(56) Te diré un secreto

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Tao se liberó de mis brazos en un parpadeo y abrió fuego contra Hyun Joong mientras yo me ocultaba tras un mueble.

Cristales, plumones y trozos de madera caían en todas direcciones mientras yo solo lloraba impotente.

Las balas cesaron cuando Hyun lo tacleó y comenzó a golpearlo en el suelo con furia. Rodaban por el suelo propinándose golpes contundentes. Tao logró zafarse de Hyun y arrastrarse por el suelo hasta alcanzar su arma. Al ver Lo que pretendía mi cuerpo se abalanzó sobre el arma de Hyun, cerca de mí y le apunté muerta de miedo.

- ¡Esta noche tú morirás!- por un segundo todo se movió en cámara lenta.

Hyun en el suelo respirando con dificultad, Tao apuntándole justo al rostro con la mirada desorbitada y yo, frente a ambos, oyendo mis latidos martillar mi pecho.

Mi dedo se colocó sobre el gatillo y disparé.

El sonido paralizó todo y el silencio se cernió sobre el lugar.

Los ojos de Tao me enfocaron asombrados un momento antes de sonreírme con tristeza.

Su cuerpo se desplomó en el suelo justo después.

La pistola resbaló de mis manos cuando ví la mancha de sangre haciéndose cada vez más grande sobre su camisa blanca, en su torso. Me sentí aturdida y abrumada al verlo en el suelo con el rostro compungido de dolor. Las lágrimas cayeron mientras lo miraba atónita

- Qué hice...- corrí hacia él y me tiré en el suelo, a su lado. Sentí como el color se iba de mi rostro al ver que se hacía un charco de sangre junto a él- lo siento...- jadeé, casi sin voz.

- Haz dado en el blanco, asistente- bromeó, tratando de sonreír pero apretó los dientes justo después.

- No, no lo hice, ¡Tú vas estar bien! Llamaremos una ambulancia... ¡llama una ambulancia!- le grité a Hyun Joong pero él solo observaba ahora de pie, sin decir una palabra.

- Vete...- dijo con voz débil, dejándome sin aliento. Parpadeé rápidamente y traté de concentrarme

- ¿Puedes levantarte?- mis manos temblaban tratando de levantarlo- ¡Te llevaremos a un hospital! Todo estará bien, yo no quise...

- Tienes que irte, vendrán más y no podré protegerte esta vez

- ¿Estás loco? ¡No!

- ¡Vete ya!

- ¡Que demonios sucede contigo! ¡Solo debías detenerte! ¡Por qué tenías que hacerlo! ¡Por qué!

- Te lo dije... tenía que hacerlo...

- No hables...- le susurré entre sollozos mientras le acariciaba el cabello- lo siento... perdón...

- Tonta... yo lo siento. Quisiera que hubiésemos tenido más tiempo... si nos hubiésemos...conocido de manera diferente... podríamos haber sido realmente felices- rompí a llorar al sentir el tono de despedida en su voz

- Lo siento...- él tragó con fuerza, como si ese sola acción le doliera en demasía y me miró como nunca antes, con una calma abrumadora.

- Ven... te diré un secreto...-me acerqué a su rostro y el besó mis labios. Sus temblorosos labios y su aliento entrecortado se posaron en mi boca. Me esforcé por guardar esa imagen en mi memoria- te quiero...- me susurró con una sonrisa forzada y los ojos vidriosos- Vete

- No...- sus ojos se clavaron en Hyun detrás de mí y solo eso bastó para que él me tomara por la cintura y me alzara, colocándome sobre su hombro- ¡No! No! ¡Bájame! ¡Hay que llevarlo al hospital! ¡Hyun no! ¡Por favor! ¡Tao!- vi sus lagrimas caer mientras desde la espalda de Hyun, estiraba mis manos hacia él

- Te quiero...- pude leer en sus labios. Lloré y golpeé la espalda de Hyun con rabia.

Al salir, cerré los ojos con fuerza al ver los cuerpos de hombres desangrados, inertes por todo el camino hasta la salida de la mansión.

- ¡No puedo hacerle esto! ¡Bájame!- Hyun no habló ni una vez. Me llevó hasta su auto y aceleró, perdiéndose en la más trágica y horrible noche de todas. Entre lágrimas y parpadeos pasé del auto a una casa junto al mar. Continué llorando el resto de la noche hasta quedarme dormida.





Al día siguiente, todo apareció en las noticias.

Todo se había interpretado como un violento asalto en el cual muchas personas habían resultado heridas, entre ellas algunos miembros del staff y Hae won, informando así, que el estreno de la película había sido suspendido hasta nuevo aviso. Todo se sentía como una pesadilla de la que moría por despertar.

Apagué el televisor y permanecí inmóvil frente a este, fundiéndome en el silencio de la habitación. Las lágrimas se deslizaron por mis mejillas. No sabia si Tao había sobrevivido y el solo pensar en eso me quebraba.

La puerta se abrió y casi por inercia neutralicé la expresión en mi rostro. Estaba tan herida que no quería ver la cara del hombre en el umbral. Era insoportable.

- Sal a comer- escuchar su voz alteraba cada parte de mí y me hacía enervar. Respire profundo sin apartar la mirada de la TV apagada

- No tengo hambre- él entró por completo a la habitación y se colocó frente a mí pero aún así no lo miré

- No era pregunta- respire profundo de nuevo y me levanté, saliendo de la habitación. Mire la pequeña mesa con los platos de comida humeante pero aquella imagen me resulto horrible, ni siquiera era capaz de pensar en cosas como comer, con todo lo que había ocurrido apenas unas horas.

Desvié la mirada y de los platos y Salí de la pequeña casa. Estar en ese lugar era tan desesperante que me provocaba gritar hasta quedar sin voz.

El viento me golpeó en el rostro apenas salí y lo lejos se escuchaban las olas del mar, chocando contra los riscos. Sus pasos empezaron a retumbar en mis oídos, tan dolorosos, que giré sobre mis talones y pasé junto a él para alejarme pero tomó mi mano y se sintió como si una llama de fuego la hubiese envuelto. Me solté con brusquedad y lo miré a los ojos por un instante antes de volver a la casa a toda prisa. Sus pasos tardaron en escucharse y seguirme pero a punto de alcanzarme cerré la puerta justo en su rostro. Respiraba agitada con la mirada desorbitada y el corazón latiendo dolorosamente

- Abre- escuché del otro lado, con calma y eso me desesperó. Las lágrimas quemaron en mis ojos. Mis puños se estrellaron contra la puerta, golpeando con fuerza una y otra vez

- ¡Vete ya! ¡Desaparece!- las lágrimas se deslizaron por mi rostro y mis puños temblorosos, se habían enrojecido

- Ieri...

- Vete por favor... al menos... ¿Puedes dejarme ir en paz? Solo quiero morir, es todo...

- ¡Deja de decir estupideces y abre la puerta! - mis piernas fueron perdiendo fuerza, dejándome caer al suelo. Sin darme cuenta, terminé hecha un ovillo mientras divagaba

- Si muero ahora... todo acabará...

- ¡Ieri abre la maldita puerta!- sonreí amargamente y me dejé arrastrar por la niebla que envolvió mis ojos...

Please be nice with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora