12.

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-Hola. Yo... ¿Puedo pasar? -Pregunto decaído el muchacho.

Camila no estaba segura de aceptarlo pero finalmente cedió al ver esa mirada triste. Él entró en la casa, suspiro, y cuando estaba a punto de hablar alguien gritó desde afuera.

-¡Camila abre por favor!

Al escuchar la voz de aquellos a los que no quería ver, se alteró. Quiso esconderse y eso es lo que haría.

-Si preguntan si estoy aquí diles que no he venido y no me has visto. Te lo ruego. -Héctor puso una mirada sincera, tanto asi que Camila pudo notar que de verdad quería que le hiciera ese favor.

-Escóndete en la cocina.

Héctor se refugió detrás de la pared pegada a la estufa.

-Al fin abres. ¿Héctor no ha venido aquí?

-No, es demasiado tarde para que este aquí. ¿Por qué vendría?

-Esque... Salió del bar sin nosotros y estaba muy borracho. Ahora no lo encontramos.

A Camila no le pareció que Héctor estuviera en ese estado. Había algo ciertamente confuso aquí.

-Ah, ya veo. Pero no, de hecho yo estaba a punto de dormír.

-De acuerdo, Nosotros nos vamos a seguir buscando. Buenas noches. -Dijo Ernesto obligando a Imelda a marcharse y a continuar su búsqueda en otro lugar. Esa noche no encontraron más a Héctor y solo 20 minutos después se retiraron a sus respectivas casas.

Al cerrar la puerta se dirigió a la cocina. Estaba por preguntarle a Héctor la situación cuando de la nada este se lanzó a sus brazos, ella quedó en estado de shock al ver la reacción. Estaba por hablar pero fue interrumpida por los sollozos y unas cuantas palabras del muchacho.

-Perdoname Camila. En primera por llegar así a tu casa y en segunda por abrazarte pero... De verdad... Lo necesito.

El joven se apego aún más a la dama, está seguía sin saber cómo reaccionar a lo que le decía. Al darse cuenta de que ella no le correspondería se soltó.

-¿Qué sucedió? -Preguntó. Ahora ambos se encuentran en la sala.

-Soy un idiota, eso es lo que sucedió.

-Hablo en serio.

-Yo igual. No puedo hacer nada bien. Ni siquiera pude conseguir una novia por mi cuenta.

-Yo sólo le pregunté si quería salir contigo. No hice que Imelda aceptará ser tu novia.

-No me refiero a eso. Ernesto e Imelda me vieron la cara. ¿Sabes por qué aceptó salir conmigo? ¡Por qué le pidió a Ernesto un acostón a cambio de eso! ¡Y el muy tarado acepto!

Camila observó como Héctor reaccionaba a su propia confesión. Las lágrimas brotaban por sus ojos y ella estaba en completo asombro.

-Yo que solo me dedicaba a adorarla. Me encantaba lo estricta qué era con la gente, casi inaccesible. Pero resulta que a Ernesto hasta le abrió las...

-A ver, a ver, creo que si estás algo tomado y si no te controlas puedes decir cosas de las que después te podrías arrepentir.

-Tienes razón. Necesito calmarme. -Se tomo la cabeza con ambas manos, no sabía que hacer ni pensar respecto al asunto.

-¿Y como te enteraste?

-Los escuché hablar cuando salía del bar. Estaban discutiendo en un callejón. Al final enfrente a Ernesto quien acabó por comprobarme que era cierto.

-Ay Dios.

-Y ahora no se qué hacer. Supongo que ya no tengo novia ni mejor amigo. Yo que confiaba en ellos con mi vida. Pero ya no más.

Camila se alejó a la cocina. Preparó y sirvió unos tarros con café. Durante el proceso escuchó el sonido de una guitarra siendo tocada, sabía perfectamente quien estaba detrás de la melancólica melodía. Se asomó solo un poco para mirar detenidamente la escena.

Es en definitiva una canción triste y se la sabía perfectamente. Después de la entrada musical y en el momento que Héctor iba a comenzar a cantar, Camila salió de la cocina interrumpiendo el canto del joven sustituyéndolo por el suyo. Él, por su parte, no dejo de tocar y permitió que ella siguiera con la pieza. Y así se acompañaron uno a otro, cantando la triste canción, dejando fluir todo su dolor. Al terminar de cantar se miraron, se comprendieron. Estaban pasando por la misma situación, cada uno a su manera pero ambos compartian heridas del corazón.

- Cometí un gran error al enamorarme. -Dijo él suspirando.

- Descuida... no eres el único. -Respondio Camila apenada al darse cuenta de lo que acababa de decir.

La observó, sentada a su lado, completamente sonrojada por su comentario. Pero sabía perfectamente a que se refería. Un amor no correspondido puede ser igual de doloroso que un corazón traicinado.

-Camila... Perdóname por no poder corresponderte.

-Hector, cállate. Jamás pidas perdón por estar enamorado de alguien.

-Debes estar pensando que merezco esto.

Sorprendida giró su cabeza para mirarlo directamente a los ojos e inmediatamente se levantó para reclamarle.

-¿De verdad crees que pienso eso? ¿Crees que me alegro de ver al hombre del que me enamoré sufriendo por la misma razón que yo? No me conoces para nada. Lamento mucho que las cosas con Imelda no salieran como esperabas. Pero el amor es asi de improbable, nadie decide como, simplemente sucede. Y del mismo modo puede termina. No me correspondiste pero no por eso deseaba que pasaras por dolor y mucho menos de la forma en que terminó.

Héctor quedó atónito ante tales palabras, demasiado joven, demasiado madura. Estaba hablando del asunto con tanta razón. Y es cierto, a pesar del poco tiempo que lleva conociéndola podría jurar que ella no desearía un mal para nadie.

-Lo siento, no debí menciona eso. Sé que tú no eres así.

-Estamos pasando por momentos muy difíciles ¿No? -Volvio a sentarse a su lado.

-Demasiado complicados.

De un momento a otro se hizo presente un silencio entre ambos, largo, para nada incómodo. Cada uno se centró en sus pensamientos y en el jarro de café frente a ellos.

-Camila. Te agradezco mucho por haberme recibido en tu casa. Has sido muy amable y yo solo he sido injusto contigo. ¿Podríamos... Bueno solo si tú quieres... ¿Serías mi amiga de nuevo?

-Claro que si Héctor. Creo que ahora mismo necesitamos tanto un brazo en donde apoyarnos. -Coloco su mano en la cara del muchacho frente a ella. Brindándole su comprensión.

Y así ambos jóvenes retomaron su amistad, una que jamás debió terminar pues aún no se daban cuenta, pero fuera de sus problemas, fuera del amor no correspondido habían entablado una amistad bonita y sincera. Poco tiempo había sido suficiente para platicar, conocerse y dar por hecho que eran mejor amigo uno del otro y que a pesar de las trabas y de las peleas, estos dos estaban destinados a estar juntos un largo, largo tiempo.

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*El vídeo no me pertenece. Es un cover de la canción "Cielo Rojo" por Ha-Ash y el Data. Este es el canal de youtube donde lo encontré: https://youtu.be/v2y62ZnohBQ

La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora