(37)Cobarde

170 22 1
                                    

- Tu amiga me llamó. Quise llevartelas al hospital pero no te quedaste, y no creo que me dejaran llevarlas todas ¿Te gustan?- las palabras se atoraron en mi garganta y no pude dejar de mirar consternada su rostro -¿Qué? ¿Tengo algo en la cara?

- Son bonitas...- murmuré en voz baja, pero pareció escucharme.

-Ah... Te he conmovido ¿Cierto? - Su perfecta dentadura saltó a la vista al escaparse una sonrisa más amplia. Suspiré decidida a no alargar más este encuentro

-Vine porque...- su sonrisa se borró al instante y me miró atentamente- no seguiré trabajando aquí. Ya terminó mi contrato

-No -respondió cortante,con tanta brusquedad que me descolocó por completo- Aún no acaba.

-Para mí sí y con respecto a su cena puede hablar con el señor Hong.Aceptaré cualquier amonestación que...

- ¿Acaso eres estúpida?- Me interrumpió, dando un paso hacia mí sin ningún cuidado, aplastando un par de margaritas- ¿De verdad crees que te he pedido ser mi asistente todo este tiempo sólo por una cena? ¿Realmente no te has dado cuenta ó finges no saberlo?- una expresión helada ocupó su rostro, antes sonriente, haciéndome sentir peor.

- Lo siento por causarte problemas, por todo,pero ahora... ya no deberás preocuparte.No volverás a tener problemas por mi culpa.

-Es la primera vez que me hablas informalmente

- Será la última vez que nos veamos

-¿Esto es por los golpes? ¿No crees que estás exagerando toda esta situación?- negué lentamente con la cabeza

- No lo entiendes. Pudiste haber muerto en ese lugar por mi culpa y nadie lo sabría. Es por eso que me alejo. Olvida que nos conocimos y si alguna vez llegamos a encontrarnos finge que no me conoces. Trátame como un extraño porque yo haré lo mismo...

Hasta ese momento las margaritas me recordaban a mi madre y su linda sonrisa, pero ahora con miles de ellas rodeando ese hombre de cabello brillante y rostro demacrado, con una mirada vacía y sombría...Era deprimente. Tanto que dolía.

Me giré sobre mis talones y me dirigí al ascensor para que regresara por mí antes de que mis piernas me dejaran caer al suelo miserablemente

-Cobarde- escupió a mis espaldas, deteniendome. Supongo que eso me definía, pero no podía permitirme ser una chica valiente y temeraria como en las películas. Si las personas morían, si eran apuñaladas,arrolladas, ahogadas o alcanzadas por una bala, sólo bastaría la palabra corte para que todos volvieran a levantarse del suelo sin mayor preocupación que la de quitar manchas rojas de su ropa y maquillaje de su rostro.

La vida real no era así. Era aterradora.

-Cargar con el peso de la muerte de personas inocentes es una tortura con la que lidio cada día de mi vida. La única razón por la que sigo respirando es por esas personas que se sacrificaron por mí. Preferiría morir antes de tener que cargar con una más así que estás en lo correcto. Olvida todo y sigue con tu vida...- apenas se abrieron las compuertas, entré al ascensor y pulse el botón con desesperación para que se cerraran cuanto antes.

Esos ojos oscuros mirándome con intensidad antes de desaparecer, se clavaron en los míos como si aún estuvieran frente a mí. Mis ojos y nariz empezaron a escocer cuando un molesto nudo subió a mi garganta y se instaló allí. Me convencí de que esa reacción se debía a que me había acostumbrado a verlo cada día, pero en el fondo sabía que no era la verdadera razón.

Respiré profundo y parpadeé un par de veces para aclarar mi vista antes de salir del ascensor con un diminuto intento de sonrisa.

Fingir estar bien estaba volviéndose más duro que nunca...









Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora