(35)Ojo por Ojo

119 19 9
                                    

Desperté de golpe a sentir que me ahogaba. El agua me escurría por el rostro y algunos mechones de cabello.

Algo atontada y mareada miré con dificultad al hombre frente a mí,retirando de sus labios un cigarrillo y liberando el humo al aire. Cuando logré adaptar la vista y ver con claridad,noté una larga y horrible cicatriz recorriendo su sien hasta llegar a su mejilla izquierda.

- Lamento despertarte así pero a éste paso estaríamos esperando hasta la noche- recorrí la amplia habitación con la mirada. Sucia y grisácea. Ocupada por tres hombres detrás del de cicatriz y un cuarto al fondo,junto a la puerta.

Mirándome fijamente sin ninguna expresión.

-¡Finalmente!- gritó de pronto el hombre con una ancha sonrisa. Clavé la mirada en el suelo, esperando en silencio, concentrandome en disipar el miedo que comenzaba a acelerar mi pulso- Eres muy escurridiza ¿Lo sabes? Siempre hallas la forma de esquivarnos y debo reconocer que al principio era divertido. Era como cazar un lindo conejito pero ya comenzaba a cansarme así que... aquí estamos

- ¿Qué quieren?- una parte de mí se sorprendió ante la firmeza de mi voz.

Sus labios se curvaron hacia arriba. De una forma escalofriante.

-Matarte. Dado que nuestra Oyabun murió por tu culpa, al menos debiste haber muerto también hace 5 años, así que esto es una especie de ojo por ojo,venganza ó como quieras llamarlo.

Hyun.

Jung Min.

El aquario.

El Collar.

Erika.

La explosión.

El pánico se apoderó de cada fibra de mi cuerpo cuando los recuerdos de hacía cinco años empezaron a resurgir sin que pudiera refrenarlos- Aunque debo admitir que es una pena no poder conservar una chica tan linda...- me estremecí al oírlo pero no fuí capaz de elevar la mirada hasta que oí un crujido metálico.

El hombre al fondo estaba saliendo del depósito.

El de la cicatriz pasó sus dedos por su cabello lleno de gel y gimió complacido.

- Esto es perfecto- canturreó con una sonrisa gatuna - Cierren con seguro -uno de los hombres, mucho más alto y delgado, obedeció rápidamente y corrió al fondo para hundir el botón en la cerradura-Ahora...- su mano se posó mi cuello y sus dedos acariciaron el dorso, deslizándose de una forma que me hizo sentir asqueada. Removiendome desesperada intenté apartarme aunque estar atado a la silla sólo me permitía movimientos mínimos - Podré divertirme con este lindo conejito, tan inocente...- su mano fué dealizandose por mi hombro y más abajo,en dirección al interior de mi blusa.Aterrorizada, barrí sus piernas con una veloz patada que lo envió al suelo.

- El jefe puede volver en cualquier momento, nos matará si se entera de esto. Ya basta- masculló uno más bajo y de aspecto sombrío, debido al contraste entre su piel pálida y las ojeras entornando su mirada.

Los ojos del hombre en el suelo ardieron en furia mientras se levantaba. Sin mediar palabra su mano se estrelló contra mi mejilla con tanta fuerza que mi rostro giró por completo al lado opuesto.Rápidamente la mejilla comenzó a latir dolorosamente. Mis manos se volvieron puños mientras intentaba controlar el dolor que sentía- ¿Quién se lo dirá eh? ¿Tú?- esta vez no pude evitar gritar al sentir su puño chocar contra mi boca,como el choque entre dos piedras, y justo después otro golpe en mi estómago, arrancandome el aliento,como si se me fuera la vida. Me sentí más aturdida cuando unos fuertes golpes en la puerta resonaron en el lugar de forma ensordecedora.

Lentamente el aire volvía a entrar a mis pulmones mientras los golpes en la puerta eran más insistentes.

Los nudillos de ese hombre chocaron por última vez contra mi pómulo izquierdo volviendo a sacudir mi cabeza con violencia.

Un líquido empezó a escurrir lentamente de mi nariz.

- ¡Ábranla!- gritó una voz desde afuera,a lo que los hombres que estaban inexpresivos hasta ese momento, se removieron alertas- ¡Ábranla antes de que lo mate!- volvió a gritar la voz, seguido de un fuerte golpe seco en la puerta

-¿Quién rayos es?- masculló irritado el de la cicatriz dando un paso atrás. El resto, con cautela, comenzó a dirigirse a la puerta.

-¡Ábranla ya!- Otro golpe seco azotó la puerta- ¡Los mataré! ¡Ábranla!- aquella voz a pesar de ser amortiguada por las paredes, logró estremecerme. En el fondo me parecía familiar.

Sin dudar los hombres se acercaron a abrir pero un estruendoso golpe hizo ceder la puerta y entonces todo ocurrió demasiado rápido.

Unos cabellos rubios revolotearon por el aire, quitándome el aliento por la impresión.

Tao golpeaba salvajemente a todo aquel que tenía a su alcance, derribandolos,aún así estos se levantaban rápidamente,dandole batalla 4 a 1.

Me sacudí con violencia, repentinamente sin ninguna dolencia ó miedo,desesperada por liberarme para ayudarlo, pero los amarres eran muy firmes. Las lágrimas llenas de impotencia me traicionaron y rodaron por mis mejillas al ver como Tao comenzaba a recibir golpes aplastantes en vez de propinarlos.

-¡No!- Grité con tal fuerza que mi garganta se sintió rasposa pero nadie se detuvo. Aquella pelea se convirtió rápidamente en una masacre ante mis ojos a pesar de que Tao continuaba en pie - ¡Basta!-más lágrimas cayeron desconsoladamente-¡Me quieren a mí! -el aliento se fué de mis pulmones al ver como uno de los hombres sostenía una silla en lo alto detrás de Tao.

Como pude me levanté llevando a cuestas la silla a la que estaba atada y sin dudarlo, tan rápido como pude, me arrojé en medio de ellos, recibiendo el golpe justo después.

Pedazos de madera cayeron sobre mí e inmediatamente ese hombre comenzó a patear mi estómago con tanta fuerza que sentía como me destrozaba por dentro. Ahora se sentía como una pesadilla de la que no podía despertar. El dolor demoledor en mi torso y la forma en la que mi cabeza latía por los golpes no me permitía gritar o emitir algún sonido. Intenté contener el aire ya que incluso respirar era insoportable.

Las figuras alrededor cayendo y rodando se difuminaban rápidamente.

Justo frente a mí observé como Tao embestía a quién había intentado atacarlo por la espalda y se colocó sobre él.

El aire vibró de furia contenida.

Horrorizada ví como lo golpeaba sin compasión, una y otra vez, con una mirada desorbitada y espeluznante, llena de ira,que parecía consumirlo. Sacudiendo su rostro con sus puños crispados, tiñendolos de rojo de pronto. Pero no pude hacer nada al respecto. Mi mente se desconectó en un parpadeo lento y doloroso, hundiendome en una oscura desesperación.

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora