Capítulo 2

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Ya en el aeropuerto Dylan estaba a mi lado con su maleta en una mano y su almohada debajo del brazo, algunas personas se le quedaban viendo, me pregunto si lo miraban, porque sabían que era un actor o porque cargaba esa almohada como un niño carga a su juguete favorito. Nunca lo sabría, ya que diviso a un hombre de traje con un cartel que decía SR. SANGSTER y otro a su lado que decía SR. O'BRIEN. Caminamos hacia ellos, explicándole que solo necesitaríamos un auto, él estuvo de acuerdo y nos guió hacia un auto negro que estaba parqueado al frente del aeropuerto, subió nuestras maletas al maletero y partimos hacia el hotel.

Unos 10 minutos más tarde ya en el hotel nos dieron las llaves de nuestras habitaciones. Nos dispusimos a subir al ascensor cuando escuche que una voz que llamaba mi nombre, me gire para ver de quien se trataba y vi a Ki Hong corriendo en nuestra dirección. Me saludo con un abrazo y después abrazo a Dylan.

- ¿Cuándo llegaron? – dijo Ki Hong con una sonrisa radiante en su rostro, sus ojos casi desapareciendo en finas líneas, el siempre lucia como si estuviera viviendo el mejor día de su vida, sentía que mi ánimo mejoraba, solo con el hecho de estar parado a su lado. Era una de las características que más me gustaban de Ki Hong.

- Acabamos de llegar – Dijimos Dylan y yo al mismo tiempo.

- Espera, se encontraron en el aeropuerto o aquí en el hotel.

- Ninguna de las dos, vinimos en el mismo avión – Ki Hong tenía una mirada de confusión plasmada en el rostro, tenía sentido que estuviera confundido, yo tampoco sabía que viajaría a Los Ángeles 1 semana atrás – Me estuve quedando en la casa de Dyl por unos días para...

- Visitarme, hace tiempo que quería enseñarle varios lugares en L. A. a Thomas y como se acercaba el tour de prensa me pareció que era la oportunidad perfecta para enseñárselos, así que le dije que se quedara en mi casa unos días – Dylan hablo antes de que pudiera terminar de contestar, lo mire extrañado, si habían ido a varios lugares pero esa no era la razón principal por la que había ido.

- Debieron haberme invitado, me hubiera encantado conocer la casa de Dylan.

- Si, lo siento fue un plan de último minuto y no sabíamos si los demás estarían ocupados.

- La próxima vez, asegúrense de invitarnos por lo menos a mí y a Kaya.

- Eso haremos – otra vez Dylan y yo hablamos al mismo tiempo.

- Un par de días juntos y ya hablan como gemelos, y ambos lucen muy cansados.

- Fue un viaje muy largo, estamos agotados.

- Bueno los dejo descansar, nos vemos chicos solo vine al hotel porque sabía que llegarían a esta hora, me voy a mi casa llámenme si necesitan un guía turístico – Y así tan rápido como había llegado Ki Hong se fue.

- Entonces – Dije ya en el elevador, quería saber porque no le habían dicho a Ki Hong la verdadera razón de mi estancia en Los Ángeles.

- Perdón por interrumpirte así, pero todavía no le he dicho a nadie acerca de Britt.

- Oh – No se me ocurrió que otra cosa decir, todos éramos bastante unidos así que creí que él le había dicho a todos acerca de su problema – Entonces ninguno de los chicos del cas sabe.

- En realidad, solo se lo he dicho a Tyler y a ti. No quiero que los demás se enteren todavía.

Otra vez me encontraba sin saber que decir, me alegraba que Dylan confiara en mí lo suficiente como para contarme algo tan privado como eso, pero no sabía qué hacer para que se sintiera mejor.

- Y... no has recibido ninguna llamada... ya sabes de Britt – No sabía si esa era una buena pregunta, sin embargo tal vez hablar ayudaría a que Dylan se desahogara.

- No, y sabes que es lo extraño, no he querido llamarla desde hace días, no sé qué es lo que me pasa, antes quería hablar con ella todo el tiempo, pero ahora simplemente me da igual.

- Lo siento, Dyl – Dije dándole palmaditas en la espalda, no sé si lo que iba a decir a continuación era a causa de mis sentimientos hacia él, o el simple hecho de que parecía ser lo correcto, mas tenía que decir lo que pensaba – Sé que quizás no quieres que te digan esto, pero no te has puesto a pensar que tal vez te da igual, porque ya no sientes lo mismo por ella.

- Lo he pensado – Hablo Dylan cabizbajo, me relamí los labios inseguro de si debía abrazarlo o no, ¿Sería extraño si lo hiciera? – Pero he estado tanto tiempo enamorado de ella, que la simple idea de ya no amarla, me parece absurda.

- Yo solo digo que deberías pensarlo, sé que es difícil aceptar que una relación tan larga puede acabar, créeme me paso lo mismo con Isabella, pero a veces las cosas solo pasan por una razón.

- Voy a pensarlo – Las puertas del ascensor se abrieron, y caminaron hasta encontrar sus habitaciones, la de Dylan estaba más cerca, y este se quedó parado con la tarjeta para abrir la puerta en la mano – Gracias por escucharme, hermano, no sé qué hubiera hecho si no hubieras estado conmigo todos estos días.

- Para eso estamos los amigos. Dyl, yo solo quiero que tu estés bien, y sabes que te apoyare, sin importar que decisión tomes.

- Gracias Tom, eres un gran amigo.

Amigo esa palabra era como una estocada en el corazón, sin embargo solo sonreí y fui a buscar mi habitación; ya adentro me recosté en la cama, dejando que mis pensamientos volvieran hacia Dylan, odiaba ver lo confundido que se encontraba. Estaba acostumbrado a ver a mi amigo feliz, bailando y haciendo bromas por doquier, mas estos últimos días, cada vez que veía esos ojos color miel que tanto me gustaban, solo encontraba tristeza en ellos; Dylan tendría que fingir que estaba bien durante el tour para que nadie sospechara. Esa era la parte difícil de nuestra carrera el no poder simplemente estar tristes sin la constante preocupación de que algún paparazzi, pueda tomar una foto y convertirlo en el nuevo chisme de la prensa rosa.

Me hubiera gustado que pudiéramos quedarnos en su casa como lo habíamos hecho hacia unos días atrás, no quería que mis esperanzas se elevaran pero tenía la sensación de que el humor de Dylan había mejorado desde el primer día que llegue a Los Ángeles, quería pensar que yo había tenido algo que ver en el cambio de humor de Dylan.

100 Razones para amarte (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora