Capítulo 30: Marioneta Maligna

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THIAGO

Caín se transformó en un monstruo gigante, es tan grande como el enorme kubok al que se introdujo Ezifhia, es de verdad lo más increíble que haya visto en mucho tiempo. Parece una especie de oso gigante, no es exactamente un oso, pero es lo que me parece a simple vista. Su color es negro como la noche, tiene unos grandes ojos rojos, y partes de su pelaje son de color naranja con rojo. Sus patas poseen unas enormes garras que lo hacen ver muy amenazante. No puedo creer que esta sea la forma kubok de Caín. Es simplemente colosal, tan enorme, tan majestuoso y atemorizante.

—Es la hora, perra, ya me tienes harto, acabemos con esto de una buena vez —Caín se lanzó al ataque de Ezifhia lanzándole un puñetazo que Ezifhia pudo esquivar con facilidad.

El tamaño de esos dos es tan grande, que, a la hora de frenar, logran llevarse un trozo de terreno en sus pies debido a la presión que ejercen en el suelo. Ezifhia le dio un codazo a Caín, causando que este se cayera al suelo y se diera un golpe.

—Es la hora de empezar —nos avisó Etev—. En lo que Caín pelea con Ezifhia, debemos destruir el núcleo del Plano, no hay tiempo que perder.

Nos acercamos al núcleo del Plano, su color es negro, maldad pura, se puede sentir la enorme cantidad de energía que se está concentrando en el centro, la enorme cantidad de poder que está queriendo ser liberada en el mundo terrenal.

—¿Cuál es el plan entonces? —pregunté.

—Mikoto puede concretar su energía, yo también puedo invocar a dos kuboks para que concentren su energía tanto como les sea posible. La gracia de esto es que destruyamos el Plano con el mismo poder que ha creado, destruiremos su núcleo con la misma energía que ha mutado de sus entrañas, eso es lo que debemos hacer para que este lugar deje de existir para siempre.

Etev rápidamente invocó a una serpiente y llamo a la libélula en la que había estado montando. Mikoto y los otros dos kuboks se acercaron al núcleo.

—¿Y nosotros que haremos? —preguntaba Alleit.

—Debemos realizar el ritual de destrucción final, los kuboks darán el golpe de energía al núcleo para que se sobrecargue y explote, pero nosotros también debemos de hacer el ritual que entrelace los flujos de energía —se explicó—. Debemos unirnos en un círculo mágico para poder concretar todo nuestro poder en el ritual.

Y así a como nos había dicho Etev, decidimos comenzar con el plan para poder acabar con el núcleo del Plano. Mikoto dejó su forma celestial, y regresó a su forma intermedia. Creía que le iba a ser más difícil deshacer su transformación, pero por lo visto, no le había costado ni siquiera un poco, eso es bueno. Etev invocó a los otros dos kuboks por completo, y los posicionó junto a Mikoto para que empezaran a concentrar su energía. Los tres de inmediato canalizaron su centro electromagnético interior, y la energía de sus cuerpos empezó a impactar directamente en el núcleo.

—Es hora de hacer nuestra parte, tomémonos de las manos —haciendo caso a su petición, David, Etev, Alleit, y yo nos tomamos de las manos.

Una ventisca de aire nos lanzó algunos trozos de pasto en el rostro.

—Viene algo por allá —nos avisó David.

Una figura humanoide se encontraba camuflada debido a una concentración de humo que nos impedía ver bien de quién se trata. El humo comenzó a dispersarse de a poco, y la figura humana finalmente mostró su rostro.

—Set —le nombró Etev.

Allí viene él de nuevo, no puedo creer lo que estoy viendo, siento que me tiemblan las piernas, las mejillas, las manos, siento que me está temblando cada parte de mi cuerpo. Va a postrarse frente a nosotros, y no sé de qué forma voy a reaccionar cuando eso suceda, no tengo la menor idea de la reacción que voy a tener al estar cerca suyo.

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora