CORAZÓN DE CRISTAL{✔}

Capítulo 19

Nuevas sensaciones.

Jamás me había sentido tan bien con una persona como me siento con Dan.

Recuerdo la primera vez que me sentí atraída por alguien, ese nerviosismo que se instala en la boca del estómago. Mason Pratt fue mi amor platónico en los últimos dos años de la primaria, inclusive mis sentimientos no mermaron cuando está se terminó haciendo que nuestros caminos se separaran yendo a secundarias diferentes. Pase años enteros imaginando que algún día la vida nos iba a juntar de nuevo y que él diría lo mucho que me espero todo ese tiempo. Pero como todo tiene su final, mi enamoramiento por él no fue la excepción y claro debo de admitir que Bruce Mayer, mi primer novio ayudó bastante así como también me hundió.
No podía creer que aquel chico que decía amarme tanto dejará de hacerlo cuando más lo necesite.

Él me dejó cuando enferme, al principio estuvo allí apoyándome en todo momento, hasta que dijeron que no había más que hacer, que para vivir necesitaba recibir un trasplante de corazón. Los días fueron pasando y Bruce se mostraba más distante y cuando deje de ir a la escuela el poco a poco dejó de visitarme en casa y semanas después cuando ya estaba internada en el hospital y le envíe un mensaje informándole sólo recibí como respuesta un texto que decía:

—Espero que te mejores, siento no poder seguir acompañándote en este proceso pero me enamoré de alguien más, alguien sana que si puede disfrutar conmigo de cada momento pero sobretodo nunca me rechaza.

No recuerdo haber llorado tanto ni siquiera cuando dijeron que mi vida corría peligro si mi viejo corazón no era trasplantado pero leer ese mensaje me hizo mierda.

Quise entenderle y eso de enamorarse de alguien más a cualquiera le puede pasar pero días después Vicky, una antigua compañera de clases vino a visitarme y  me dijo que Bruce se había encargado de decirle a toda la escuela que estaba feliz con su novia y que tenía mucho sexo con ella, todo lo que la pobre y enferma Cristal no pudo darle en un año de relación.

Pero con Dan todo ha sido diferente, él logra con un mirada tenerme en sus manos y nunca se ha aprovechado, en todo tiempo ha sido un caballero teniendo en cuenta que más de una vez nos hemos encontrado en situaciones bastante comprometedoras y sobretodo en mi habitación donde hemos dormido juntos varias veces.

Me basta sólo mirarlo al otro lado de la mesa para soltar un suspiro. Actualmente sus hombros están medianamente anchos—por las horas en el gimnasio—, sus brazos han ganado masa muscular y así mismo sus piernas. Pero eso no es lo que me atrae de él, son sus atenciones conmigo, nuestras citas que terminan en observar los atardeceres comiendo pizza ya sea en la terraza de mi antiguo edificio o tumbados en la playa.

Prácticamente casi ya son dos meses de una bonita relación.

—Me es imposible concentrarme cuando me miras así —dice Dan. Cierra el libro de golpe y se quita las gafas de leer.

—Es increíble lo guapo que te ves cuando usas eso —digo señalando las gafas, Dan se ríe tan fuerte que otros alumnos que están en la biblioteca lo miran mal.

—Shhh... —pide poniendo un dedo en sus labios—Bonita, no me digas esas cosas.

— ¿Por qué no? Si es verdad —lo miro y me encojo de hombros.

Se inclina hacia mí y susurra—Porque me provoca saltar sobre la mesa para luego arrinconarte contra la pared y besarte.

¡Cielos! Mi corazón late tan de prisa contra mi pecho y siento la cara arder por la vergüenza.

Quiero contestarle pero no se ocurre nada. Por la sonrisa en los labios del chico que tengo al frente, él sabe que estoy hecha un manojo de nervios pero no dejo que me intimide.