-¿ÁLVAROO? ¿ESE ÁLVARO? –Escribía Mery.
-¿Sabéis quién es? –preguntaba Montse.
-Ni idea (Carol)
-Yo si se quién es, se va a veces con mi primo Roberto. Es guapísimo.
-Que monada ¿no? ¿Te dijo eso? (Berta)
-¿Qué edad tiene? (Carol)
-17. (Sandra)
-Cómo mi primo. (Mery)
-Que romántico todo ¿tienes su número? (Carol)
-Sí tías :3 (Sandra)
-Ay, miradla :3 (Mery)
-Háblale ¿A qué esperas? :O (Berta)
-Eso, eso
-Me da cosa…
-¿Qué cosa ni cosa? HÁBLALE. Eso fue amor a primera vista (Montse)
-Háblale, no pierdes nada. Es un buen partido (Mery)
-Eso eso –dijo de nuevo Carol.
-Por cierto chicas. Fui al médico y me dijeron que tengo que tener cuidado, porque tengo la azúcar baja –empezó a escribir Mery.
Luego de tanta conversación con sus amigas, se lo contó a Ángela.
-Háblale. Es ideal para ti.
Así que le habló.
-Hola.
A los 10 minutos él le contestó.
-¡HOLA, SANDRA! ¿Qué tal dormiste?
-Bien, ¿tú?
-Pues bien y más con un mensaje tuyo :3
Ella sonrió, era monísimo.
-Pues me alegro, no quería molestarte…
-Tú no molestas. A ver cuando nos vemos de nuevo.
-Pues sí.
-¿Te parece bien hoy?
-¿Hoy?
-Si no te importa claro…
-Em… si claro.
-Le diré a Eduardo y Ángela y que vengan, mejor.
-Vale. Genial.
Y como siempre, fue a ver que se ponía para aquella tarde.
Ya estaba preparada. Llevaba unos pantalones en negros y una camiseta blanca con letras en negras. Y sus vans.
-¿Otra vez vas a salir? –le dijo su madre.
-Sí.
-¿Y no tienes que estudiar?
-No, hoy n…
-Me da igual. Todo el fin de semana por ahí no.
-P-pero mamá…
-Uy mamá déjala. Que aproveche los fines de semana que ya mismo está aquí la navidad –le sorprendió su hermana Verónica.
-Tú no te metas. –dijo su madre fríamente
-Me meto si quiero. Es mi hermana.
-Y yo su madre.
-Bueno y ella tiene ya para 15 años, por si no te acuerdas que queda menos de una semana para su cumpleaños.
-¡CLARO QUE ME ACUERDO! –Chilló su madre.
Sandra suspiró.
-¡BUENO SAL, HAZ LO QUE TE DE LA GANA! –le dijo a Sandra.
Sandra apretó fuertemente su mandíbula y salió. Su hermana sonrió.
En ese momento la llamó Isaac. Le hizo compañía todo el camino, hasta que le cortó.
Sandra caminaba, estaba nublado a punto de llover y ella sin paraguas…
-¡Mierda! –dijo.
Aparecieron esas odiosas pijas. Iban las 3 muy veraniegas y reían sin parar.
Sandra miró, se reían de Julia, una chica con gafas y pelo negro, la empollona de la clase. Julia iba con lágrimas en los ojos y sujetaba un gran libro sobre su pecho.
-¿Qué ya estáis metiéndose en la vida de los demás? –gritó Sandra.
Desi la miró muy seria y las otras dos le pusieron cara de asco.
-Mejor que te calles guapa, si no quieres que la hostia te la de hoy yo.
-Gracias por lo de guapa-contestó Sandra con una sonrisa- es una pena no poder decir lo mismo.
Raquel y Lucía soltaron un ¡Ohhhhh!
Desi apretó los dientes.
-Mira nena, hoy no tienes a tu director para perdonarte. Es gracioso que te pongas tan chula. No haces lo mismo en el instituto, eh. ¿Qué pasa que tienes miedo de la gente?
-No, es que paso de hablar con todos esos gilipollas –contestó fríamente Sandra.
-¿Gilipollas?
-Sí, veo que tienes buen oído –dijo Sandra vacilando.
-Mira niñata, a mí no me vacilas más, ¿Te enteras? Y ustedes qué –dijo dirigiéndose a sus 2 amigas- ¿No decís nada o qué?
-¿Qué pasa? ¿Necesitas que tus amiguitas te defiendan? –la interrumpió Sandra.
-No necesita a nadie, ¿te enteras chata? –dijo Raquel.
-Ah, mira ya saltó la cerda.
-¿Cómo me has llamado? –Dijo Raquel aproximándose a ella.
-CERDA, veo que tú no tienes tan buen oído como tu amiguita.
Raquel iba a abrir la boca pero de pronto les sorprendió una voz:
-¡Hola Sandra! ¿Qué pasa?