Capítulo 28 "No respires mi mismo aire"

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Abro los ojos de golpe cuando noto algo frío impactar contra mi cuerpo, y cuando veo mi pequeño camisón de seda pegado a mi cuerpo por causa del agua, reprimo un grito.

Elevo la mirada con el ceño fruncido, pensando como habría llegado ese agua a mi cuerpo, cuando, de repente, me encuentro con el cuerpo de un chico, que viste una camiseta negra y una chaqueta de cuero negro sobre esta, y unos vaqueros negros le cuelgan de las caderas. Elevo la mirada a su cara y observo su pelo rubio revuelto, sus ojos marrones y una sonrisa arrogante en su rostro.

-¿Pero quien coño te crees que eres? -pregunto levantándome de golpe de la cama y lanzándole con fuerza la almohada, que da directamente en mi objetivo: Su arrogante cara.

-Me suelen llamar Alec Brown. -dice esbozando una sonrisa y devolviéndome la almohada.

-¿Qué haces aquí? -pregunto pestañeando varias veces para quitarme el agua de las pestañas.

-¿No gritas? ¿Ni me enseñas tus tetas para que las firme? -enarco una ceja y me cruzo de brazos, cargando todo mi peso sobre mi cadera izquierda.

-¿Perdona?

-Oh, no sabes quien soy. -dice asintiendo con la cabeza y acercándose a mí.

-Ah, ya sé quien eres. Eres ese famoso que comparte piso conmigo. -él sigue acercándose a mí, mirándome como si me acechase, y me agarra con fuerza de los brazos. Observo mi brazo derecho y noto como sus dedos casi se cierran alrededor de mi brazo.

Debería ir al gimnasio.

-No, yo no comparto. Con nadie. Ni contigo, por muy buena que estés. -intento elevar mi mano para dedicarle una bofetada, pero hace presión y me eleva en el aire. Lanzo un pequeño grito y mis ojos captan la puerta de entrada. Me deja en el suelo e intento escapar, pero el famoso con uno de sus brazos me agarra por la cintura y abre la puerta del todo.

-¿Qué haces? -grito mientras intenta empujarme hacia fuera.

-Adiós. -por mi mente, como un flash, me llega la imagen de Kylan, diciéndome esa misma palabra, y aflojo la fuerza que estaban haciendo mis piernas, consiguiendo que Alec cierre la puerta, conmigo fuera.

Escucho unas carcajadas sonoras y mis mejillas se tiñen de rojo, mientras a quien le estoy dando la espalda, se ríe de mi. Y cuando noto que mis mejillas vuelven a estar pálidas como de costumbre me doy la vuelta.

-¿De qué te ries tú? -gruño y mi mirada se fija en los ojos marrones de William.

-No lo sé sinceramente. Igual es porque te ha echado sin esfuerzo alguno, o por el echo de que estés empapada. -dice aguantándose la risa-. ¿Te has dado una ducha con él o como? -pregunta.

-No te importa. -digo cruzándome de brazos.

-No hagas eso. -dice con el semblante serio.

-¿Por qué no? -elevo una de mis cejas.

-Porque... ya se te marca todo suficiente. -grita y empieza a correr por el largo pasillo. Mi boca se abre en forma de 'o' y dejo caer mis brazos a ambos lados de mi cuerpo y corro tras él.

-Serás imbecil. Como te pille te clavo las uñas. -grito.

-¿En la espalda, gatita? -grita, dejando de correr. Mis pasos se aceleran, pero cuando estoy a punto de pillarle se hace un lado y acabo tirada de rodillas en el suelo.

Pongo una mueca de dolor y noto como William me tiende una mano.

-¿Estás bien? -asiento y cojo su mano, él tira de mí y cuando me pone de pie me mira de arriba abajo-. Hay que hacer más ejercicio, eh gatita. -dice riéndose.

Mi compañero de piso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora