Capítulo 3

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Después de varias entrevistas, volvimos al hotel; Ki Hong nos dijo que le avisáramos si íbamos a salir, ya que no habían podido hablar mucho, debido a toda la prensa, pero yo estaba cansado y pude notar que Dylan también se encontraba exhausto, había realizado un trabajo impecable al ocultar su tristeza de la prensa, después de todo era un gran actor, sin embargo en cuanto las puertas del ascensor se cerraron, lanzo un gran suspiro, que hizo que me preocupara. Lo observe durante un momento unas pequeñas bolsas de color gris habían aparecido debajo de sus ojos, no recordaba que estuvieran ahí hace unos días. ¿Había tenido problemas para dormir? o ¿Lloraba en las noches cuando nadie lo veía? El ascensor se detuvo y caminamos hacia nuestras habitaciones.

- ¿Estas bien? – pregunte unos pasos antes de llegar a su habitación –

- Si, solo estoy cansado, ya sabes el jetlag y todas esas cosas.

- En serio, Dyl. Sabes muy bien que no me puedes mentir.

- Lo sé – dijo suspirando otra vez mientras metía las manos en los bolsillos de su pantalón – Es solo que he estado pensando en lo que me dijiste... y creo que tienes razón, ya no veo a Britt con los mismos ojos que hace algunos años.

Me quede helado, no podía creer lo que acababa de escuchar, quizás había hablado demás, y ahora Dylan cuestionaba los sentimientos que tenía hacia su novia solo por un comentario egoísta que yo había hecho.

- Mira Dylan, yo solo dije eso porque creí que era lo correcto, pero no creí que te lo tomarías tan literal, yo nunca quise darte una razón para terminar con ella... Solo quería que dejaras de estar triste.

- Tú no me diste ninguna razón nueva para terminar con ella Tom, yo ya había pensado en que mis sentimientos por Britt habían cambiado desde hace ya mucho tiempo, solo que no lo quería aceptar, pero ayer cuando tú me lo dijiste, fue como si la realidad me golpeara en la cara...

- Ves, suena como si yo te hubiera dado la idea y todo fuera mi culpa.

- No te estoy culpando de nada Thomas, al contrario te estoy agradeciendo, por ser tan directo conmigo, yo no quería aceptar el hecho de que ya no tendría a Britt a mi lado, porque aun la quiero; tal vez ya no de la misma forma que antes pero la quiero mucho, y aun no sé si voy a terminar mi relación con ella o no. Todavía existe la posibilidad de que arreglemos las cosas y pueda volver a enamorarme de ella.

Se me formo un nudo en la garganta al escuchar eso último. Dylan seguía hablando pero deje de escucharlo al sentir como la tristeza me invadía, es verdad que había decidido no dejar que mis sentimientos por el interfirieran en nuestra amistad, pero eso no quería decir que no me doliera imaginarlo con alguien más, me había acostumbrado a la idea de que Dylan estaba en una relación, pero en momentos como este sentía un gran dolor en mi pecho al saber que él nunca sería mío.

- Thomas, estas escuchándome.

- No, lo siento me distraje por un minuto.

- Te decía que quiero dejar de pensar en todo este tema de Britt, porque no salimos a un bar o a una discoteca.

- No lo sé, en serio estoy cansado, y no creo estar de humor para salir. Porque no le dices a Ki Hong, él estaba ansioso por salir.

- Pero no tiene sentido si solo vamos a ser Ki Hong y yo, deberíamos salir los tres juntos, anda Thomas, dijiste que ya no querías verme triste, y la única forma en la que no lo este es saliendo con mis amigos, por favor.

- Esta bien iré, pero que sepas que utilizar tu situación sentimental para hacer que vaya es chantaje.

- Puede que lo sea pero al menos funciono – Dijo el chico sacando su celular para enviarle un mensaje a Ki Hong, tenía una sonrisa en el rostro, es verdad que me sentía exhausto pero valía la pena salir, si con eso conseguía que Dylan sonriera –

- Ki dice que está cerca y que salgamos a encontrarlo.

- Vamos entonces.

Volvimos al ascensor y salimos del hotel. Ki nos estaba esperando a solo dos calles de distancia, nos dijo que había un bar genial muy cerca, y empezamos a caminar hacia este. Me encontraba en una ciudad preciosa, Ki Hong nos llevo por un pequeño canal que tenía varias piedras en el medio para que la gente pudiera cruzar sobre ellas, casi resbale al darme cuenta de que mientras más obscuro se ponía el cielo, los edificios empezaban a iluminar la ciudad de una forma bellísima. Después de que Ki Hong nos enseñara varios lugares muy bellos, al fin habíamos llegado al bar.

- Quiero soju – Dijo Dylan ni bien entramos al bar, parecía que había desarrollado una pequeña obsesión por la tradicional bebida coreana.

- Yo quiero lo mismo – le dije a Ki Hong, que estaba haciendo de traductor entre la mesera y nosotros. Ki Hong tenía razón, el bar era genial, en una esquina el barman hacia trucos mientras serbia los tragos, y una bola disco estaba sobre nosotros iluminando todo el lugar con varios puntos blancos.

Después de varios shots de soju y algunas conversaciones en las que todos nos poníamos al día con respecto a nuestra vida personal, empecé a sentirme un poco mareado así que deje de ordenar más bebidas, pero Dylan y Ki seguían bebiendo, y pude ver que Dylan estaba empezando a beber más de la cuenta. Ki Hong también se dio cuenta del estado de su amigo y decidió que era hora de irnos.

Ki había llamado a un taxi y me ayudo a subir a un Dylan muy ebrio en el auto, no entendí, como era posible que Ki Hong estuviera tan lucido cuando Dylan estaba casi inconsciente, me despedí de Ki asegurándole que cuidaría bien de Dylan y subí al auto.

Cuando llegamos al hotel me di cuenta de la travesía que sería llevar a mi amigo hasta su habitación, el pobre no podía dejar de tambalearse, así que tuve que llevarlo casi a rastras hasta el ascensor.

- Donde está tu tarjeta – Pregunte, dejándolo apoyado en la pared, Dylan me contesto con un gruñido – Dylan concéntrate, dime donde está tu tarjeta.

- En mi bolsillo – Dylan hablaba con dificultad. En serio tendría que buscar en los bolsillos del chico, busco en cada uno de los bolsillos y no encontró nada más que su celular y su billetera.

- No hay nada en tus bolsillos, Dyl.

- Debió caerse entonces.

No podía ser cierto, si había perdido su tarjeta la única forma de conseguir otra era volviendo al lobby, y eran casi las dos de la mañana, no había nadie trabajando hay a esa hora, y seria todo un martirio volver a cargar a Dylan hasta el ascensor. Pensé rápidamente y pase una mano por mi cabello, volví a sujetar al chico por la cintura para que no se cayera y empecé a caminar, esperando no arrepentirme de la decisión que acababa de tomar.

- ¿A dónde vamos? – pregunto Dylan casi en un susurro.

- A mi habitación, vas a tener que quedarte conmigo esta noche.

100 Razones para amarte (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora