Capítulo 1 "Tengo compañero de piso"

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 Salgo de la ducha envolviéndome en una toalla veige, envuelvo también mi pelo mojado en otra toalla más pequeña del mismo color. Salgo del baño y me encuentro con mi padre mirando pisos para alquilar en el ordenador. 

-¡Hola! -digo con una sonrisa y le dedico un beso en su mejilla. -Picas. -murmuro y mi padre ríe. 

-Te he encontrado varias opciones, hay una... -hace una pausa mientras mueve el ratón por la pantalla y pincha en un piso. -que es muy barata... -me muestra el precio que tendría que pagar al mes y abro los ojos como platos. 

-¡Me quedo esa! -exclamo dando un aplauso, como felicitando el trabajo de mi padre.

-Prefiero que mires otras antes. -dice mirándome fijamente a los ojos.

-Papá... -me mira serio y decido aceptar. -vale, pero si no me gustan me quedo esa, además la podría decorar a mi gusto. -digo mientras me imagino mi futuro piso.

Le doy otro beso en la mejilla y entro de nuevo en el baño. Me cubro el cuerpo con un vestido rosa pálido. Me quito la toalla que cubre mi pelo y lo dejo caer en cascada por mi espalda ligeramente descubierta, saco un peine de un cajón y empiezo a desenredarme el pelo pero la voz de mi madre me interrumpe.

-¿Me dejas hacerlo a mí? -pregunta con una sonrisa, asiento. Le tiendo el peine y empieza a desenredarme ella con cuidado mi pelo castaño. -Deberías cortartelo, lo tienes muy largo. -dejo escapar una risita de "Jamás me cortaría el pelo" y le dedico una mirada a mi largo pelo, me llega por la cintura. 

-Tal vez tengas razón, iré a una peluquería un día de estos. -digo con una sonrisa. Ella asiente y deja mi pelo sobre mi espalda, completamente desenredado y liso. -Secarlo ya lo hago yo. -comento y mi madre asiente.

-Te echaremos mucho de menos. -me dedica una mirada triste y yo me mordisqueo el labio.

-Y yo a vosotros. -fuerzo una sonrisa. 

-Quédate. -niego lentamente con la cabeza a su repentina idea. 

-Creía que teniamos esto más que hablado, mañana cumplo la mayoría de edad y quiero independizarme. -se le escapa una lágrima solitaria que rueda por su mejilla izquierda. Fuerza una sonrisa y me envuelve en sus brazos. -Podéis venir a verme. -le digo y ella asiente separándose de mí.

-Voy con tu padre. -dice forzando una sonrisa y sale del baño dejándome sola. Cojo el secador y empiezo a secarme el pelo, dejándolo liso. Me miro al espejo, mi cuerpo está envuelto en un vestido de mi madre de color rosa pálido, me llega por encima de las rodillas. Lo complemento con unos tacones del mismo tono y me paso un poco de brillo por los labios. Delineo mis ojos y le sonrío al espejo. Guardo las cosas dejando el baño recogido y bajo las escaleras dando pequeños saltitos, cuando llego abajo me encuentro a mi hermano pequeño, le revuelvo el pelo.

-¡Para! -exclama en una queja y yo río, me agacho a su altura y le deposito un sonoro beso en su mejilla dejándole una leve marca de mi brillo de labios. Me pongo en pie y encaro a mis padres. Sé perfectamente que van a intentar que me quede y por nada del mundo me quedaría.

-Espero que te vaya bien. -dice mi padre y mi cara expresa un poco de desconcierto que nadie parece notar. 

-Sí, adiós. -me despido con el ceño ligeramente fruncido y cierro la puerta tras de mí.

<<Empieza la búsqueda>> declaro en mis pensamientos y de mi bolso saco un folio blanco, menos por los garabatos ilegibles de mi padre. La primera opción es un piso bastante cerca de aquí y por tanto bastante caro. Empiezo a hacer sonar mis tacones por la solitaria acera, de camino al piso. Cuando llego pulso el timbre y espero unos segundos hasta que una señora de unos 50 años me abre la puerta con una sonrisa.

Mi compañero de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora