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Unas cuantas horas después Héctor Rivera ha avanzado en el encargo para el bar junto al resto de los muchachos que ha conocido hoy. Nuevamente se encamina a la casa donde encontró a Camila, y por segunda vez nadie responde al tocar la puerta del lugar. Resignado se sienta en la banqueta, espera un par de minutos más, quizá cinco, diez, veinte pero nada. Nadie llega y nadie abre y tal vez sí lo ve no lo haga ni por error, después de como la trato es un poco entendible que se sienta ofendida. Decide marcharse a comer algo, sí regresa en la noche quizá la jovencita ya se encuentre de regreso, en cuanto se levanta del asfalto frente a él un trailer adornado con luces, flores y música muestra un letrero en letras grandes y llamativas.

"Feria de San Juan. Comida, Bebida, Juegos, Música, Baile y mucho más."

¿Feria? ¿Música? ¿Será que Camila va a estar ahí? Quizá, solo quizá sí ha venido hasta acá con Carlos habrá sido para asistir a esa dichosa feria.

-Seguramente será su primera cita -Pensó para si mismo.

Aún más afligido de lo que ya podía sentirse se encamina al restaurante-bar de aquel señor gruñón y buen amigo de su jefe. ¿Por qué será que le afecta de más el hecho de que Camila salga con otro? No tendría por qué ser así. Pero esta sucediendo y tiene miedo de la respuesta a esa incógnita.

🔹🕊️🔹

Después del almuerzo Carlos y la palomita se dirigen al orfanato. Finalmente Camila lo conocerá, sus piernas tiemblan de miedo y nervios al saber que cantará frente a tanta gente y no solo eso, esta vez debe hacerlo bien y dar lo mejor de si, tiene una razón de fuerza mayor y esta son los pequeños que esta por conocer en cuanto cruce la enorme puerta de madera que adorna el recinto. Ambos se adentran y caminan por el largo pasillo de blancas paredes, giran en la primera vuelta y entonces el joven toca un segundo portal, mas pequeño pero es el que ahora le causa más curiosidad a la dama. La voz de otra mujer interrumpe sus pensamientos invitándolos a pasar, por inercia Camila toma la mano de su acompañante apretándola con fuerza, las rodillas le tiemblan y el corazón latente se desboca pero en el exterior de su mente todo es silencio, un silencio incomodo por el cual ella espera con ansias que termine y finalmente lo hace.

-Por Dios, Carlos ¿Es ella?

-Así es Madre Flor, esta es la muchacha de quien le hable.

Con un leve empujón mando a la joven al frente, obligándola a presentarse frente a aquella mujer de habito color crema. Sorprendida se toma unos segundos para admirarla y observarla detenidamente.

-¡Pero si es un encanto! Es más bonita de lo que platicaste Carlos.

Camila quedó atónito ante el alago y la bienvenida que había recibido

-Querida -Respondió la monja tomando ambas manos de Camila. - Quiero agradecerte anticipadamente por el gran favor que nos estás haciendo. De verdad esos pequeños necesitan este lugar y se que gracias a ti podremos conservarlo.

-Haré todo lo que esté en mis manos para que el orfanato siga en pie.

-Excelente pequeña. Por cierto soy Sor Flor. La madre superiora y directora de este establecimiento. Ahora permíteme presentarte al resto de los compañeros.

Y entonces caminaron por los pasillos del recinto, todos se mostraron admirados con la joven que les salvaría la vida y finalmente llegó el momento de los pequeñitos quienes la reciben con gran alegría y asombro.

-¿Es cierto que tienes una hermosa voz?

-¿Verdad que tú vas a rescatar nuestro hogar?

-Eres muy bonita.

-¿Podrías enseñarnos a cantar?

Esas fueron solo algunas de las preguntas y halagos que recibió por parte de los chiquitines. Tan dulces, tan inocentes pero a la vez consientes de lo que estaba sucediendo, sus caras reflejaban la angustia que sentían pero al verla pudo notar una chispa de Esperanza en esos pequeños ojitos. Podía entenderlos perfectamente, sin mamá o papá y a una edad en la que los necesitarían más que nunca, ella vivió algo parecido; vivir sin su madre desde recién nacida fue doloroso, observar al resto de los infantes de la mano de sus mamás, mimandolos, besandolos y concintiendolos a más no poder, algo que ella jamás podría sentir. Se había prometido a sí misma que el día en fuera su turno de volverse mamá, sería la más cariñosa y amorosa que jamás existió y la que seguramente Charlotte, su madre habría sido y habría querido que ella fuese. No hay de otra, ella iba a salvarlos a como dé lugar.

Horas después los jóvenes se dirigen a cenar, luego de un arduo día de conocer gente nueva y ensayos.

-Y ¿Cómo te sentiste hoy? ¿Te agrado la madre? ¿Los cuidadores? ¿Los niños?

-Claro que si, todos son tan amables, tan especiales y de gran corazón. Y los niños, son hermosos y están llenos de esperanzas y sueños. Y tocan excelentemente.

-Los encargados han hecho un trabajo fantástico con ellos. La educación y el cariño han sido fundamentales en el orfanato. Cada uno ha dado lo mejor de sí a los pequeñines y ellos lo notan. Por eso a pesar de no tener padres, son tan felices viviendo ahí y esa es la razón por la cual les duele pensar en la posibilidad de perder su hogar.

-Imagino que si. ¿Pero sabes? A estos niños les hace falta más. ¿No existe la opción de convertir el lugar en una casa de adopciones?

-Alguna vez lo fue. Pero, cada vez que un pequeño se iba el resto sufría y lloraba por días. Incluso hubo un pequeñito que dejó de comer por la tristeza y pues, pasó lo peor. Por eso los pocos pequeños que hay, estuvieron de acuerdo en que ninguno se va a separar y estarán ahí hasta que cumplan la mayoría de edad.

-Entiendo. ¿Pero no se sentirán mal al ver a otros niños de la mano de su madre o de su padre?

-Se que quizá podría parecer así pero a ellos no les ha faltado cariño desde que llegaron ahí. Los cuidadores son muy amorosos con ellos y más aún entre todos se apoyan y se consideran una gran familia.

-De acuerdo. Pues parece que la situación está controlada.

-No hay de que preocuparse. Pero gracias por hacerlo, tienes un corazón y una voluntad enormes. Se que tu podras salvarlos.

Camila se alegró de escuchar eso, y era cierto, a ella tampoco le faltó cariño ya que su padre siempre estuvo ahí para cuidarla al igual que su abuela y su hermano. Todos ellos se encargaron de alegrar su vida. Así como su mamá lo hubiese querido.

La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora