Capítulo 25-

51 1 0
                                    

Sandra se quedó paralizada. No daba crédito a lo que oía. Después de tanto tiempo sin saber nada de él, y ahora la llamaba así sin más.

-¿Sandra, estás ahí? –Dijo Martín.

-¿Qué quieres? –reaccionó ella por fin.

-Haber Sandra yo…

-¿Para qué me llamas? ¿Qué ha sido de ti? –lo interrumpió.

-Sand…

-Ni siquiera te molestaste en llamarme para saber que regresaste sano y salvo el día que quedamos.

-Mira Sandra, tengo una explicación…

-¿Qué  pasa? ¿Solo querías liarte conmigo  y ya está no?

-¿QUÉ DICES, SANDRA? ¡POR DIOS!

-Se lo que digo.

-Escúchame, pequeña.

-No me llames así. –dijo ella fríamente.

-Pues Sandra. Escúchame. Córtame o haz lo que quieras, pero por favor, deja que te lo explique todo.

-No tengo toda la noche para ti. Me esperan mis amigas y amigos.

-Será solo un momento…

-Empieza.

-Mira –empezó a contar Martín- esa tarde me lo pasé muy bien contigo…

-¡NOS HA JODIDO! –reía Sandra, muy enfadada.

-Escúchame, por favor. –Siguió él- llegué a mi casa, y pensé en todo. Mis padres como ya sabes, no les hace mucha gracia que yo tenga novia. Pero pensé en hablar seriamente con ellos de una vez por todas. Hablé con mi amigo Julio. Me dijo que aún no arriesgara con mis padres, que no se lo contara aún, que mejor quedáramos más días y a que fuéramos algo, algo más serio. Entonces le hice caso. Estaba tan rallado que me dijo que me llevaba el domingo siguiente para verte, en plan sorpresa. Yo encantado acepté y le dije a mi madre que me iba a estudiar por ahí. En fin, cogimos el coche del padre de Julio, nos lo prestó. Y veníamos directo para Sevilla, pero de repente…-Martín se calló.

A Sandra todo le sabía a cuento chino.

-¿De repente, qué?

-Chocamos.

-¿Chocasteis? –Sandra suspiró.

-¿No me crees?

-No.

-SANDRA, JODER. DIGO LA VERDAD.-comenzó a decir con una voz muy sincera y Sandra escuchó  como empezaba a lloriquear.

-Bueno a ver, ¿Y por qué no me avisaste?

-A eso voy –continuó más relajado- nos quedamos inconsciente los dos.

Sandra tragó saliva, le recordaba a lo de su amiga Carolina.

-Nos llevaron a un hospital y no desperté hasta los días siguientes. Estuve muy mal. Peor que Julio. Él despertó al día siguiente, pero yo no. Mis padres estaban muy asustados, se temían lo peor. Yo mismo pensé que no salía de esa. Pero si pude. Gracias a esos médicos, pude. Estuve casi más de un mes en el hospital. Sin apenas poder moverme. Tenía los brazos rotos. Y bueno de memoria tampoco es que estuviera muy bien… pero poco a poco la fui recuperando. Al tema del móvil… lo perdí en el accidente. Y cuando llegué a casa lo que hice fue abrir Skype y encontrar tu número para localizarte. Entonces vi que era tu cumpleaños y aproveché. Y eso es todo.

Sandra se quedó pasmada de nuevo.

-Sé que es duro para ti, pero espero que me comprend…

-¿DURO? ¿DURO? –Sandra empezó a llorar- PENSÉ QUE PASASTES DE MI. ESTUVE DÍAS, INCLUSO CASI MESES ESPERANDO ALGO, UNA LLAMADA, UN MENSAJE. ALGO. LO PASÉ MAL. MUY MAL Y CUANDO TODO ESTÁ OLVIDADO… APARECES…

-Lo sé, Sandra. Pero no fue culpa mía.  Ya sé que nada será igual que antes, pero solo quería que tuvieras una explicación… porque yo… -se calló.

-¿Julio está mejor? ¿Cómo chocasteis?

-Bueno, al parecer era una familia. Solo vinieron a visitarme el matrimonio y una niña pequeña, pero la mayor estaba aún en el hospital.

-¿Y dices que-que fue el domingo?

-Sí, por la mañana.

Sandra pensó. Luego volvió a la realidad.

-Martín, ¿Sabes cómo se apellidaba esa familia?

-Creo recordar que… ¡Ah, sí! Gutiérrez ¿Por qué?

Sandra se dio cuenta. El accidente que tuvieron Julio y Martín, fue con su amiga Carolina.

-¿SANDRA? ¿Terminaste de hablar? –dijo Mery saliendo donde estaba ella.

-Sí espera, un momento Mery.

-¿Estás bien? –preguntó su amiga extrañada.

-Sí. Ahora voy.

Mery entró no muy convencida.

-Martín.

-Dime.

-El accidente lo tuviste con mi amiga Carolina.

-¿QUÉ? ¿CÓMO DICES? ¿CÓMO LO…

-Bueno el domingo mismo, fui a visitarla al hospital. Le dijeron que fue con dos chicos  y se apellida Gutiérrez. Todo cuadra.

-Vaya, que casualidad…

-Te tengo que dejar, Martín.

-Un momento. ¿Qué va a pasar?

Sandra miró para dentro del local. Donde estaba Isaac, reía mientras se hacían fotos. Luego sonrió.

-Han pasado muchas cosas, Martín. Más de la que me esperaba.

-¿Hay otro, no? –Él suspiró- tranquila, solo quería acabar bien. Eso ya me lo temía yo. Sandra, solo quiero que… que sepas que… que… te quiero.

Sandra tembló. Nunca había escuchado algo parecido. Se sonrojó.

-Vaya, nunca oí tu ‘te quiero’ –dijo ella.

-Ya lo has oído. Te quiero. –repitió él.

Nunca oí tu 'te quiero'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora