Tormenta, lluvia o lo que sea

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Se escuchó un rayo, afuera estaba lloviendo fuertemente por lo que se cancelaron las grabaciones ese día por el pésimo clima, aunque adentro del set se quedaron 3 personas tratando de mejorar la situación actual.

Arrastrando los pies con ningún entusiasmo los dos protagonistas se adentraron en el salón donde siempre era 30 de febrero, era curioso que al principio no les gustaba estar ahí y que lo único que querían era volver al set pero ya les había advertido el señor Hudson (al que actualmente de forma cariñosa le decían coach porque se había negado completamente a decirles su nombre de pila) que mientras más pasara el tiempo más querrían estar allí porque ésta poco a poco estaría convirtiéndose en su guardia, en un lugar seguro y aunque no lo admitieran en voz alta esa sala ya se había convertido en su lugar favorito de todo el set.

Aunque claro ésta no sería una buena ocasión ya que afuera estaba lloviendo terriblemente casi como si el cielo se estuviera a punto de caer con tantos truenos y relámpagos.

— Sigo sin entender— dice Millie rompiendo el silencio— porque todos se fueron y nosotros nos quedamos.

El chico suspiró un poco fuerte para calmar sus comentarios, porque cada vez que la castaña habría la boca se quejaba de algo.

— Porque sus sesiones son obligatorias—les recuerda el psicólogo otra vez— y no pueden faltar ni siquiera un día ya que puede afectar en los avances que hemos tenido.— termina poniéndole punto final a la discusión o berrinche que ya se armaba la joven

— Usted no es tan viejo coach— contesta Finn uniéndose a la conversación—, mire nos deja salir y se puede ir a un bar a divertirse.

Eso sonaba tentador si Hudson no se hubiera prometido a sí mismo el no caer en fiestas descontroladas como en la universidad, su mejor amigo lo había rescatado de reprobar el año que llevaba estudiando para maestro. Claro luego la carrera de psicología lo había llamado así que en cuanto acabó su licenciatura entró a estudiar de nuevo por las noches mientras daba clases en una preparatoria por los días, siempre le gustó tratar con adolescentes por lo que esa fue su área de especialidad, su misma tésis trataba sobre ellos.

— Con ustedes me entretengo no se preocupen— habla haciendo alarde de su famosa sonrisa de lado—, de hecho tengo unas palomitas y algunos dulces en el cuarto donde los observo interactuar.

La chica se veía totalmente indignada, ella no era un mono de circo con el cual podría entretenerse la gente.

— ¡¿Pero que rayos...

Un fuerte rayo interrumpió el momento de la británica haciendo que todos dieran un salto por la sorpresa que el estruendo provocó.

— Mejor no invoques nada Millie— dice él canadiense mirando hacia el techo asegurándose de que no había pasado nada.

— Es el mayor diluvio de la historia—habla Bobby exagerando la situación— y nosotros estamos aquí encerrados— suelta un suspiro dramatizado— ¿Sabes lo que daría por estar en mi sillón con una cobija y chocolates viendo Netflix?

— Bueno— interrumpe el pelinegro la  esoñación de la castaña—, yo daría lo que fuera porque estés así y no aquí comportándote como una princesa insoportable.

El señor Hudson coloca las manos en la cabeza, así comienzan siempre sus peleas, pero para su desgracia es la única forma en la que ese par hable entre sí.

— Antes de que comiencen a discutir— los dentiene—, otra vez— aclara—, yo me voy.

— ¡Hey! — se levanta la chica a detener a su psicólogo—¿Qué vamos a hacer en esta sesión?

30 de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora