Escuche que alguien llamaba mi nombre, pero estaba muy cansado y no quería abrir mis ojos, cerré mis ojos para volver a dormir, hasta que sentí que algo me golpeaba la cara.
- ¿Qué pasa? – Pregunte irritado, al abrir los ojos pude ver que me habían lanzado una almohada y mi alarma había estado sonando por más de 20 minutos.
- ¡Apaga esa maldita alarma! – Dylan estaba recostado en la cama frotándose las sienes con los dedos.
- ¿Por qué no la apagaste, antes?
- Porque no sabía dónde estaba. Y ¿Qué haces dormido en el sofá?
- Si no te has dado cuenta estas en mi habitación – Dian recorrió con la mirada toda la habitación confundido, en serio estaba tan ebrio que no recordaba ni como llego hasta ahí, Dian iba a decir algo pero lo detuve – Perdiste tu tarjeta anoche y como era demasiado tarde para pedir una nueva, decidí traerte a mi habitación.
- ¿En serio? ¿Cuánto bebí Anoche?
- Demasiado – Dije sonriendo, me levante del sofá y me senté en el filo de la cama, relamiéndome los labios, recordara Dian lo que había pasado anoche, parecía demasiado confundido como para recordar siquiera su nombre - ¿Recuerdas algo de lo que paso anoche?
- Recuerdo que Ki nos estaba hablando acerca de su bebe mientras bebíamos en un bar y después... - Dian frunció el ceño, y se me quedo viendo por unos segundos. Mi corazón se detuvo, ¿Y si recodaba todo lo que había pasado anoche? ¿Culparía de todo al alcohol en su sistema?
Pero mis dudas se desvanecieron cuando bajo la mirada y negó con la cabeza – Todo está en blanco no recuerdo nada mas ¿Qué paso después de eso?
- Ki nos pidió un taxi, y yo te cargue hasta tu habitación, para después descubrir que habías perdido tu tarjeta y después te traje aquí eso es todo.
- No pasó nada más – Dijo Dylan haciendo que mis mejillas se sonrojaran al recordar lo que en realidad paso, otra vez la pregunta de si recordaba o no lo que había hecho cruzo mi mente, pero decidí olvidarme de eso; estaba casi inconsciente anoche era imposible que lo recordara – Dime que no vomite en la alfombra o algo parecido.
- No pasó nada más, solo te quedaste dormido – El asintió y se sentó para quedar a mi lado.
- Gracias Tommy, sé que he sido un gran dolor de cabeza estos días, y tú has tenido que aguantarme...
- Ya te he dicho que no me digas Tommy. Y no me molesta en lo absoluto, sé que estos meses no han sido fáciles para ti, y lo único que puedo hacer como tu amigo es estar a tu lado y apoyarte.
- Lo sé, pero no puedo evitar sentirme mal por todo lo que has hecho por mí. Viajaste hasta L.A. solo porque yo te lo pedí y ahora incluso hago que duermas en el sofá de tu propia habitación... espera ¿Por qué dormiste en el sofá?
- Ohm... Tal vez porque tú estabas en la cama.
- Si pero, la cama es grande, no tenías por qué irte al sofá.
- Pero no quería incomodarte, además si vomitabas o algo parecido, no quería estar cerca cuando eso pasara – Esa mentira no sonó para nada convincente, pero no se me ocurrió nada más que decir.
- Al menos no vomite en tu cama – hablo sentándose a mi lado, se veía terrible, la resaca debía estar matándolo, y apenas eran las 8 de la mañana – Soy un terrible amigo.
- No lo eres. Solo te emborrachaste un poco, a quien no le ha pasado eso – Coloque mi brazo alrededor de sus hombros, tenía miedo de que se apartara. Sin embargo para mi sorpresa acomodo su cabeza sobre mi hombro y volvió a hablar.
- Es solo que... siento que estoy aprovechándome de ti... has estado conmigo en todo este asunto de Britt, y no he hecho nada más que apoyarme en ti sin siquiera haberte preguntado si podía...
- No pasa nada Dyl. Me alegra que confíes en mí lo suficiente como para contarme acerca de todo esto, y puedes apoyarte en mi todo lo que quieras.
- ¿En serio? – Dijo Dylan levantando la mirada, observándome con esos hermosos ojos color avellana. Estábamos muy cerca, su nariz chocaba contra mi barbilla, y podía sentir su respiración en mi cuello haciendo que mi piel se erizara.
- Claro que puedes...– Dije con la voz entrecortada. Desvié mi mirada, no podía tenerlo tan cerca sin ponerme a pensar en lo que había pasado anoche – Puedes apoyarte en mi cuantas veces quieras.
- Gracias Tommy.
- No es nada Dyl... Creo que me voy a dar una ducha, solo quedan unas horas para que nos vengan a recoger – Creí que Dylan se levantaría pero solo bajo la mirada y suspiro.
- Si. Yo también debería ir a recoger mi nueva tarjeta... oye no te molestaste porque te dije Tommy.
- Solo te dejo llamarme así, porque estas deprimido.
- ¿Por qué no te gusta que te llamen así?
- No sé, es como mi madre me decía de pequeño, y cada vez que alguien me llama así, pienso que ellos creen que soy solo un niño.
- Eso no es verdad, te digo así solo porque creo que es un lindo apodo.
- Ya lo sé, pero como dije solo puedes llamarme así mientras estés deprimido.
- Esta bien Tommy – Dijo Dylan haciendo énfasis en mi nombre, Sonreí al ver lo encaprichado que estaba con ese apodo. En realidad no sonaba tan mal cuando él lo decía, incluso podría llegar a acostumbrarme a que me diga así de ahora en adelante – Nos vemos en el lobby para desayunar.
- Ok, ahora vuelve a tu cuarto, tenemos que estar listos en una hora– Me puse de pie y me dirigí hacia el baño-
- Nos vemos, Tommy.
- No te veo deprimido O'Brien, no tienes derecho a llamarme así a menos que estés triste.
- Pero si estoy muy deprimido, mira como sufro – Dijo haciendo unas muecas extrañas que me hicieron reír. Era adorable, como podría negarle algo a alguien como él.
- Ya vete a tu cuarto O'Brien vas a hacer que nos retrasemos –
- Adiós ¡TOMMY! - Cerré la puerta del baño con una gran sonrisa en mi boca. Era genial pasar tanto tiempo con Dylan, me hacía sentir cómodo y feliz; al menos hasta que mi mente volviera a la realidad.
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100 Razones para amarte (Dylmas)
FanfictionThomas Brodie Sangster ha estado enamorado de su amigo Dylan O'Brien desde hace casi 5 años, pero nunca le había confesado sus sentimientos por temor a que lo rechazara, hasta que un dia Dylan lo llama para decirle que su relacion esta en la cuerda...