Epílogo: Miedo Eterno.

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(Seis años después de lo ocurrido el día del inicio del solsticio)






Han pasado varios años desde todo lo ocurrido, apenas y puedo creer que ya me voy a la universidad, es una locura, la secundaria se fue volada, pero sí, ya tengo diecisiete, casi dieciocho. Es muy increíble, pero ya no soy el niño que alguna vez estuvo asustado de las cosas que salían de su armario. Estoy a punto de irme a la Universidad KOT.

-Oye, ya deja de tontear que vamos a llegar tarde a la ceremonia -me regañó Sally.

Sí, mi pequeña hermana también ha crecido, ya es toda una chica de secundaria. Debo siempre andar detrás de ella para que los chicos no la anden persiguiendo, la pubertad le cayó de maravilla, se ha convertido en una chica carismática, y por completo hermosa.

-Ya casi estoy listo, me pondré la corbata -le avisé. Sally no dijo nada más al respecto, y salió de la habitación.

-Ah, por cierto... Adam está aquí, le diré que venga -la escuché a lo lejos. No pude contenerlo, una sonrisa se me formó en la boca, ya me preguntaba cuándo se iba a dignar a aparecer.

-Toc, toc... ¿Ya estás vestido o espero hasta que termines? -bromeó en lo que tocaba la puerta de la habitación.

-Estoy vestido, así que no debes esperar -me hallaba de espaldas a la puerta. Me acomodaba la ropa que iba a llevar puesta en el espejo que tengo en mi habitación.

Sentía cómo se acercaba hasta llegar a mí. La verdad es que me gusta la ropa que decidí ponerme, pantalón negro, con zapatos negros, camisa manga larga roja y una corbata de tono gris. No seré un experto en moda, pero en definitiva esto me luce muy bien.

-Te ves muy guapo, bebé.... como siempre claro -sus manos se pasaron por mi abdomen en lo que dejaba su cabeza reposando en mi hombro.

Sentía su aroma, nunca le he preguntado el nombre del perfume que le gusta usar, pero sí puedo saber cuál es el desodorante que utiliza, no hay duda alguna de que es Axe de chocolate. Siempre me gustó esa fragancia, tiene un aroma tan delicioso, tan varonil, tan masculino. Siempre que lo huelo, me recuerda a Adam ya que es el único desodorante que le gusta usar.

-Tú también luces muy bien con esa camisa azul y esos pantalones negros -un besó se colocó en mi mejilla, quería controlarme, no puedo ponerme duro en este momento-. No te has hecho la corbata por lo que veo -Adam sonrió.

-Es que sabes que no sé cómo hacerme le nudo, y pues es algo penoso, debería saber saberlo, pero no he podido aprender.

Me volteé por un momento, y aproveché el hecho de que lleva la corbata alrededor del cuello para poder jalarlo hacía mí. Con suavidad pegué mis labios con los suyos y le di un beso. Adam se sonrojó un poco, así que, para evitar más inconvenientes en nuestros pantalones, le empecé a hacer el nudo de su corbata.

-Te ves lindo cuanto te sonrojas, tan varonil que aparentas ser, pero si quiero te puedo sonrojar, ese es un poder que no cualquier puede tener sobre ti, sólo yo -Adam se acercó de nuevo para darme otro beso en los labios.

-Es un poder que sólo te dejo tener a ti -me picó.

-Y más te vale que sólo yo lo tenga, que si no vamos a tener problemas bastantes graves -su mano se posicionó encima de mi miembro.

-No más problemas que los que tienes aquí con ese bóxer tan tallado, si no anduviéramos tan apurados, me haría cargo, pero eso lo tendremos que resolver después.

-Alleit, te dije que te apures porque vamos a... -Sally entró sin ninguna clase de aviso, y al ver el lugar en donde estaba la mano de Adam, se quedó sin palabras.

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora