¡Sin Miedo! (M#2)

Capítulo 28: Dos puertas abiertas

ALLEIT

El ambiente comenzó a iluminarse por completo, sentía las manos de Set, me tomaban con firmeza, como si no quisiera soltarme. Intentaba ver la forma de escaparme de su agarre, pero no encontraba una manera viable de hacerlo. Él se halla bajo el control de la bruja, y lo tiene dominado de pies a cabeza. Nos acercábamos cada vez más a la gran entrada del Plano; a un lado tiene una estatua en forma de ángel, mientras que al otro tiene una con forma de demonio. Había cientos de kuboks que se encontraban alrededor. Set comenzó a elevarse por el aire, debíamos pasar por la enorme oleada de kuboks que simulaban ser un enorme mar de cabezas sobrenaturales. Nunca en mi vida me imaginé que hubiese tantos kuboks en el Plano, es simplemente asombroso ver la colosal cantidad de estos seres que habitan este lugar.

—¡Suéltame! ¡Maldición! —le pedía, pero Set no obedece a mis llamados. No los escucha debido al control al que se halla sometido, o no los quiere escuchar porque así es más fácil.

—Si desobedezco, mataran a Etev, no puedo permitir que eso suceda —se explicó.

Seguíamos yendo en dirección de la entrada del Plano, los kuboks debajo de nosotros gruñían y parecían querer alcanzarnos, pero ninguno parece ser del tipo volador. La puerta se tambaleaba, parecía querer abrirse. Íbamos con tanta fuerza, que me aterra el hecho de que nos vayamos a estrellar.

—¡Set, detente en este momento! —la voz de Etev resonó atrás de nosotros. Venía montado en su libélula gigante—. Esto no es lo que quieres hacer.

—Si no obedezco, ellas te harán daño a ti, no puedo permitir que le hagan daño a lo único que me queda de familia. Por favor, Etev, sólo aléjate. De igual forma ya es muy tarde, el sol está a punto de tocar la piedra de la media noche, ya no hay nada que podamos hacer para detener lo inevitable.

—Sí que lo hay, aún no hemos perdido la batalla contra estas mujeres, aún estamos a tiempo de salvar al mundo, pero debes luchar contra ese control que te tiene así. ¡Deja ir a Alleit! —le pidió.

Set no respondió, nos hallábamos cada vez más cerca de la entrada del Plano, estamos a tan solo metros de atravezarla, siento que nos vamos a estrellar contra ella, y será un fuerte impacto. Nos vamos a romper el cuello.

—Lo lamento, Etev —una de las colas de Set impactó a Etev sin que este se lo esperase. La libélula comenzó a perder el control de sus alas debido al golpe, y Etev empezó a descender—. De verdad lo lamento, hermano, pero si no hago esto, ellas te acabarán —una lágrima salió de su ojo, le vi caer hasta perderse en el fondo del suelo plagado de kuboks.

Etev.

Seguimos avanzando hasta que nos encontrábamos a muy pocos metros de la enorme entrada del Plano, y la atravesamos. Los fuertes rayos del sol me impactaron en el rostro, descendimos al suelo. Vi la enorme piedra de la noche eterna en el borde del acantilado. A su lado se encontraba Caín, y lo que parece ser una mujer, pero no es posible que sea quien creo que es: es la bruja Ezifhia. Es imposible que sea ella si Mikoto la debilitó dentro del Plano, no puede estar afuera de él, no puede haberse movilizado tan rápido, no puede ser verdad.

La enorme entrada del Plano se comenzó a materializar en el mundo terrenal. La entrada ya es corpórea en el Plano, pero debido a que no es corpórea en el mundo terrenal, le toma un poco más hacerse presente por completo. Un enorme estruendo se empezó a sentir, tal y como ocurrió adentro, como si de un terremoto se tratara. Set y yo salimos disparados del Plano gracias a una especie de portal, de ahí es de donde se está empezando a materializar la entrada.

La luz de los rayos del sol impactaron la piedra de la noche eterna, de inmediato esta comenzó a expulsar energía electromagnética. La entrada se logró finalmente materializar por completo, y sus dos puertas se comenzaron a abrir. Las estatuas que se hallan a cada uno de sus lados, una con forma de ángel y otra con forma de demonio, se comenzaron a iluminar, y sus ojos se volvieron de color negro. Las dos puertas finalmente se empezaron a abrir de par en par, expulsando una enorme cantidad de luz.