Capítulo 13-

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Sandra llegó a su casa. Se sentía culpable de cómo había tratado esa tarde a Mario. Lo conocía de poco, pero él se había preocupado y portado muy bien con ella. Así que abrió el whatsApp y le dijo:

-Perdóname Mario. Me estresé un poco y la pagué contigo. No sé qué me pasó.

Miró la conexión de Martín, nada. Ni rastro de él. Fue hacia la agenda de su móvil, hasta donde ponía Martín. Pinchó. Y borró el contacto.

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Ya era viernes. Ya acababa otra semana por fin. Ya entró Octubre y se notaba más el frío. Carolina ya estaba recuperada. Probablemente hoy le darían el alta. Sandra estaba feliz, aprobó el examen de francés con un 8,7 sin apenas estudiar, pero claro el profesor de Lengua le había mandado montones de deberes para hacer en el fin de semana. Durante esos días recuperó la confianza que tuvo al principio con Mario. También estuvo chateando por Skype con Isaac.

-Oye, algún día podríamos usar la web cam.-dijo Isaac.

-Sí, sería buena idea.

-¿Te parece bien esta noche?

-Vale :)

Dejó un poco el ordenador, y empezó a hacer los deberes que tenía, que no eran pocos. Pero en su mente aparecía el rostro de Isaac, mientras hacía fracciones de matemáticas.

Las 5. Salió de su casa y se reunió con sus amigas.

Por primera vez, llegó la 3º. Ya estaban allí Berta y Montse. Más tarde llegó Mery agarrada de la mano con Ángel.

-Bueno, pues me voy ya. Que os lo paséis muy bien, chicas –dijo Ángel sonriéndoles y dándole un beso a su novia.

Dieron una vuelta por el centro, parándose algunas veces con los turistas para hacerles fotos por la Giralda.

Más tarde llegaron las 4 a la ‘Casita de Chocolate’ su cafetería favorita.

Allí estaba Virginia, sonriente como siempre.

-¡Hola, chicas! ¿Qué tal la semana? –dijo mientras le limpiaba una mesa con un trapo medio gastado.

Las 4 se sentaron en la mesa a comer sus helados, como todos los viernes. Virginia se percató de la ausencia de Carolina y les preguntó. Entre todas se lo contaron y ésta se puso muy nerviosa, más tarde se alivió diciendo que cuando viniera le invitaría a los helados.

La camarera estuvo un buen rato sentada alrededor de ellas, charlando. Hasta que apareció un niño de unos 9 o 10 años con un billete de 5 euros en la mano. Ésta se levantó y fue a atenderlo.

Salieron de la cafetería, despidiéndose de Virginia y fueron a buscar un banco para sentarse.

-Chicas… he pensado que… -empezó a decir Mery con una sonrisa.

-¿Qué… -dijo Montse.

-Bueno, a ver, viniendo para acá con Ángel, me dijo que como a Carolina le darían el alta sobre esta noche, dijo de ir mañana a su campo para hacer una pequeña fiesta, con el grupo ¿Qué os parece?

-¡PLANAZO, TÍA! –dijo Berta abrazando a Mery.

-Sí, me parece buena idea –dijo Montse- a Carol le encantará.

-¿Te apuntas no, Sandra?

-Claro –dijo por fin  y todas sonrieron.

-Lo hablamos luego por grupo, para comprar las cosas y tal.

-Oye, Mery ¿Qué le digo a mi madre?

-Dile, que estaremos con Carol en casa de alguna. Echando el día, seguro que tu madre lo entenderá.

-Sí, es buena idea.

Sandra cenó corriendo, estaba nerviosa porque había quedado para hablar por web cam con Isaac. Una vez hablado todo por WhatsApp para lo de mañana, dejó el móvil y encendió el ordenador.

Ya estaba conectado Isaac, cuando entró en Skype.

-Holaa :)

Se vieron por web, y estuvieron hablando por lo menos 1h.

A lo primero los dos casi ni miraban a las pantallas ni hablaban, luego empezaron a charlar de varias cosas. Isaac le contó que tenía una hermana un año menor que ella y Sandra pensó en el día que quedó con Martín que lo vio a él bajar con  una chica, al parecer era solo su hermana, su madre y su tía.

Isaac aun no sabía la verdad de lo de Martín. Ya que ella le había dicho que era  un antiguo amigo que se mudó, así que no quiso sacar el tema. Le transmitía confianza, le hizo sonreír un par de veces, él cuando la veía sonreía también, decía que su risa era contagiosa.

Era tarde. Y necesitaba descansar, ya que le esperaba un gran sábado. Así que se despidió y apagó el ordenador. Lo dejó encima de su escritorio y se tumbó en la cama. Pensando en él, en Isaac.

Nunca oí tu 'te quiero'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora