleaban ella sacaba el tema a la luz parecía la respuesta más fácil y efectiva.

— Vaya que eres rencorosa,— baja la cabeza dando un suspiro— ya te expliqué que no quería que se malinterpretaran las cosas y te felicité en privado

— No soy rencorosa te he de dar vergüenza,—brinca de su lugar para acercarse al muchacho— el gran Finn Wolfhard que no pudo ir a los Emmy's con nosotros para presentar un premio porque tenía un campamento con los de It

— ¿En serio quieres que saquemos los trapos sucios? — el canadiense cuestiona levantándose también para que la chica se dé cuenta que no lo asustaba ser más alto que la mayoría le daba una situación de poder cuando tenía que defenderse, normalmente las personas o se sorprendían o intimidaba su altura — Porque si es así yo no dejé a mis compañeros atrás en los Golden porque quería que la atención se centrara en mí cuando llegara para así robarme las miradas con ese escote con el que casi se me veía el culo y el maquillaje que me hace parecer 5 años mayor.

— Eso te lo tenías guardado hace tiempo— Millie reaccionó como si la hubieran golpeado— ¿Eso es lo que escribiste en tu carta? ¿Qué solo quiero llamar la atención? ¿Qué soy una pesada rencorosa?

— No, mi cinismo no llega a ese extremo.— contesta el chico— En cambio tú tendrías que escribir en tu carta que aunque no tenga el valor para felicitarte públicamente yo sí recuerdo perfectamente el día de tu cumpleaños y no te felicito dos días antes, eso te debió de dar más vergüenza que tú propio novio no sepa el día en el que nació el amor de su vida

Finn sabía cómo usar el sarcasmo, podía decir una frase sarcásticamente y así provocar la risa de una sala entera o podía utilizar el tono en el que dijo esa oración en donde él podría reencarnar en la mismísima Blair Waldorf, nunca había usado ese tono con la británica ni siquiera se le pasó por la cabeza tener que usarlo. Por la cara que hizo Millie supo inmediatamente que se le fueron las cosas de las manos.

— ¡Ya basta! — la británica grita acercándose a la puerta— tus palabras son el mas hiriente de los comentarios que me han dicho.

En este punto los dos se veían cansados, Finn tenía el pelo despeinado de tanto entre pasar las manos en el ruloso cabello en cuanto a la chica respiraba agitadamente ambos tenían sus ojos tristes.

— ¿Crees que a mí no me dolió también?— el canadiense se acerca a dónde está Millie— ¿Sabes que se siente peor? Saber que te lastime Mills

—Dolió que fuera verdad Finns— la boca de la chica se sintió rara, hace mucho tiempo no le decía por aquel apodo— Pero ni creas que se me olvidó tu cumpleaños ¿Puedo darte tu abrazo de cumpleaños aunque ya sea un poco tarde?

Para el chico que la británica le diga Finns era el equivalente a cuando la Viuda Negra le decía a Hulk "El sol se está ocultando" para que se convirtiera en Bruce Banner.

—Nunca va a ser tarde para nosotros.

Es lo único que necesita escuchar la chica Brown para saltar hacia su Finn se sentía al fin libre de todo el remordimiento y en un acuerdo silencioso zanjaron ese tema.
   

                              
Nota de autor:
Se que no es mucho, pero he tratado de continuarlo y al alargarlo no tendría coherencia así que lo añadí al siguiente capítulo ya que tendría más sentido. Espero que les guste el pequeño capítulo.

All the love.
Lexi ❤️

30 de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora