(4)Ericka

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Desperté con la silueta de un rostro que debido al azul brillante del cielo no podía distinguir ,el viento que me envolvió de repente y erizó mi piel me despertó por completo,haciéndome dar cuenta de que estaba empapada y que los labios de aquel rostro estaban sobre los míos brindándome calor y transportando aire hasta mis pulmones.
Sintiendo como el vómito empezaba a subir por mi garganta me apresuré a apartarme para expulsarlo,sin embargo sólo había sido agua. Cuando me volteé encontré al pelinegro más cerca de lo que había estado antes,mirándome a los ojos de una forma intimidante, peligrosa,con los mechones de cabello cayendo sobre sus pestañas,goteando. Su camiseta blanca se había pegado a su cuerpo como una segunda piel traslúcida, dejando ver su torso.

-¿Aún no he hecho nada contigo y ya intentas matarte?- habló con voz muy calmada pero aún así podía distinguir el peligro en aquel tono,por otro lado agradecí que pensara que había intentado morir y no escapar.

Sin responder, intenté poner distancia pero lo ví en sus ojos. Lo había previsto. A una velocidad sobrehumana atrapó mi mano,aún apoyada en el suelo y me obligó a levantarme, desesperada por esta pesadilla hecha realidad, jalé mi mano con fuerza pero era imposible librarse de su agarre, su mano, el doble de grande que la mía, sujetaba mi muñeca. Nuestros cuerpos dejaron charcos de agua por todo el camino hasta la segunda planta, entonces recordé mi celular,quise morir en el instante en que recordé que antes de quedarme dormida lo había guardado en el bolsillo de mí falda,seguramente estaría en el fondo de la piscina.

Las oportunidades de escapar estaban volviéndose casi nulas.

El agarre en mi muñeca desapareció cuando el chico se dirigió a la puerta al fondo del lugar y la abrió, sin darme tiempo a nada me empujó al interior, me volteé con rapidez encontrándome con la mirada ensombrecida del pelinegro, quien parecía querer asesinarme en cualquier momento.

-bañate, te traeré ropa seca- el modo en que lo dijo me hizo darme cuenta de que era una orden,no estaba bromeando y no tenía alternativa. Dicho esto se limitó a salir pero antes de cerrar la puerta con brusquedad ,por una fracción de segundo distinguí el pequeño aparato que sería mi salvación, mi celular estaba debajo del cojín gigante. Miré a todos lados tratando de pensar en algo para llegar al teléfono antes de que él volviera. Corrí hasta la ducha y abrí la llave dejando que el agua cayera a presión y se creara un leve bullicio, apreté una de las mangas de mí chaqueta que debido al aire y el agua que había absorbido se sentía pesado y frío, respiré rápidamente tratando de calmarme y me giré a la puerta. Estaba vacío. Con un gran nudo en la garganta y el corazón a mil corrí hasta el teléfono y entré de vuelta al baño, marqué rápidamente el número de emergencias, pero tal como la última vez, no había cobertura, mi cuerpo se sacudió de pura desesperación, entonces solo por intentar, marqué el número de Kris, deseando que esta vez contestara.
 
-Por favor...

Uno,dos, tres...

-¿Hola?

-¡Kris!-susurré con la voz quebrada

-¿Ieri? ¿Dónde rayos estás?- musitó con voz calmada,aquello me descolocó. Repentinamente el aire me faltaba y no entraba lo suficiente a mis pulmones

-Me han secuestrado...-respondí sin aliento- un tipo me ha secuestrado Kris, ¡me han vendido!

-Escuchame Ieri,no puedes volver, yo...

-¿Qué?-nuevamente el aire se iba de mis pulmones, como si estuviera recibiendo golpes descomunales en el estómago.

-Ya no estoy en casa...-el silencio se acentuó del otro lado,el golpeteo del agua contra el mármol me aturdía- lo siento- mi garganta se secó, ¿qué estaba pasando?

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora