Capítulo 38 "Sorpresas amargas, y otras... no tanto"

118K 4.6K 359
                                    

Capítulo 38 "Sorpresas amargas, y otras... no tanto"

Mi padre obligó a Kylan a dejarme.

Todo fue por su culpa.

No por Kylan.

Si no por él.

Miro a Claudia, y luego paso mi mirada a Alec, quien está tan confuso como yo.

—Holly... —No la escucho, sus palabras atraviesan mi piel y sólo percibo un zumbido.

Nunca te cayó bien, papá, afirmo en el silencio de mi mente.

Me levanto del sofá, sin pensar del todo en lo que hago, y salgo corriendo del hotel. El aire frío típico de invierno cala mis huesos, y a pesar de estar sin ningún tipo de abrigo y llevar puesto un pijama, corro por las calles vacías de Roma. 

Estoy loca, pienso, no le voy a encontrar. Roma es demasiado grande.

La nieve dificulta mi visión, y sólo capto algunas sombras. Y mi corazón siempre se para por algunos segundos cuando pienso que alguna de aquellas sombras puede ser Kylan, pero nunca lo es.

Todo este tiempo, todo este dolor, tan innecesario. Viví en una mentira creada por mi padre ¿Pero por qué? No lograba entender la razón que empujó a mi padre a convencer a Kylan para que me dejase. Siempre creí que mis padres hacían lo mejor para mí, debido a mi enfermedad, pero todo este tiempo, han querido alargar mi vida, de manera artificial, sin dejarme vivir de verdad. Y cuando conseguí vivir de verdad... cuando conseguí ver mi mundo, con un tono rosa y no todo limitado a la escala de grises, me arrebataron todo. Pero ¿Por qué?

—Holly. —dice una voz ronca. Me giro, con el corazón en un puño, pensando que es Kylan, pero no lo es.

Él no tenía puesta una sudadera con capucha.

—No puede ser... —susurro, pero no llego a pronunciar esas palabras.

—Siento haberte echo esperar. —susurra, su voz encaja a la perfección con el aspecto sombrío y fantasmagórico del lugar.

—¿Cómo me has...

—No fue difícil. —responde, caminando hacia mí, y yo, a la vez que él, doy pasos hacia atrás.

—¿Qué quieres de mí? —pregunto.

—Me dijo que no me iba a dar más, porque quería cambiar. —Brad. Está hablando de Brad.

—¿Más qué? —pregunto, y noto como mi espalda choca contra una pared, y al mirar a mí alrededor, me doy cuenta de que estamos en un callejón.

—Droga. —responde, echándose hacia atrás la capucha negra. Dejándome ver su rostro.

Y en ese momento lo reconocí.

Luke.

—¿Luke? —pregunto, completamente anonadada.

—Cierra la boca —escupe—, que entran moscas.

—¿Por qué? —pregunto, negando con la cabeza. Él no.

Claudia, su nombre viene a mi mente.

No puede ser verdad, pienso.

Antes de que responda, me pellizco el brazo, y compruebo, con un sabor amargo, que todo es real.

—¿A caso no lo ves? —pregunta, acercándose lentamente hacia mí—, no salí con Claudia porque me gustase —dice riéndose, y su risa me produce arcadas—, si no para que nadie sospechase de mí. Para enterarme de todo.

Mi compañero de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora