Capítulo 29: Un último enfrentamiento

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THIAGO



Logramos atravesar a la gran cantidad de kuboks que se habían apuñado en la entrada del Plano. Si bien son muchos, parece que no pueden salir tan velozmente del Plano, eso les da tiempo a los chicos de planear una estrategia para detener su avance. Espero puedan lidiar con ellos, si bien no son tan rápidos, en grandes cantidades pueden ser muy intimidantes. Me daba miedo estar tan alto en lo que simula ser el cielo, es extraño estar subido en el lomo de un dragón gigante, aun cuando este dragón gigante es Mikoto.

Volábamos por los aires en silencio, David me tomaba de la cintura, me hace sentir confiado el hecho de saber que se encuentra ahí para mí.

—¿Entonces es verdad, Caín? ¿Eres un kubok? —Caín no respondió de inmediato. No quise ser tan directo, pero quiero que sea sincero, somos sus amigos después de todo.

—Sí... es verdad, lo soy —respondió sin más.

—¿Cómo es posible que seas un Kubok? ¿No se supone que los kuboks solo pueden aparecer por instantes cortos debido a que su combustible son los restos de energía electromagnética? —le preguntaba David.

—Los kuboks se forman por energía electromagnética que muta gracias a una invocación de un humano, también como en el caso de los kuboks del Plano que mutaron por los restos de energía que fueron acumulando las brujas, esa es la forma en la que yo también fui creado —se explicó—. Mi madre tenía un problema grave de infertilidad, había perdido a tres bebés. Mi tía se sentía mal por ello, así que decidió tomar los restos de los tres bebés, y los colocó en una caja de Pandora, es decir una caja mágica que absorbe la energía electromagnética.

—Un ritual de transferencia de energía —me adelanté a su explicación.

—Algo así, mediante un experimento ritual, tomó la energía que quedó en los cuerpos de los bebés, y la fusionó para crear suficiente energía como para hacer la invocación de un kubok. Así fue como llegué a este mundo, así fue como fui creado. Al principio me comportaba de forma violenta y despiadada, pero como saben, los kuboks pueden aprender el comportamiento de los humanos, así que poco a poco fui tomando más y más de los humanos. Mediante un programa de computadora, mi tía creó un cuerpo y un rostro humano que es el mismo que uso en este momento, la apariencia con la que me ves en este momento. Registró mi nombre para que fuese visto como un ciudadano más, y una vez que me comportaba como un niño normal, me entregó a mi madre humana. Mi madre Tara se encargó de enseñarme todo, ella no me veía como un monstruo, ella me veía como su hijo, después de todo, fui creado con los restos de energía de los hijos que perdió.

—Es increíble de verdad, jamás creí que algo así se pudiera hacer —comenté.

—No es algo muy bien visto, pero al menos le dio a mi madre lo que tanto quería, un hijo... Todavía recuerdo cómo solía ser conmigo, era una buena mujer.

—¿Qué quieres decir con era? —le preguntó Alleit.

—Falleció como mi tía, fue atacada por un kubok mientras se hallaba en un viaje con mi tía. Recuerdo que regresaba de la escuela, había policías en mi casa, y algunos de mis familiares lloraban, no entendía nada, pero Yizuki me lo contó —guardó silencio por un momento—. Recuerdo que corrí hasta mi habitación, siempre había galletas en mi cama los viernes, mi madre las solía comprar, pero ese día era un viernes, y no había galletas. Lloré tanto que me dolía parpadear, tenía los ojos irritados, pero Yizuki siempre estuvo ahí para mí, ella se hizo cargo de mí, me cuidó como a un hijo hasta el día de su muerte.

—Lo lamento, mucho, Caín —coloqué mi mano en su hombro como signo de compasión.

—Todo está bien, si algo he aprendido en lo que llevo siendo un humano, es que en este mundo no puedes ser débil. La vida y los cuerpos de los humanos son frágiles, es por ello que a veces soy tan odioso o frío, porque este mundo es despiadado, y si no aprendes a ser fuerte, te carcomen y te destruyen.

¡Sin Miedo! (M#2) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora