Capítulo 34

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Publicada: 23/ 03/ 2018
Editada: 20/ 09/ 2020

El reloj de pared marcaba las siete treinta y los rayos del sol te mostraban que efectivamente el día iniciaba, frente a la puerta de los Diaz Star suspiraba tragando grueso ante la idea de entrar, estaba nerviosa y apenas... Pero aún así tomo la perilla de aquella puerta y abrió manteniendo la mirada en el suelo, hasta que pudo notar unas pantuflas en el último escalón de la escalera; ella subió la mirada notando a Marco quien sorprendido y con ojeras bajo los ojos se mantenía mirándola, la noche anterior no había Sido grata para aquel chico que se encontraba preocupado por su amiga, Morfeo no se digno a visitarlo esa noche para darle un poco de descanso a su mente, desde temprano había estado despierto sentando en las escaleras en su espera. El chico se puso de pie dispuesto a hablar con ella, pero Star se adelantó y corrió para aferrarse al cuerpo de su amigo... Estaba sorprendido, pero aún así se abrazo a ella. Hubo un tiempo en que esa chica se sintió enamorada de aquel castaño, pero de eso hacia años, en ese momento el amor que sentian era más como el de unos hermanos, se querían bastante como para no querer separarse en ese momento. Marco se aferró más al abrazo.

—Realmente lo siento Star, no estaba en mis planes enamorarme de Tom... Simplemente paso, yo no quería hacerte daño, nunca quise lastimarte.

Aquella chica lo separó por los hombros y con una sonrisa en cara lo miró un tanto divertido.

—Ayer estuve hablando con Janna, la verdad Marco, no pienso retractarme del hecho de volver con mis padres, creo que los extraño un poco y talvez ellos piensen lo mismo... Y sobre Tom...

Ella lo miró directo haciéndolo ponerse nervioso, estaba preocupado por esa respuesta y sabía que había traicionado a su amiga... Su mirada bajaba decepcionado de si mismo, pero Star lo sujeto con firmeza por las mejillas.

— ¿Me estás diciendo que dejaras al chico que amas por lo que yo te diga?

—... Yo...

—Bien entonces —se cruza de brazos segura —realmente quiero que lo dejes, porque él realmente me gusta mucho.

Sin más se dió media vuelta para cerrar la puerta que había dejado abierta y esperando la respuesta de aquel chico, Marco mantenía la mirada baja mientras apretaba su brazo y mordía levemente su labio tembloroso.

—No puedo —una opresión en el pecho le llenaba —lo siento, realmente no lo puedo dejar, no quiero verlo con nadie que no sea yo... —levanta la mirada —se que eso suena ego...

—Bien —sonrie sin más — ¡Entonces todo listo! —palmea su hombro —subiré a tomar una ducha —se gira entre un canto — ¡Creo que necesitas dormir Diaaaz!

Sin más subió rápidamente a su habitación y entre saltos salió hacia el cuarto de baño, su sonrisa era radiante y eso era porque la noche anterior se había dado cuenta de algo, a ese chico pelirosa, ella solo deseaba caerle bien, quería ser de su agrado hablando entre amigos, nunca lo quiso de verdad, pero ahora eso no importaba, realmente le gustaba ver a su querido amigo ser feliz al lado de aquel pelirosa. Star apenas abría el agua de la llave cuando un pelirosa salía aún adormilado y despeinado de la habitación del castaño, rascando su vientre poso la mirada sobre el castaño en las escaleras, el chico parecía muy sorprendido sin moverse.

—Oye bebé, ¿Subes?

Marco dió un pequeño brinco ante tal llamado mientras sus mejillas comenzaban a arder, luego de un bostezo aquel pelirosa entrecerro los ojos analizando las palabras dichas y entonces se percató de aquello, su cara se puso de un color rojo vivo, jamás lo había llamado de ese modo antes ni siquiera comprendía la razón de que esa palabra saliera de su boca. Cuando el castaño regreso la mirada a la parte de arriba, notó a aquel chico sonrojado que cubría su boca entre su confusión, y no pudo evitar reir un poco entre su subir apresurado, tomó al pelirosa del brazo guiandoló hacia su habitación. Al entrar Marco cerro la puerta y jalo al pelirosa hacia la cama, el castaño cayó primero y el pelirosa le siguió cayendo sobre él sorprendido por el comportamiento de su pareja quien sonreía ampliamente, la situación no le digusto nada y sonríendo por igual se acercó al cuello del castaño depositando algunos besos.

Cada quien con su demonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora