La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]

23.

Como habían sido las últimas tardes, Imelda salía a comprar su mandado a diferentes horas del días. Todo con el fin de encontrarse con Camila comprando el suyo o a Héctor saliendo a comer del trabajo, pero nada. Ni un solo día en toda la semana los encontró y ni como buscar en el bar, pues este se encontraba cerrado y así lo estaría toda la semana y de los ensayos ni se diga, habían sido suspendidos por razones que ella desconocía, sin embargo lo extraño aquí era que aquellos dos no aparecieran, ni por debajo de las rocas, llevaban días ausentes y no sabía desde cuando. De no ser por Ernesto, no se habría dado por enterada hasta días después.

¿Estarán juntos?, ¿Cada uno estará por su lado?, ¿Qué estarán haciendo?, ¿Por qué llevan días desaparecidos?

Miles de preguntas del mismo estilo pasaban por la mente de Imelda, diariamente, a cada hora, por alguna razón no podía estar tranquila, su ex novio estaba desaparecido, ¿Y si realmente no estaba con Camila y había cometido alguna estupidez por su culpa? ¡No! eso definitivamente era en lo que menos quería pensar, si algo así hubiese sucedido seguramente ya lo sabría y no era el caso.

Después de varios días de tormenta en sus pensamientos, su alma descanso al pasar por el bar el día sábado y encontrarlo abierto unas horas antes de lo acostumbrado viendo detrás de la barra principal a la joven pelirroja limpiando un par de vasos y como de costumbre, a Ernesto utilizando sus tácticas de coqueteo con ella, o eso es lo que parecía pues el ponía la cara más seductora posible.

Seguramente la misma cara con la que veía a todas las chicas que consideraba como posibles conquistas.

Al cruzar esas palabras por sus pensamientos no pudo evitar avergonzarse al recordar que esa había sido la razón por la cual, la relación con Héctor llegó a su fin. Se arrepentía con toda su alma de no haberle dicho la verdad a tiempo, enserio quería remediar las cosas y que le diera una segunda oportunidad. Si Camila ya estaba aquí y Héctor había estado con ella, posiblemente a esta hora se encontraría en su trabajo. Sin pensarlo más corrió a la carpintería, encontrándolo fuera, charlando con su jefe, sin más corrió y lo abrazó. En ese momento no le importaba nada más que verlo, ver que estaba aquí, sano y salvo luego de que su mente jugara cruelmente con ella.

-¡Héctor!, ¡Estas a salvo! ¡Gracias a Dios estas aquí!. -Decía mientras lo apretaba hacia ella con todas sus fuerzas.

El muchacho estaba atónito ante el acto de su ex novia, era algo que no esperaba para nada, Don Luis su jefe, incluso se alejó poco a poco pues ya estaba enterado de la situación y no quería ser un mal tercio si esto se volvía una plática incomoda. El joven sin pensarlo, alejo de golpe las manos de la mujer de su cuerpo.

-Por su puesto que estoy bien, ¿Por qué no lo estaría?. -Respondió serio y cortante.

-Has estado varios días desaparecido, no sabíamos nada de ti y yo solo estaba preocupada.

-¿De verdad estabas preocupada por mi?, ¿O, solo querías cerciorarte de que no había cometido alguna estupidez?

-¿De qué hablas, Héctor? Por su puesto que me preocupe por tí. Por tí y por Camila. No supe nada de ambos durante varios días.

Definitivamente Imelda no era ninguna tonta, por su puesto que se había percatado de la desaparición de ambos durante la semana.

-Dime una cosa, Héctor. ¿Estuviste con ella todo este tiempo?

Ahora el pobre hombre estaba acorralado. Hace solo un día que había comenzado una relación con Camila y de algún modo lo tenía emocionado y contento, sabía que estaba con una mujer que realmente lo quería, que no le jugaría sucio, sin embargo, eso no detenía los sentimientos de Héctor completamente, si aceptaba que estuvo varios días con otra mujer, frente a su expareja, almenos el sentía que le estaría pagando con la misma moneda, y que posiblemente Imelda sentiría que lo hizo por despecho. No podía decirle la verdad, que ahora la otra dama era su pareja, almenos no por ahora.