13.

66 5 9
                                    

La mañana comienza nuevamente. Al escuchar el canto del gallo en el jardín Camila abre los ojos, los aclara, se levanta de su cama y se dirige a la cocina en la parte baja. Lo primero que nota es que no se encuentra sola en casa y su idea es respaldada por los ronquidos suaves pero audibles y provenientes de la sala principal y en efecto, encuentra a Héctor durmiendo plácidamente, tan tranquilo y sereno, pareciera que no ha pasado por un rompimiento amoroso de la intensidad que mencionó y que su vida esta en completa calma. Para ella verlo así es reconfortante, luego de lo acontecido tener unas horas de paz eran necesarias para él. Tan solo recordar el estado en el que llegó a su casa en su interior algo se revuelve en forma estrepitosa, ojalá para esta mañana amanezca mas tranquilo, y está a punto de averiguarlo pues este ya se revuelve entre las sábanas que lo cubren en el sillón. Finalmente despierta y se levanta estirándose, bostezando y saludando.

-Buenos días Camila.

-Buenos días. ¿Dormiste bien?

-Mejor de lo que esperaba, gracias. ¿Y tú?

-Creo que respondería lo mismo.

Camila se adentro en el interior de la cocina, preparó dos nuevas tazas de café y las llevo con ella para compartirlas con el joven ahí presente. De regreso a la sala colocó una frente a Héctor, dulcemente le agradecio y dio un pequeño sorbo al líquido caliente.

-Y ahora que estás más tranquilo. ¿Que piensas a cerca de lo que sucedió?

-No lo se bien, sigo sin comprender cómo fue que Ernesto, mi mejor amigo, accedió a meterse con la mujer que yo quería. Y como es posible que ni haciéndome novio de ella fuese capaz de decirlo.

-Lo entiendo. Pero ¿Te sientes triste, enojado, frustrado?

-Para serte sincero ya no estoy triste, o eso creo. Ahora mismo me siento muy confundido.

-Tienes muchas dudas. Y yo tampoco acabo de comprender todo. Quizá, necesitas más tiempo.

-Tal vez tiempo o comida. -Mencionó al escuchar su estómago rugir.

-¿Te gustaría desayunar aquí?-Preguntó Camila riendo con él.

-Qué te parece si en compensación por lo mal que me porte contigo y lo bien que tú lo hiciste conmigo, yo te invito a desayunar fuera.

Para no prestarse a malos entendidos Camila dejo que Héctor saliera por la puerta de la parte de atrás, pues que pensarían los vecinos al ver a Héctor salir a tales horas de la mañana de la casa de una joven y con la ropa del día anterior. Quedaron de verse en una hora en la entrada del mercado así que debían prepararse.

🔹🕊️🔹

Puntualmente ambos llegaron al lugar acordado y pasaron a la fonda de Doña Margarita. Por culpa de la resaca él optó por chilaquiles. El desayuno fue normal como se esperaba, hasta que al poco rato una joven de cabello oscuro los reconoció y se adentro al lugar acercándose a ellos.

-Héctor ¡Necesitamos hablar! -Grito la mujer, tomando con fuerza el brazo del muchacho.

-No tengo nada que hablar contigo Imelda. -Él, por su parte, se soltó del agarre.

-Por favor, las cosas no son como tú crees.

-¿No son como yo creo? ¡Por Dios! Ernesto fue muy claro. Yo creo esta situación no podría estarlo más.

-¿Crees que estaría aquí rogándote si no sintiera algo por ti? Se que hice mal, pero jamás pensé que serías alguien tan increíble, alguien de quien podría enamorarme de verdad. -Ella tomo la cara de Héctor entre sus manos, él la miró por unos segundos y casi inmediatamente se deshizo del agarre levantándose de la mesa.

-Me voy. Te veré despues Camila.

Se retiró del lugar, dejando a su ex-novia y a su amiga solas. Que complicado e incómodo era para Camila este momento.

-¿Que sucedió Imelda?

-No me digas que no te enteraste. -Dijo la joven, tapando su cara con ambas manos por la vergüenza de recordar lo sucedido.

-De acuerdo, si lo sé.

-No te imaginas lo mal que me siento. Las cosas no son cómo el las piensa, si me metí con Ernesto, pero no estoy enamorada de él. Yo quiero a Héctor. Ya no se qué hacer para que me perdone.

-Yo creo que deberías dejarlo por ahora *Dejármelo a mi* está molesto y lo mejor es que se relaje. *Yo me encargo de eso* Ya después podrás hablar con el. *O mejor no*

¡Por todos los cielos! El subconsciente de Camila juega con ella, la está traicionando y poniendo frases que no quiere ni debe decirle a Imelda. Jamás.

-Tú podrías hablar con el. A ti sí te escuchará. Solo dile lo que te conté. Dile que lo quiero y que no fue mi intención lastimarlo.

Camila lo duda, realmente no quiere hacerlo del todo.

-No lo se Imelda, no creo que deba meterme.

-Por favor Camila. Te lo ruego. -Para mala suerte la joven se encuentra suplicando y si, se ve que está terriblemente esperanzada y arrepentida.

-Se lo diré pero dudo que yo pueda cambiar algo.

-¡Gracias Camí! -Imelda la tomo por sorpresa al abrazarla.

Después de un rato las mujeres salieron del lugar tomando sus respectivos caminos. ¿Camila de verdad hablaría con Héctor? Por obvias razones no apoyaba la reconciliación de los ex-novios. Ahora que se ha reconciliado con él y duda que siga sintiendo lo mismo por Imelda como para darle una segunda oportunidad ha nacido una pizca de esperanza en ella y lo último que querría sería lanzarlo a los brazos de otra pero, ¿Está bien sentirse así? ¿Está bien querer ser egoísta por ese hombre? Imelda lo vio primero después de todo y por lo que observo parece que verdaderamente está arrepentida. Las dudas constantes no dejan de atormentar a la pobre Palomita ya que tampoco debería adjudicarse a un hombre que no es para nada suyo.

🔹🕊️🔹

Camila se encuentra trabajando en el bar, los domingos le toca la barra principal así que ahí está, parada frente a la misma atendiendo a las personas que se acercan a pedir un trago. Particularmente un hombre muy conocido se acerca y su intención no es sólo obtener una bebida.

La Palomita de Santa Cecilia [Fanfic Coco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora