La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]

2.

¡Todo listo!

Una muy animada y entusiasmada Camila había terminado de acomodar sus pertenencias en su nuevo hogar y justo a tiempo para la hora de desayunar. Estaba por adentrarse en la cocina cuando alguien toco a su puerta.

-¡Buenos días! soy el representante de la colonia y tu nuevo vecino, he venido a darte la bienvenida mija.-Dijo un hombre robusto y muy alegre.

-Muchas gracias, soy Camila Martínez. -Contesto amable la joven.

-Ignacio Cabrera para servirte. -Respondió el estrechando su mano.

-Como parte del protocolo del buen vecino vengo personalmente a decirte que cualquier duda o problema que tengas podrás contar con mi apoyo, si tienes problemas en casa, necesitas reparaciones o alguna otra cosa, yo lo resolveré sin problemas. Ah y ten, como parte de la bienvenida, mi esposa te manda esto.

El señor Ignacio entrego a Camila un pastel de manzana, realmente olía delicioso y el hambre de la chica lo hacia verse aun más apetitoso.

-Bueno mija, si necesitas algo no dudes en llamarnos, vivimos justamente frente a ti. Que tengas un buen día.

-Igualmente señor Cabrera y muchas gracias por el pastel.

Camila se despidió del amable señor y se dispuso a comer una rebanada del pastel. Tuvo razón al pensar que todo el mundo era tan amable por aquí. De pronto recordó al joven de ayer, fue tan cortez y ella no pudo regresarle el favor sin embargo tuvo una gran idea o más bien el señor Ignacio se la había dado.

🔹🕊️🔹

Ernesto de la Cruz y su gran amigo Héctor se encontraban trabajando en el campo. Además de ser cantantes de oficio estos dos tenía algo más a lo que dedicarse en caso de que su sueño de ser grandes músicos no se hiciera realidad.

-¡Al fin terminamos el bloque de hoy! Ya estaba harto de eso -Hablo un animado Ernesto, por fin podrían salir a comer algo.

-Asi es mi amigo pero recuerda que "Don Luis" dijo que adelantamos algo de trabajo del Lunes.

-Es cierto, pero bueno tengo muchísima hambre así que vamos a comer primero.

-Aquí te espero, debo terminar algo sumamente importante. -Menciono Héctor sacando una libreta y su guitarra.

-Tu siempre escribiendo canciones mi amigo. ¿Quieres que te traiga algo?

-Claro Ernesto, lo mismo que tú comas.

Entonces Ernesto dio medio vuelta rumbo al mercado y Héctor continuo tratando de escribir una nueva canción. Ahora se encontraba seco de ideas hasta que de su mochila saco una roja manzana, estaba por darle una mordida cuando recordó a la muchacha que se la había entregado ayer, aquella de cabello castaño y grandes ojos que lo impresionó, siempre ha vivido en Santa Cecilia y las mujeres de ahi son hermosas pero jamás se había topado con una belleza como la de ayer, era muy diferente a todas. Tal vez por sus rasgos pero de verdad en ese momento lo había cautivado. Rntonces la inspiración llegó a él y comenzó a plasmar algunas ideas que habían brotado de su mente.

🔹🕊️🔹

Ernesto de la cruz se encuentra caminando por el mercado, comprando su almuerzo y de paso el de su mejor amigo que no quiso acompañarlo, pero finalmente Héctor es el que escribe las canciones que ellos cantan a dueto así que era una buena razón para dejarlo continuar. Finalmente y con la comida en mano regresaría a su lugar de trabajo cuando una canción se hizo presente en su mente, comenzó a cantarla pero fue interrumpido por la misma canción proveniente de los labios de alguien más, específicamente una dama. Ernesto giró la cabeza para comprobar de quien se trataba encontrándose con una joven de vestido largo que paseaba con una canasta en mano. Al verla fue tal el impacto en el muchacho que no dudó en seguirla con la mirada. La joven entro en un local donde quiso tomar un paquete de hojas de plátano que se encontraba en una repisa alta, por más que se estiraba para alcanzarla no lo lograba, aunque no por eso dejaba de tararear su alegre canción, estaba a punto de darse por vencida y su canción por terminar cuando un muchacho alcanzó el paquete por ella y además de todo termino de tararear su canción, ella lo miró era un joven apuesto de piel canela, con una sonrisa en la cara y que la observaba realmente impresionado.