(46) No voy a dejarte ir

75 11 0
                                    



Liberé mi brazo y retrocedí para alejarme pero nuevamente logró detenerme.

-Suélteme

-Ieri...

- ¿Cuál es tu excusa?

-Ieri... -lo fulminé con la mirada

- No te atrevas a decir mi nombre de nuevo. Podría golpearte aquí mismo- Sus ojos se clavaron en los míos, cortándome la respiración.

- Hazlo.

- Ni siquiera puedes darme una excusa...

- Golpéame- lo miré a los ojos, llena de impotencia y rabia contenida. Quería golpearlo con todas mis fuerzas pero no podía. Las lágrimas se agolparon en mis ojos, cargadas de ira.

- Yo confié en ti...te fuiste sin decir nada...pensé... pensé que Meari moriría y tú no respondiste una sola llamada- las lágrimas me traicionaron- ¡yo confié en ti!- intentó acercarse pero retrocedí bruscamente y aparté mis lagrimas mientras clavaba la mirada en el suelo. Mi voz se quebró- ahora no eres más que un extraño para mí. No vales la pena...- corrí desesperada hasta el departamento pero el dolor me superó y terminé en medio de la calle, llorando.















-¡Ieri!- Salí corriendo de la habitación al escuchar a Meari gritar.

-¡qué ocurre!- al llegar a la cocina la encontré mirando mi celular con una sonrisa- ¡me asustaste! ¡No grites de esa forma si no es importante!

-Lo es- me miró con picardía - Tao te escribió. Quiere verte- me regañé internamente por haber dejado mi teléfono al alcance de Meari. Para ella, Tao había ido a Japón por cuestión de negocios y por eso no se había contactado en casi tres semanas.

- ya veo...tal vez responda luego, debe estar cansado.

- de hecho, ya le respondiste, estarás en el Starbucks a tres cuadras de aquí a las 7:00pm.

- ¡In Meari!

- ¿Qué? ¡Ambas sabemos que quieres verlo y el a tí! ¿Qué hay de malo en eso?

- Tú no sabes nada...-murmuré pero me oyó.

- ¿Debería saber algo?-inquirió perspicaz. Suspiré y negué, volviendo de mala gana a la habitación y tirándome en la cama.

El viento soplaba tan fuerte y frío que parecía querer arrastrarme. Suspiré molesta por enésima vez.

Aún no entendía porqué le había hecho caso a Meari. Simplemente no quería verlo. Decidí deambular el tiempo suficiente para volver al departamento y fingir que me había visto con Tao.

Un sonido. Solo eso bastó para detenerme sobre la acera y esperar, aguzando el oído para escuchar por encima de mis latidos erráticos, que me alertaban del peligro. Al no detectar movimiento alguno, retomé mis pasos con cautela, esta vez escrutando mí alrededor por el rabillo del ojo. Cuando estuve a punto de relajarme, volví a escuchar: pasos rápidos y cortos detrás de mí, a una distancia prudencial. Con una descarga de adrenalina y el instinto de supervivencia sacudiendo cada fibra de mi cuerpo, llegué al final de calle y crucé rápidamente la esquina, ocultándome junto a un árbol, entre algunos matorrales que me sumían perfectamente en las sombras. Los pasos se volvieron más rápidos y sonaban cada vez mas cerca. Respiré profundo y estuve a punto de salir disparada de mi escondite dispuesta a atacar, pero me paralicé al ver a Meari frente a mí, mirando a todos lados, como perdida.

Aún si poder creerlo y con el susto siendo digerido, me acerqué a ella y tomé su hombro, haciéndola gritar.

- ¡¿Donde te habías metido?!

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora