Capítulo 5 "Fiesta, alcohol y drogas"

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Capítulo 5 “Fiesta, alcohol y drogas”

 

El ruido ensordecedor característico de mi despertador empieza a sonar como un loco. Abro los ojos y miro que el reloj marca las 10:00 de la mañana. Estiro los brazos y bostezo. Un terrible dolor de cabeza me obliga a llevar la mano a mi sien y masajearla intentando despejarme. Ayer había bebido demasiado.

«Espera, ¿Yo había bebido? –me pregunto a mí misma en mi cabeza– Mierda, mierda, mierda»

Miro a mi alrededor y me encuentro en la habitación de mi compañero de piso, aunque también es mía, todavía no está del todo claro.

Estiro los brazos de nuevo y los dejo caer sobre la cama, uno de ellos aterriza en algo cálido que rápidamente mí mente lo clasifica como: piel. Miro con temor hacia mi izquierda y me encuentro con una espalda ancha, ésta tiene un tatuaje en el hombro que me suena haberlo visto antes. Pego un grito al levantar la fina sábana que nos cubre y ver que estamos completamente desnudos.

–Hollywood. –dice con voz ronca el hombre que tengo a mi lado. –Cállate, me duele la cabeza. –vuelve a decir y reconozco su voz y también porque él es el único que me llama Hollywood.

–¿K-kylan? –tartamudeo.

UN DÍA ANTES…

 

Me encuentro con Kylan llamando por el móvil, por mi cabeza pasa el hecho de dejarle un poco de intimidad por si es la puta pelirroja que vino ayer a traer una pizza y un papel con su número de teléfono, pero algo en mi interior me grita que me quede a escuchar. Así que, eso es lo que hago.

Me dejo caer en el sofá. Kylan me dedica una sonrisa que dice “no sabes dónde te has metido” y empiezo a prestar atención a su conversación.

–Nena, hoy organizaré una fiesta aquí, en casa, ¿Te apetece venir? –pregunta mientras me dedica un par de miradas de soslayo. Yo hago como si estuviese atenta a lo que haya puesto en la televisión.

–¡Genial! –exclama y yo miro por un segundo directamente a su rostro y nuestras miradas se encuentran. Rápidamente desvío la mirada y vuelvo a mirar fijamente a la televisión.

–Claro nena, te haré mía. –mi mandíbula se desencaja y veo como termina la llamada.

–¿Quién era? –pregunto con un tono de voz indiferente.

–La pelirroja. –se encoge de hombros con una sonrisa de oreja a oreja en su rostro.

–Veo que te engatusó. Qué fueron ¿Sus tetas o su forma de comerte con la mirada? Bueno, con ella tienes un polvo garantizado. –digo y cuando termino de hablar me doy cuenta de que he usado el sarcasmo, algo que solo hacía cuando estaba celosa.

Una carcajada profunda me saca de mis pensamientos.

–¿Qué te hace tanta gracia? –pregunto mientras le dedico de nuevo falso interés a la televisión.

–Oh, Hollywood, de muchas cosas. –dice con voz ronca. Enarco una ceja pero en ningún momento desvío mi mirada de la televisión.

–Dime alguna.

–Primero, no era la pelirroja, ni ninguna otra tía, era mi mejor amigo y antes de que vinieras le pedí que llamase a gente para que viniesen a nuestra fiesta hoy por la noche. –le miro enarcando ambas cejas.

–¿Acabas de decir “nuestra”? –hago comillas en el aire con los dedos índice y corazón en la palabra nuestra y él se limita a asentir.

–Déjame terminar. –me pide y yo le dejo seguir hablando. –Segundo, de lo celosa que te has puesto. –me mira con una sonrisa triunfal en el rostro, estoy a punto de protestar cuando añade una tercera cosa. –Y tercero, la televisión, Holly… –dice mirándome con una sonrisa. –Está apagada. –el calor inunda mis mejillas y me levanto como un resorte del sofá.

Mi compañero de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora