Último día

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Un boliche se había cerrado solo para celebrar el aniversario de Stranger Things, el lugar era prácticamente perfecto, este tenía toda esa vibra ochentera nostálgica que tanto sacaban a relucir en la serie de Netflix.

Millie estaba en el asiento trasero de la camioneta que conduce su madre y su mejor amigo Lilia acompañándola, para su mala suerte Maddie Zinger tenía trabajo acumulado en Los Angeles por lo que tuvo que regresar casi de inmediato.

Quería que sus dos mundos se juntaran así que invitó a sus dos mejores amigas para que conocieran al cast infantil (aunque ya habían dejado de ser niños hace un tiempo los Duffer los seguían llamando así por dos razones: la primera es por la costumbre y la segunda porque les gustaba molestarlos).
Recordaba con una gran sonrisa el día en que las Golden Girls arribaron al set de Stranger Things.

El camino no fue muy largo como se lo imaginaba.
Al llegar había una música de esa que llegas hasta sentir retumbar en el pecho aunque no esté a todo volumen. Una sonrisa se formó en los labios de la castaña, era perfecto, las luces neón, la alfombra de figuras sin sentido, hasta el olor de pizza que vendían en el lugar.
En una zona apartada estaba todo el cast de Stranger Things, era raro verse juntos en un lugar ya que normalmente grababan las escenas por horarios y casi nunca coincidían más que cuando salían de los trailers.
Los abrazos son cálidos y las sonrisas reales.

Es curioso porque ninguno de ellos notó ni el momento o el lugar en el que se volvieron familia, es un vínculo raro pero especial al final de cuentas; ellos eligieron amarse como familia, nadie se los impuso y estaban felices con su decisión.

•••

— ¿Crees en serio qué es una buena idea ir a los bolos solo nosotros dos?

— Soy Millie Bobby Malas Ideas Brown — trata de bromear la británica para dejar la seriedad atrás—¿Recuerdas?

— Ligeramente.

— Bueno entonces andando.

Tomó firme la mano de el guitarrista y lo guío a la pista.
Ninguno de los dos era un experto en los bolos ya que máximo tiraban dos o tres pinos por lanzamiento pero eso no importaba realmente, se reían libremente.

— Okay—dice la chica interrumpiendo un segundo el juego—, vamos a apostar.

— ¿Cómo vas a apostar si eres peor que yo Minnie?— cuestiona chasqueando la lengua con finjida presunción— Tentaras a tu suerte de forma mayúscula.

— No seas presumido— comenta empujándolo de forma juguetona— que puedo ser muy buena si me lo propongo.

— Yo no le diría de esa forma.

— ¿Y como llamarías a eso?

— Tozudez— responde levantando una ceja de forma altiva—, pero como quieras ardilla, ya veremos si la suerte está de tu lado.



Era la última ronda y para su mala suerte habían quedado empate por segunda ocasión, los otros miembros del cast les llamaban para que fueran a la zona de trampolines con ellos pero la pareja de jóvenes ignoraban a sus compañeros.

— ¿Qué te parece si declaramos un empate?

— No— niega de forma inmediata la actriz—, quiero que cumplas mi reto.

— Entonces cada uno va a hacer el reto que el otro quiera.

— Me parece justo.

— Okay— dice el muchacho pensando en lo que pedirá—, entonces me comprarás toda la comida que quiera por el resto de la noche.

30 de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora