Mi compañero de piso.

Capítulo 19 "Pequeños detalles"

Capítulo 19 "Pequeños detalles"

Kylan me mira sonriendo, en este mismo instante me percato de que se le forman unas arrugas de expresión cuando se ríe, y considero cada una de esas marcas en su cara tan perfectas como él. Observo sus ojos azul oscuro, me miran con un brillo intenso para luego posar su mirada en Claudia que mueve sus labios formando palabras, e incluso frases, pero no la escucho. Sigo ensimismada en las facciones que definen a Kylan, su cabello ligeramente despeinado, es como si cuando se levanta y lo tiene completamente echo un caos, lo deja tal cual, y en él es un acto... sexy. Sus labios ligeramente rosados, tiene una manía, de vez en cuando se lame los labios, cosa que a mí sinceramente, me descoloca. 

–Hollywood. –veo los labios de Kylan darle forma a mi nombre con delicadeza y dulzura, acto que me derrite, pero cuando vuelve a decir mi nombre pestañeo y fijo mi mirada en sus ojos.

–¿Qué pasa? –pregunto con incredulidad, me había perdido completamente en mi mente.

–Parecía que soñabas despierta. –soñaba despierta contigo.

–Ah, lo siento. –me disculpo y vuelvo a la comida.

–Voy a atender a esa pareja de ahí. –dice Kylan cuando escucha el típico "din" que suena cuando alguien abre la puerta. Claudia me mira con una sonrisa.

–Soñando despierta con él, ¿Eh? –mis mejillas se tornan de color rojizo.

–Me descoloca, hoy discutimos y me dijo que solo nos ataba el tema del bebé y ahora es tan... Tierno. Es como tratar con dos personas diferentes con un exterior semejante, nunca sabes con cual de ellos estás hablando. –suspiro con pesadez y empiezo a jugar con la servilleta que hay encima de la mesa, doblándola.

–Tiene sus cosillas –dice Claudia–, supongo que todo lo que le pasó le ha cambiado. –añade encogiéndose de hombros, como si de alguna forma le restase importancia a lo que acababa de decir.

–Los errores. –Claudia frunce el ceño.

–¿Qué pasa con los errores? –pregunta.

–Son los errores los que nos hacen ser quienes somos hoy en día. –me muerdo el labio–, hay errores que enderezan tu camino. Algunos errores son necesarios, son males necesarios. –miro a Kylan que está de espaldas a mí atendiendo a dos personas, un chico y una chica, pero no logro distinguir sus caras a pesar de que algo en ellos me sonaba.

–Hablas de esos males necesarios como si tuvieses en tu vida un mal necesario. 

–Supongo que él es mi mal necesario. –digo en un suspiro mientras mis ojos encuentran los de Kylan, que me sonríe.

–¿Te hace mal? –no quiero asentir, pero acabo moviendo mi cabeza afirmativamente, a mi pesar.

–Ya sabes, su lado... oscuro. –me encojo de hombros.

–Hablas de él como si fuese el que más daño te hace. –puedo deducir el enfado en su tono de voz y en las palabras que emplea.

–Claudia, él es mi tormenta, pero cuando la tormenta se disipa, mi calma... –miro de nuevo a Kylan–, el es mi tormenta y mi calma. –dejo escapar un suspiro, Kylan va hacia la chica pelirroja que hace la comida, a darle la hoja donde acaba de apuntar lo que quieren.

–Te me has vuelto filosófica. –la seriedad de mi rostro desaparece por completo cuando nace del interior de mi garganta una sonora carcajada, en ese momento la chica y el chico se dan la vuelta y vienen hacia mí.

No puede ser.

Simplemente no pueden estar aquí.

–Holly, te hemos estado buscando por todas partes. –dice con urgencia y me abraza.