Capítulo 4

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Entrar a mi habitación con Dylan a mis espaldas fue un calvario. El pobre chico no podía ni mantenerse en pie, me tarde más de 10 minutos en abrir mi puerta, pero al fin logre entrar y pude cerrar la puerta con mi pie. Estaba a punto de dejar a mi amigo sobre la cama cuando este tropezó he hizo que ambos cayéramos sobre esta, lance un gruñido al golpear mi frente con la de Dylan, me disponía a levantarme, cuando sentí que algo tocaba mi mejilla, parecía que el chico había recobrado la conciencia porque sus ojos estaban totalmente abiertos y me veían fijamente.

- Tu cabello está muy largo – Dijo, podía sentir su aliento contra mi nariz, el olor a alcohol hizo que me despabilara e intente levantarme otra vez, pero Dylan seguía sosteniéndome.

- Saétame Dyl, estas demasiado ebrio.

- Y es muy suave, tienes un largo y muy suave cabello – Balbuceo el castaño, como si no hubiera escuchado lo que dije, había empezado a jugar con uno de los mechones de mi cabello, provocando que un nudo se formara en mi estómago.

- Ya sé que esta largo – dije intentando moverme pero Dylan ahora tenía su mano sobre mi cuello, y se negaba a soltarme.

Yo sabía que si esto continuaba, no iba a terminar bien. Pero al tener tan cerca al chico que me hacía suspirar, mi cerebro dejo de funcionar.

- Me gusta así... es lindo – dijo Dylan enterrando los dedos en mi cabello, no podía dejar que esto continuara, tal vez él estaba imaginando que yo era otra persona y por eso no me dejaba ir –

- Dylan, soy yo Thomas, no sé en quien estás pensando pero ya suéltame de una vez.

- Ya sé que eres tu Tommy – Dijo acercándome cada vez más, fije mis ojos en sus labios entre abiertos, había jurado no intentar nada con él, pero al tenerlo tan cera era difícil cumplir mi promesa – Desde que llegaste a Los Ángeles...yo no sé porque... pero quería...

- ¿Qué? De que estas ha... - No pude continuar, Dylan había acortado la distancia que nos separaba, y ahora sus labios estaban sobre los míos. Sentí que un escalofrió recorría todo mi cuerpo, y no tarde en responder al beso, sus labios tenían un sabor dulce, que me hizo llegar al cielo en menos de un minuto, había esperando tanto tiempo por esto, y ahora que el momento había llegado, parecía que todo a mi alrededor se desvanecía, y lo único que importaba eran los suaves labios que sentía sobre mi boca. Dylan masajeaba mi cabello con su mano y cada vez iba profundizando más el beso. Tuvimos que separamos después de unos segundos por la falta de aire.

Pude contemplar al chico que tenía frente a mí, sus mejillas estaban rojas y su respiración se había acelerado, sus ojos color miel estaban totalmente abiertos y me observaban atentamente, posándose sobre mis ojos y luego bajando hasta mis labios, me sentía como si hubiera entrado al paraíso, pero recordé que no todo era color de rosa, tenía que parar antes de que esto fuera para más, no quería que Dylan me mirara así solo porque estaba ebrio. Quería que fuera así siempre.

- Tommy yo... - Me levante y no lo deje terminar de hablar, no quería escuchar lo que estaba a punto de decir, seguramente se había dado cuenta del enorme error que había cometido, y yo no creo que pueda ser capaz de escuchar eso.

Me encerré en el baño y enjuague mi rostro con agua helada, vi mi reflejo en el espejo, las mejillas sonrosadas y el cabello alborotado. Como es que había llegado hasta este punto, había soñado con ese momento tantas veces, pero nunca creí que podría hacerse realidad, y ahora que al fin había pasado me sentía confundido, no puedo negar que fue uno de los mejores besos de toda mi vida, pero ¿Por qué me había besado? Creyó que era alguien más o solo se dejó llevar por el alcohol, la curiosidad me carcomía, mas no sabía cómo darle una respuesta a las preguntas que me daban vueltas en la cabeza.

Volví a echarme agua en la cara y salí del baño, Dylan se había quedado dormido exactamente donde lo había dejado; me acerque a él y le quite los zapatos para acomodarlo, intente ser muy cuidadoso para no despertarlo pero era muy pesado, y mi complexión no me ayudaba a cargar con el peso de mi amigo, después de varias quejas inentendibles por parte de Dylan, logre acomodarlo sobre la cama y cubrirlo con un edredón.

- Eres todo un problema – susurre observándolo dormir, se veía como un angelito cuando dormía, tan pacifico con los labios cerrados, escondiendo esa sonrisa que estaba siempre presente en su rostro, esa sonrisa de la que me enamore hace ya tantos años , esa sonrisa que me hacía tocar el cielo o el infierno dependiendo de a quién iba dirigida.

Busque en mi maleta algo para dormir y me decidí por una camiseta y un pantalón de algodón. Cuando estaba a punto de recostarme en la cama para finalmente dormir, Dylan se volteo y quedo frente a mí sus ojos seguían cerrados pero puso su mano alrededor de mi cintura.

Al ver su rostro tan cerca, no pude evitar pasar mi mano por su mejilla y bajar hasta su barbilla, sintiendo como la piel era suave sobre sus pómulos y empezaba a ser más áspera en el inicio de su corta barba – No sabes lo difícil que es esto para mí – susurre quitando su brazo de mi cintura y levantándome de la cama –

Donde se supone que voy a dormir, podía intentar colocar algunas almohadas entre Dylan y yo, pero al día siguiente sería un poco difícil explicar el porqué de eso, me quede mirando el sofá que estaba frente a la cama, era grande y no se veía muy incómodo, tome una de las almohadas, y la coloque en el sofá.

Revise algunos de los cajones que se encontraban en el closet y pude encontrar un edredón, con el que me cubrí, y me dispuse a dormir, tome mi celular y coloque la alarma, no tenía esperanza de que funcionara por lo cansado que me sentía, pero al menos valía la pena ponerla, cerré los ojos y volví a pensar en el chico que se encontraba frente a mi durmiendo plácidamente en mi cama, me debes una O'Brien, pensé por todo lo que había pasado esa noche, ¿Que pasara cuando despierte? ¿Recordaría algo de lo que había pasado? ¿Se sentirá mal por lo que había hecho? Después de varios minutos en los que me quede pensando que pasaría mañana, al fin me quede dormido.

100 Razones para amarte (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora