Capítulo 34

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Algunas cosas han cambiado.

Mauro es muy simpático y bromista pero a pesar de eso no ha logrado distraerme por completo en toda la noche, desde que llegó Dan, mi atención a estado en observar como coquetea con Maggi, la amiga de Sofía.

Ella luce encantada con él y no la culpo, atrás quedo el flacuchento pelicastaño del que me enamoré hace unos años para darle paso a todo un hombre elegante y profesional de cabello corto con ropa formal que marca sus horas de gimnasio pero lo que más ha cambiado es su mirada, ya no hay rastro de dulzura en ella, ahora es fría y salvaje al mismo tiempo.

Más de una jueza moja sus bragas cada vez que lo tienen en su estrado, según la prensa amarillista.

Estoy perdida en detallar cada uno de sus rasgos para guardarlos en mí memoria que no soy consciente de que se trata la sorpresa de la que hablan Sofía y Lucas hasta que el musculoso se menea delante de mí al ritmo de la música mientras se quita la ropa.

Estoy más que segura que esto sólo fue idea de mi amiga.

Desde mi lugar observo que Dan bebe de golpe lo que contiene su vaso y se pone de pie, luce furioso y no entiendo la razón. Lo veo caminar en mi dirección y cuando mi iluso corazón cree que viene a salvarme del nudista me llevo una gran decepción, el pelicastaño agarra del brazo a la stripper, la arrastra hasta su lugar y toma asiento de nuevo al mismo tiempo que ella empieza a bailar muy sexy para él, delante de la mirada decepcionada de Maggi.

La ira se instala en mi sistema en cuanto la rubia despampanante le baila en círculos sobre el pantalón de Dan, entonces presa de ese sentimiento finjo estar disfrutando del baile del chico musculoso. Deslizo mis manos por su abdomen desnudo, llego hasta el borde del pantalón y se lo quito con su ayuda, él moreno delante de mi sigue con sus movimientos mientras toma mis manos y las guía hacia el bulto de su tanga y yo me niego.

—No —me resisto cuando él intenta nuevamente que yo toque su parte íntima.

El stripper lo intenta por tercera vez y yo me resisto nuevamente.

—Creo que la señorita dijo que no —dice y sus manos fuertes detienen a las del bailarín.

Todo su cuerpo irradia enojo y no puedo ignorar el dejo salvaje y amenazante de su mirada. Mi corazón empieza a latir muy fuerte contra mi pecho ante la idea de que Dan este celoso.

—Sólo hago mi trabajo, amigo —dice el nudista sin soltar mis manos.

La angustia me invade por completo porque esto no pinta nada bien.

—Y ella ya dejo claro que no quiere tocarte —espeta de forma neutra pero suena amenazante—Así que suéltala ahora mismo.

En silencio remuevo mis muñecas y cada vez siento más fuerte el agarre, tanto que siento que me lastima.

— ¿Y si no quiero? —pregunta desafiante en dirección del pelicastaño.

Dan asiente y de un movimiento brusco aparta mis manos para luego estampar su puño contra la cara del desafiante bailarín. Mis manos se van a mi boca debido a la impresión de ver caer al chico contra la cristalería de la mesa y los presentes se alarman, Lucas se interpone entre su furioso amigo y el moreno que le sangra la nariz.

Me pongo de pie y la figura imponente del pelicastaño de espalda hacia mí luce impresionante, sus hombros suben y bajan debido a su respiración acelerada.

—Dan, cálmate —pide Lucas mientras que dos de sus amigos detienen al stripper para que no salte sobre su agresor.

—Ese hijo de puta me desafió —sisea el pelicastaño en dirección de su amigo.

CORAZÓN DE CRISTAL{✔}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora