Capítulo 8

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Adiós Lisa.

Dan

Todos se deben estar preguntando porque mi cambio de actitud en las últimas semanas y aunque tal vez nunca lo admita ante los demás, ya no puedo negarmelo a mi mismo. Cristal West vino a derribar mis muros, aquellos que creí impenetrables pero sólo me bastó una mirada y su tacto para que todas mis defensas cayeran aunque lo quise evitar.

Quizás nunca se lo diga, a lo mejor jamás tendré la valentía de decirle que me desestabiliza y lo mucho que ansío verla cada día para poder sentirme vivo.

Ella es como un rayo de sol en esta maldita oscuridad.

Tengo miedo, aquí en la soledad de mi habitación lo admito. Me aterra volver a sentir tanto por alguien y que cuando ya no este, me deje en la soledad de su vacío.

Y por otro lado no puedo faltar a mi promesa, le prometí a Lisa que siempre la amaría a ella, sólo a ella.

Dejo  escapar un suspiro entrecortado al darme cuenta de mi difícil situación: Cumplir mi promesa o dejar ser libres a mis nuevos sentimientos.

—Dan cariño, una amiga te busca —la voz de mi madre al otro lado de la puerta me hace salir de mis pensamientos profundos—La tengo esperando en la sala.

— ¿Es Sofía? —digo poniéndome de pie para abrir la puerta, encontrándome con ojos color miel igual a los míos.

Mi madre fue una de las primeras persona que se enteró que había retomado mi amistad con Sofía, ella la quiere como si fuera otra hija, aquella niña que nunca tuvo.

—No es Sofía —dice parada en la puerta, sin atreverse a pasar de allí. No la culpo desde hace meses mi habitación es mi refugio en el cual ni siquiera mis padres tienen permitido entrar, pero las cosas han cambiado—Es otra chica que no conozco.

No sé porque pero la imagen de Cristal aparece en mi cabeza pero rápidamente rechazo esa idea, ella no conoce donde vivo, aunque cabe la posibilidad de que Sofía se lo haya dicho teniendo en cuenta que vivimos uno al lado del otro, pensar en ella me hace ilusión y con esa idea en mi cabeza me atrevo aceptar la visita.

—Puedes decirle que suba mamá —Shara Miller me mira con sorpresa pero afirma con la cabeza antes de marchase.

Ver a Cristal West me causaba felicidad, es ella, debe ser ella. Por eso pedí que subiera a mi habitación, no quiero ver a mi mamá o a mi nana espiando por los rincones por el simple hecho de que una chica ha venido a visitarme a casa.

Es el sueño hecho realidad de ellas, ese que desean desde hace meses.

La puerta suena nuevamente y yo corro ansioso para abrirla pero vaya decepción que me llevo.

— ¿Qué haces aquí? —pregunto de mala gana.

—Sólo vine a visitarte Dan —su voz chillona siempre fastidia mis oídos.

—Vete, yo no recibo visitas Kiara —su rostro se torna molesto.

Kiara es bonita hay que aceptarlo, con su cabello negro hasta los hombros y grandes ojos azules, con curvas peligrosas pero nada de eso le sirve cuando todo su paquete viene acompañado con su actitud de mierda y malas intenciones pero lo peor de ella es su voz.

—Pues tu madre me dijo lo contrario —dice haciéndome a un lado y entrando a mi habitación sin permiso—Tú pediste que subiera, así que aquí me tienes —se sienta en mi cama de una manera en que su falda se suba revelando sus piernas y hasta puedo ver su ropa interior.

—No imagine que eras tu —admito y me arrepiento enseguida.

— ¿Entonces quién? Dime Dan, quien creías que venía a verte que pediste que subiera a tu habitación.

CORAZÓN DE CRISTAL{✔}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora