Capítulo 18: Estaré ahí para protegerte (Fin de Génesis)

1.2K 156 54
                                    


ALLEIT





Habían pasado dos días desde la vez en que hablé con esa extraña voz. No se lo había platicado a Thiago porque me parecía algo demasiado loco de contar, incluso aun cuando tu padre puede ver fantasmas, espectros y demonios. Tampoco es como si quisiera preocuparlo, decirle que hablo con voces que dicen venir del Plano, no creo que se lo tome muy bien, si ya de por sí ha estado actuando extraño, supongo que estará preocupado por la llegada del solsticio. En esa época, los espíritus siempre se alteran e intentan contactarse con él o incluso atacarlo. La verdad es que siempre se pone tenso en esas fechas. Sin embargo, no quería tener que preocuparlo por nada, no quería decirle lo que descubrí hace unos días, de seguro se pondrá aún más sobreprotector conmigo, así que lo mejor será guardar el secreto.

—Vale, ya me empieza a molestar el hecho de salir contigo, te estoy hablando de lo que le hizo Evan a mi habitación, y tú parece que estás en otro mundo, ni atención me pones—Adam se quejó en lo que le daba un mordisco a la paleta de helado de fresa que se había comprado.

Había sido tan amable al invitarme a salir al parque, que hasta me compró una paleta de mi sabor favorito: leche de coco.

Me sentía mal por no prestarle atención.

—Lo lamento, yo... no puedo excusarme, sólo, no sé, ando pensando en muchas cosas y me distraigo sin querer, me disculpo de verdad, no volverá a suceder —Adam me frunció el ceño mientras le daba otro mordisco a su paleta.

—Ya ya, todo está bien, te perdono —se acercó hasta mi paleta y le dio un mordisco—. Ah, por eso no me gusta el coco, se te queda pegado en los dientes —con sus dedos se quitó un trozo de coco que se le había atorado en los dientes del frente, y lo lanzó al suelo.

—No te debe gustar a ti si no a mí —Adam sonrió.

Pasados unos minutos, nos habíamos terminado las paletas, y decidimos quedarnos hablando por ahí. No quería llegar tan temprano a casa, así que no tenía problema alguno en quedarme platicando por más tiempo.

—En fin, quiero que me cuentes que es lo que tanto piensas, digo, eres mi mejor amigo y por ende merezco enterarme de lo que sea que te esté molestando, anda —su mano se posó por encima de mi hombro.

—Pues, bueno —me detuve por un momento antes de seguir hablando.

Adam es mi mejor amigo, pero lo que me está sucediendo, no es algo para nada normal, y aunque él me ha conocido durante años y sabe mucho de mí, contarle lo que me pasó con esa extraña voz me seguía pareciendo una locura.

—Vamos, no te detengas, quiero oírte, Alleit —su mirada se colocó en completa sincronía con la mía. Sus ojos me hacían perder la noción de lo que sucede.

—Bueno... ¿recuerdas lo que te dije de mi pasado? ¿lo de mi familia biológica? —Adam asintió, no dejo de mirarme en ningún momento.

—Pues, parece ser que las personas que ayudaron a mi familia, ahora me quieren de vuelta para que les ayude en sus planes —Adam no parecía entender bien lo que le estaba diciendo, y de cierta forma me frustraba porque no quería ser tan directo al hablar.

—No entiendo lo que me quieres decir, ¿qué clase de planes están haciendo y por qué te necesitan?

—Pues, desean que yo les abra la dimisión que crearon para mi familia, por lo visto, soy el único que puede abrirla, solo con quererlo puedo hacer que se abra. Pero si esa dimensión se abre, se desatará el caos en la tierra y tal vez sea una destrucción total en el peor de los casos.

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora