22.

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A la mañana siguiente, Camila se levantó no tan animada. Aún piensa en lo que sucedió con Héctor, con tristeza recuerda cada momento feliz que pasaron, eran muy buenos amigos, hasta cierto punto ella se siente culpable, quizá si no le hubiese confesado sus sentimientos nada de esto habría pasado y estarían tan bien como siempre, siendo amigos como debe de ser.

—Él no es para mí. Definitivamente. —Dijo para si misma.

Dió un largo y profundo suspiro, se estiró un poco para hacer circular la sangre y salió de su cama directamente a la cocina. Deseaba una taza de té, jugo o café de olla. Cualquiera sería bueno para ayudarla a relajarse y pensar con la mente más clara. Un par de minutos después Carlos apareció para saludarla.

—Buenos días Palomita. ¿Cómo amaneció la estrella del evento?

—No exageres Carlos. —Rió ante el comentario del muchacho. —Dormí bastante pero estoy agotada mentalmente.

—Es normal, te preparaste mucho para el evento, ensayabas día y noche sin descanso y algo de nervios también debieron afectarte.

—Es posible. —Dijo sin mucho ánimo.

—No estás bien, ¿Cierto? Desde que regresaste de hablar con Héctor tu ánimo bajó.

—Descuida, estoy bien, solo quiero regresar a casa.

—Nos iremos hoy mismo, en cuanto terminemos de desayunar en el convento. Los pequeños están tan agradecidos que quieren retribuirte un poco de lo que hiciste por ellos.

Camila se sentía conmovida. Esos pequeños son un encanto, claro que iría. Sin perder más tiempo se arregló para visitar una vez más a los niños.

🔹🕊️🔹

Todos en el convento recibieron con fuertes aplausos a la señorita que salvó su hogar, estaba un poco apenada pero agradecida por tantas atenciones. Sentía una satisfacción enorme por haber ayudado. La madre superiora se acercó y le dió un fuerte abrazo.

—Mi niña, este desayuno está hecho por los niños, con todo su cariño y amor te agradecen. Te agradecemos haber salvado nuestro hogar.

Luego una segunda ola de aplausos y muestras de cariño, todos pasaron al comedor para degustar sus alimentos.

Y finalmente llegó la hora. Un abrazo grupal de los pequeñines a Camila fue la despedida, llena de lágrimas de alegría y tristeza les prometió volver a visitarlos tan pronto como fuese posible. La camioneta de Carlos estaba lista para partir, el equipaje estaba empacado, todo era cuestión de abordarla y comenzar el viaje, antes de que esto sucediera, Carlos escucho el timbrar del teléfono, era una llamada a la casa, entró para atender dejando a Camila afuera por un momento.

—Camila, tengo malas noticias.

—¿Todo en orden?. —Preguntó preocupada.

—Debo firmar de parte de mi padre el contrato del convento con el dueño, y  no vendrá hasta el anochecer. No podremos irnos.

—Entonces, ¿Qué haremos?, Dijiste que hoy si abrirías el bar, y hoy tengo ensayo del concurso.

—No lo sé. Yo tengo que esperar, tú podrías irte, pero el próximo camión a Santa Cecilia sale hasta las seis. No llegarías a tiempo.

—Tendré que esperarte. Solo avísale a tu padre que abra el bar y que yo no asistiré al...

—Espera un minuto. Héctor estaba en el pueblo, ¿Cierto?, Quizá si sigue aquí el podría llevarte, también tiene ensayo.

Camila quedó atónita ante la solución de Carlos. Luego de lo de ayer no quería convivir con Héctor tanto tiempo y ese viaje requeriría 4 horas juntos y solos.

La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora