(51) Déjamelo a mí

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Cuando empezó a amanecer, cociné una sopa para él y la dejé servida sobre la mesita frente al sofá que ocupaba. Sus ojos se abrieron justo en ese momento, observando el lugar con recelo. Aparté la mirada de él y me dirigí a la cocina por un vaso de jugo.

- ¿Qué hago aquí?- mi pecho dolió un poco al oírlo. No recordaba

- Come y vete- hablé en voz alta- Debo salir- contuve la respiración al verlo apoyarse en la nevera justo después de cerrar la puerta de ésta y clavarme la mirada.

"Contrólate"

-¿Qué ocurrió?

-Nada importante. Solo fuiste escandaloso, es todo. Debe dolerte la cabeza, tómate la sopa y vete.

-Ieri...- mirarlo a los ojos como si nada fué realmente difícil. Me miró ceñudo por un momento, en silencio- Olvídalo, ya me voy- lo seguí y le abrí la puerta. Dió un paso hacia fuera pero se detuvo y volvió a mirarme, con una expresión tensa. Me encogí de hombros

- ¿Ocurre algo?- de reojo noté como su mano se volvía un puño. Me miró un momento más y pasó de mí como una brisa fría que me dejaba. Caí al suelo luego de cerrar la puerta tras él.









- Sé que estás ahí, abre por favor...-toqué la puerta cansada- Tao... ¿Por qué estás evitándome? ¿En qué me equivoqué?- pateé la puerta con cada vez más fuerza, una y otra vez- ¡¿Qué rayos está ocurriendo?! ¡Abre la puerta y dime que me vaya! Idiota...- mi voz se quebró cuando mi pecho se oprimió con fuerza, dejándome sin aire- Lo siento...-apreté la blusa justo sobre mi pecho- Lo siento mucho- mis propios pasos me aturdían mientras intentaba mantener el equilibrio. El pasillo del 12vo piso se sentía frío y desolado.

Deseaba que todo fuese una pesadilla. Mientras me dirigía a la salida del hotel, deseaba que el apareciera detrás de mi y me detuviera. Lo estaba deseando con todas mis fuerzas.

El sol me mareó al enceguecerme fuera del hotel. Seis horas en un pasillo de luz tenue habían sensibilizado mis ojos. Crucé el rayado de la calle junto a un grupo de gente cuando sentí que mi rostro era salpicado por agua.

Un hombre se desplomó en el suelo y un charco de sangre comenzó a expandirse bajo su cabeza.

Me congelé mientras todos a mí alrededor gritaban y corrían horrorizados. Sentí como palidecía y mi cuerpo perdía las energías de golpe. Toqué mi rostro y luego miré mis dedos manchados de carmín.

No había sido agua.

Otro disparo hizo saltar mi corazón y reaccionar mi cuerpo. Corrí entre la multitud enloquecida en busca de un refugio pero mi alma salió de mi cuerpo al ver de soslayo un auto negro persiguiéndome, como una bestia de hierro furiosa.

Una ráfaga de disparos se desató a mis espaldas, explotando vidrios de tiendas y vehículos, arrancando vidas inocentes y dejando cuerpos inertes. Mis piernas quemaron cuando llegué al final de la calle y atravesé la carretera deliberadamente, obligando a los autos a frenar y chocar unos con otros.

De reojo noté como bajaban dos hombres con ametralladoras al tiempo que el auto negro retrocedía. Los disparos no cesaron. Sentía el corazón en mi garganta y el miedo apoderándose de cada fibra de mi cuerpo. Podía sentir el calor de las balas partiendo el aire a centímetros de mí. Las personas corrían aterrorizadas, apartándose de mi camino. El fiero auto de Hyun Joong se atravesó frente a mí al tiempo que la puerta del copiloto se abría con fuerza

-¡Sube!- salté al interior del auto y cerré la puerta un segundo antes de que las balas impactaran contra el vidrio blindado. Jadeé al verlos correr hacia el auto pero este ya había retrocedido bruscamente, ahora disparaban al parabrisas, creando rasguños y chispazos. En cuestión de segundos estábamos en la autopista, entre el trafico, rebasando los autos a toda velocidad. El sudor me cubrió el cuerpo mientras notaba como el aire se espesaba con miedo

-¿De dónde saliste?- balbuceé aferrandome a los costados de mi asiento.

- Estaba cerca- masculló cortante. De pronto el auto se sacudió bruscamente. Miré hacia atrás, encontrando el auto negro de antes casi sobre nosotros. Mas disparos arremetieron contra el vidrio trasero, haciendo sacudir el vehiculo- ¡Sostente!-me acomodé sobre mi asiento y abroché mi cinturón justo antes de que Hyun acelerara, zigzagueando violentamente entre el resto de los autos. Contuve la respiración cuando un par de motorizados se posicionaron a cada lado del mustang, descargando más balas en nuestra dirección. Me agaché instintivamente y me tapé los oídos. El corazón me latía errática ante la idea de que los vidrios cedieran en cualquier momento- ¡Maldición!- habíamos quedado acorralados y el autocontrol de Hyun iba perdiéndose a la misma velocidad a la que íbamos en plena autopista.

Respiré profundo en un intento desesperado por mantener la calma pero no pude evitar gritar cuando el auto se inclinó por completo hacia unos de los motorizados ,haciéndolo chocar con un taxi amarillo y volar por los aires- Uno menos...-siseó con los ojos más oscuros de lo normal. De pronto, el otro motorizado fué expulsado de su moto, revolcándose por el pavimento. Ahora un Ferrari blanco estaba a nuestro lado.

El teléfono de Hyun sonó junto al freno de mano y este lo puso en altavoz.

- ¿Están bien?- escuchar la voz de Jung Min me alivió. Hyun me miró de reojo

- Si. Acabemos con los malditos- me estremecí por el tono de su voz, tan frío.

Los edificios se multiplicaron en el centro de Seúl así como los autos que nos seguían. Ahora eran tres en lugar de uno. Sentí como un desagradable hormigueo me recorría.

- Esto no está pasando...- jadeé y Hyun aceleró, escabulléndose entre las calles angostas y atestadas de personas. Mi corazón latió rápido al ver a la gente que cruzaba la calle, corriendo y apartándose despavorida. Aún así, ellos estaban pisándonos los talones. En un parpadeo el Ferrari blanco giró sobre sí mismo manejando en reversa aún a nuestro lado. Jung Min bajó la ventana y disparó a los neumáticos del auto del medio, haciéndolo perder el control y estrellarse con un autobús estacionado al borde de la calle

- ¡Eso fué divertido!- gritó por el teléfono al tiempo que el auto volvía a girar sobre sí mismo, mirando al frente. Otro auto se pegó a la parte trasera del mustang, tratando de chocarnos, pero Hyun aceleró acercándose a la acera. Se acercaba a una camioneta plateada a toda velocidad.

- Cuidado...- pero no desaceleraba. Estaba sobrepasando los 190km/ph. e iba directamente hacia la camioneta- ¡Hyun Joong!- me sacudí hacia un costado cuando se desvió bruscamente a centímetros de la camioneta, el auto que nos seguía embistió la camioneta y explotó en el acto. Miré atónita por el retrovisor las llamaradas- No puede ser...- Hyun giró bruscamente hacia una calle ancha y solitaria. Miró por el retrovisor al auto que nos seguía y sonrió a medias.

- Déjamelo a mí- lo miré confundida hasta que Jung Min respondió por el teléfono.

- Como quieras- su voz sonó divertida, causándome escalofríos. Tal como Jung Min, bajó la ventana y aceleró una vez más antes de jalar el freno de mano y girar hacia el auto. No pude notar de donde sacó su pistola, solo pude verlo fulminar el vehículo que se acercaba a gran velocidad y disparar tres tiros certeros: dos a los neumáticos delanteros y uno al parabrisas, del lado del conductor.

Sentí que me desmayaría en cualquier momento.

Con gran destreza maniobró con el volante y enderezó el auto a tiempo para que el vehículo de los yakuza rodara por el pavimento como un tronco, haciéndose trizas.

Hubo un silencio que fué dejando caer la realidad sobre mis hombros. Me estremecí por los escalofríos que me recorrían. La voz de Jung Min se escuchó en el teléfono pero ya no pude entender lo que decía. Todo parecía un sueño que se diluía por momentos. Me mantuve en silencio hasta que el motor que hacía vibrar el mustang, se detuvo.

El viento me golpeó el rostro y su mano envolvió la mía en la oscuridad. Me dejé guiar por su mano en las tinieblas.

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora