Traspasó las navidades y por fin terminó el mes de Enero. Era un día lluvioso en Sevilla. Y todas ellas habían quedado aquella lluviosa tarde en casa de Carolina.
-Ya tía, ¿Visteis cómo iba el pasado sábado?
-Vaya, que te agachabas y le veías todo el tanga –siguió Montse a lo que contaba Mery.
-¿Con quienes iban?
-Con la furcia con la que salió Mario.
-¿ISABEL? ¿EN SERIO? –dijo Carol sorprendida.
-Esa misma –confirmó Mery.
-Joder, no me lo esperaba de Berta, en serio. Que bajón y que todo –dijo Sandra.
Hubo un silencio, hasta que sonó el ‘Clim’ del microondas.
-¡YA ESTÁN LAS PALOMITAS! –gritó Mireya y fue directa a la cocina.
-Sandra, ¿Dónde está Álvaro? –le preguntó Ángela.
-Está con Eduardo, iban a Huelva, no sé para qué.
-Chicas…¿sabéis qué? –siguió Ángela poniéndose colorada.
En ese momento, Mireya venía para el salón con un gran bol con palomitas. De inmediato un par de manos fueron directas para él.
-Creo que siento algo por Eduardo…
-Se venía venir, Ángela.
-La verdad es que si –dijo Mireya con la boca llena de palomitas.
-¿Y él siente algo por ti? –Mery preguntando las típicas preguntas siempre.
-No sé. Somos muy buenos amigos, no quiero estropearlo.
-Inténtalo tía, a lo mejor él también siente algo.
-No sé, no sé…
-¿Y tú qué, Mireya? ¿Sigues con…-Mery se quedó pensativa- con Fabián?
-Sí, nos vemos poco. Pero lo suficiente.
-Pero tía si ayer estabas ligando con Carlos y Javier. –dijo Ángela riendo.
-Es que están muy buenos…
-Eso es verdad –admitió Montse.
-Ya bueno…
-Chicas me tengo que ir.
-¿Ya, Sandra?
-Sí, mi madre no para de llamarme.
-Te acompañamos.
-No da igual, aprovecho ahora que ha escampado.
-Vale, guapa.
Todas le dieron un beso y Carolina la acompañó hasta su puerta.
-Hasta luego, Carol.
-Ten cuidado San, avisa cuando llegues, ¿va?
-Sí. –afirmó ésta sonriente.
Sandra caminaba pensativa. Llevaba más de un mes saliendo con Álvaro, pero…¿De verdad lo quería? Resopló y desbloqueó su móvil. Miró twitter.
-Anda, anda no seas boba. Te vienes cuando quieras.
Era un tweet de Isaac. Iba para una chica.
-Ay que te comoooo, jajajaja.
Sandra sintió cómo un golpe fuerte en el estómago. Sintió como se escapaban sus mariposas, dejando un gran vacío dentro.
-¡Yo sí que te como! –le enviaba él ese tweet a esa chica.