(34)Esperanza...arrancada de raíz

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Luego de grabar la última escena, algunas lágrimas brotaron,muchas felicitaciones se intercambiaron y la mayoría del equipo de la película se dirigió a un club nocturno para celebrar.Sin embargo, a pesar de la insistencia de los chicos, no encontré el ánimo para unirme al grupo e ir a beber. Solo quería ir a casa y descansar.

Permanecí en los vestidores del salón de entrenamientos hasta que se apagaron todas las luces y todos se fueron. Solo entonces salí, dejándome deslizar por la pared del fondo del salón, hasta el suelo. Abracé mis rodillas y miré con dificultad la luna llena a través del cristal.

Mi mente viajó hasta el día en que el cuerpo de mi madre me había sido entregado. No tenía idea de como organizar un funeral, aunque solo estarían dos representantes de la aseguradora y yo. Esa fué la primera vez que me arrodillé y supliqué.

Mis lágrimas quemaron al acumularse en mis ojos. Era deprimente la idea de una chica de 16 años suplicándole a un par de extraños para darle la ceremonia y sepultura adecuada a su madre.

Esa noche esa chica le prometió a su madre que nunca volvería a arrodillarse ante nadie y hoy casi había roto esa promesa.

Un doloroso nudo se formó en mi garganta. Me sentía herida y molesta conmigo misma.

Me abracé con fuerza para acallar mi llanto. Era uno de esos momentos en los que el silencio mas profundo me recordaba la soledad que mi corazón albergaba.

Me sentía completamente sola y abandonada en este mundo...

















Mi cuerpo parecía derretirse al contacto con las suaves sabanas que me cubrían, así que me tomé un momento para salir de ese estado tan embriagante de relajación en el que estaba.

Todo se veía borroso a mi alrededor así que esperé un poco hasta que fuí capaz de mirar con claridad. Mi estómago pareció retorcerse en cuanto reconocí la habitación en la que estaba.

Aparté las sabanas y me senté en la orilla, encontrando mis botas al pie de la cama.Tratando de hacer el menor ruido posible me las coloqué.

Aún no amanecía así que los muebles tenían un aspecto frío, como abandonado.

Mis ojos se clavaron en algunos mechones rubios saliendo del reposabrazos de uno de los muebles. Sabía de quién se trataba, pero no quería verlo.Me sentía avergonzada al recordar que él había presenciado mi humillación y más aún porque él me había sacado de aquella situación. Era tan humillante que no podía pensar más en ello, solo quería olvidarlo lo antes posible.

Y a pesar de que todo esto rodaba en mi cabeza, mis pies se dirigieron hasta el sofá.

Aunque dormía no pude verlo por mucho tiempo a la cara. Transformé las manos en puños y miré a la nada.

Me regañé por dejar que él viera lo patética que era, por hacerme sentir un acto de caridad al ayudarme y por comerme su cena, porque si no lo hubiese hecho, nada de esto estaría ocurriendo. Clavé la mirada en él, molesta,y pasé a su lado, dispuesta a irme. No necesitaba su lástima ni la de nadie más.

Podría ser muchas cosas pero jamás un acto de caridad.

-Asistente...-mi rabia se disipó casi por completo al escuchar su voz pero volvió poco después, al oír como me había llamado, así que, sin ninguna expresión, giré sobre mis talones y lo encontré sentándose en el mueble.

Mirándome.

-¿Dormiste bien en la cama? Porque a mí me duele el cuello. Espero que no hayas dejado la almohada llena de lágrimas -mis manos volvieron a transformarse en puños crispados.

-Nadie le pidió que me trajera aquí -mascullé en el tono más calmado que pude.

-¿Al menos recuerdas dónde te quedaste dormida? -solo recordaba haber llorado en la sala de entrenamientos del set. Mi rabia subió como una bebida esfervecente. Hablaba como si dependiese totalmente de él.

-Debió dejarme en ese lugar. Incluso si había un incendio, debió dejarme allí -mi voz empezó a temblar al ir perdiendo el autocontrol. Él solo me observaba como si no pudiese entender mi molestia

- Qué desagradecida...¿Sabes lo que estuve a punto de hacerte?- retrocedí cuando Tao se levantó del sofá y con la mirada desorbitada por una repentina ira, fué acercandose- ¿Acaso tienes alguna idea de lo que pudo ocurrirte? Tú no puedes siquiera imaginarlo... - de reojo calculé la distancia entre la puerta de salida y yo pero Tao estaba casi sobre mí - Eres débil y patética, incluso si hubieses despertado no habrías tenido oportunidad alguna. Cada vez que te veo siento ganas de vomitar, actúas amable frente a todos, tan inocente. Me pregunto si esa es la verdadera tú. Solo mirate, la gente siempre está tomando ventaja de tí. Realmente eres lamentable... - me sentí aturdida por sus palabras pero solo me limité a verlo. Realmente estaba molesto.

Aparté mi mirada de la suya y miré a través de la ventanas panorámicas.

En algún momento ese hombre había agitado mi corazón y había dejado en él un poco de esperanza para pensar en un futuro, pero ahora ese sentimiento acababa de ser arrancado de raíz por el verdadero Tao.

- Supongo que dijo todo lo que quería- sus ojos se cerraron mientras respiraba profundamente, como conteniendose, dándome tiempo a parpadear rápidamente para disipar las lágrimas que picaban en mis ojos - ¿Lamentable? puede que tenga razón. Una persona lamentable como yo no tiene el tiempo libre ni el dinero del que usted puede disfrutar.

Una persona lamentable como yo, debe esforzarse cada día de su vida para no ser arrastrada por este mundo, para ser sólo una más del montón. Una persona... lamentable como yo, debe aprender a ser fuerte cuando otros quieran pisotearme y seguir adelante, porque no importa si lloro y digo que es difícil o si digo que quiero morir porque es injusto, de cualquier forma...al mundo no le importará.
Sólo para las personas ricas y poderosas como usted, es posible encontrar la felicidad, así que busque su felicidad y no se acerque a una persona tan despreciable como yo. Al menos frente a mí no intente hacerse el maduro.

Los ojos de Tao se hallaban completamente vacíos y desorbitados mientras me veía.

Me congelé al sentir como una lágrima solitaria recorría mi mejilla, delatandome.

Me apresuré a dirigirme a la salida lo más rápido que mis piernas me permitieron.

-Que tenga buen día...- musité antes de cerrar la puerta a mis espaldas.

-¡Maldición!- oí justo después ese grito, que fué amortigüado por las paredes pero que igual me hizo dar un respingo por el susto y caminar rápidamente hasta el ascensor al final del pasillo. Luego de presionar el botón del primer piso jadeé, como si hasta ese momento hubiese estado conteniendo la respiración, pero realmente lo hice cuando Tao apareció corriendo por el pasillo y gritando como demente.

-¡Tú! ¡Sal de ese ascensor ahora! ¡Detenlo!-asustada y confundida sólo pude ver como las compuertas del ascensor se cerraban justo frente a él. Un golpe seco en ellas me hizo retroceder antes de que el ascensor empezar a bajar.

Cerré mis ojos y respiré profundo, intentando calmar los latidos erráticos de mi corazón.

Luego de eso era posible que fuera despedida así que decidí volver a la academia por mis cosas.

La imagen de Tao corriendo hacia mí se repetía una y otra vez en mi cabeza mientras salía del Hotel. Miré el alto edificio del que salí y suspiré.

En un suspiro ocurrió todo.

Tres hombres aparecieron y me tomaron, metiéndome entre forcejeos a una camioneta negra.

En un suspiro el miedo se apoderó de cada fibra de mi cuerpo, dominandome.

Y solo un suspiro fué suficiente para que un pañuelo sobre mi nariz desvaneciera el mundo y me enviara al abismo más aterrador.

¿Esta vez...acabaría todo?

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora