Otro aire

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La primera reacción del canadiense fue sonreír de lado levemente para quitar la tensión del ambiente.

— ¿Quieres algo de tomar?

Preguntó tratando de eliminar el silencio que se instalaba en el momento

— ¿Disculpa?

— ¿O quieres comer algo?

— Oh...

— Es muy pronto.

Dijo rascando la parte trasera de su cabeza.

— En realidad quiero hacerme un poco.

— Claro, claro— asiente comprensivamente, la chica hizo un viaje era obvio que se sentía sucia—. Voy por toallas limpias.

— ¿Perdón?

— Toallas— hablo en tono burlón—, son unos pedazos de tela rectangulares—continuo su explicación haciendo mímica con las manos—, sirven para secarte cuando te duchas.

— Se que es una toalla Wolfhard— le contesta rodando los ojos con diversión —, solo estoy

— Distraída.

— ¿Cómo lo sabes?

— Pues— dice acercándose un poco otra vez a ella—, tal vez yo me siento igual Bobby.

Se observaron profundamente.

— El baño está arriba a la izquierda es la segunda puerta— interrumpe el pecoso la guerra de miradas—, si quieres sube en lo que llevo las toallas.

— Okay.

Cuando la castaña se pierde entre las escaleras el joven Wolfhard suelta todo el aire que retenía en sus pulmones que contenía inconscientemente.

Al subir directo hacia el segundo piso de la casa se fija que la primera puerta estaba abierta y por el color de las paredes pudo reconocer que era el cuarto del actor ya que en sus vídeo llamadas era regular ver el cuarto pintado de un azul aunque no podría describir muy bien el color, este tono de azul parecía ser del tono del mar horas antes de comenzar el anochecer.

La curiosidad pudo más con ella, así que mirando hacia ambos lados asegurándose de que nadie la viera se adentró al lugar más privado del pelinegro.

Desorden era un adjetivo para describir ese lugar, no demasiado porque aún se podía caminar sin tropezarse con nada, hasta parecía un desorden ordenado en los que solo el dueño de la habitación sabía exactamente donde estaba cada cosa.

La británica caminó al rededor del cuarto tocado levemente las cosas que estaban en el buró del canadiense. No puede evitar sonreír al verse en una de las fotografías que adornan el lugar, nunca se enteró de que le habían sacado esa foto pero se convirtió en su favorita al instante; fue el primer día de grabación cuando Eleven llegó a la vida de Mike, era la escena cuando Dustin y Lucas regresaban a su casa quedando solos en el sótano de los Wheelers.

Al girar la cabeza sintió que su corazón se derretía de ternura, en esa foto estaba un pequeño Finn con una cámara de vídeo con la cual trataba de capturar a una ardilla.

— ¿Qué haces Brownie? — le cuestiona un tanto molesto— Si mal no recuerdo te informé que el baño es la segunda puerta, no la primera.

— Dios— exclamo pegando un pequeño brinco—, Finn en serio me asustaste.

— Si tuviera que elegir un animal que te represente serías una ardilla.

— ¿Disculpa?

Se siente perdida al no entender de lo que estaba hablando el pelinegro.

30 de FebreroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora