(44) Pesadillas

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El sol brillaba intensamente en Incheon. Mis lentes oscuros apenas eran de ayuda.

Tao llevaba el mismo par de lentes oscuros que no me permitían ver sus ojos pero si la sonrisa que me dió al notar que lo veía. Aparté la mirada avergonzada.

Sinceramente no imaginaba a Tao como un hombre sencillo que caminara bajo el calor del sol y la frescura del viento,disfrutando de ello, pero allí estaba, sonriéndole a la nada.

El Bird Park brillaba como un diamante, debido a que los rayos solares de reflejaban en los cristales que revestían el edificio. Al entrar, se sintió como si nos hubiésemos transportado a una inmensa selva contenida. Miles de aves coloridas revoloteaban por todos lados,mientras que otros se posaban en los hombros o cabezas de las personas.

No pasó mucho para que cuatro aves amarillas, con algunas plumas salpicadas de verde y rojo, se acercaran hasta el balcón desde que mirábamos todo el lugar. Una pequeña y curiosa se posó sobre la cabeza de Tao, probando algunos de sus mechones dorados con su pico mientras que el resto de las aves, observaban curiosos. Casi di un salto al sentir un leve peso en mi cabeza, un lindo canario me miraba curioso a los ojos al tiempo que colgaba de mi cabello.

De nuevo sentía la mirada de Tao a través de sus lentes oscuros.

Luego de pasear por horas y comer en un restaurante cercano, mire la hora en mi reloj y quede sin habla al ver que eran más de las 4 de la tarde.

El tiempo se había ido volando.

Al ver un puesto de recuerdos cerca del restaurante, me acerqué a comprar algunas camisetas para los chicos y un brazalete para Meari, al pagar todo, Tao tomó mi mano.

-¿qué ocurre?

-Quiero mostrarte algo- sin decir nada más, tomó la bolsa que llevaba y me condujo por un camino rodeado de monte hasta devisar entre las plantas crecidas, unos escalones de piedras que nos llevaron hasta lo alto de una montaña bajo la sombra de antiguo mirador que permitía contemplar el enorme parque nacional en toda su extensión y sus alrededores

-¿ Cómo supiste de este lugar?- pregunté luego de un rato de silencio en el que superé la impresión de aquella increíble vista

-Había venido antes. Es un lugar al que solía venir, en ocasiones para discutir, consolar o reír. Ahora que lo pienso...este lugar hace que pienses con claridad- cerré los ojos y respiré hondo cuando el viento golpeó mi rostro

-No debiste traerme aquí,tienes recuerdos valiosos. Hay que respetar eso

-Eran recuerdos deprimentes. Finalmente tengo un buen recuerdo al que puedo recurrir después de tanto tiempo- abrí los ojos y lo miré. Una suave sonrisa había ocupado sus labios mientras miraba al horizonte.

"Me alegra escuchar eso"



Estaba anocheciendo y aún andábamos por la carretera. Cuando detuvo el auto tardé en reconocer el campo al que habíamos ido el día anterior. En silencio, aunque un poco nerviosa, lo seguí hasta el pie del árbol, relativamente más cercano. Él se dejó caer sobre el pasto lentamente. Tomé asiento a su lado.

El viento se escuchó en todo el campo, comprobando que solo estábamos nosotros en aquel lugar.

-¿Qué hacemos aquí?

-Esperar

-¿Qué cosa?- volteó a mirarme, acercándose tanto que rápidamente me incliné hacia atrás.

-Espera- lentamente retrocedió y volvió a su posición inicial como yo. Poco a poco las estrellas fueron apareciendo en el cielo como pequeños destellos, desapareciendo esa ligera sensación de soledad- Ya que mañana regresaremos...- habló de pronto- quiero darte algo a lo que también puedas recurrir cuando quieras- giré a verlo a la espera, pero Tao solo observaba la pantalla de su teléfono.

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora