Capítulo 23-

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-¿ÁLVAROO? ¿ESE ÁLVARO? –Escribía Mery.

-¿Sabéis quién es? –preguntaba Montse.

-Ni idea (Carol)

-Yo si se quién es, se va a veces con mi primo Roberto. Es guapísimo.

-Que monada ¿no? ¿Te dijo eso? (Berta)

-¿Qué edad tiene? (Carol)

-17. (Sandra)

-Cómo mi primo. (Mery)

-Que romántico todo ¿tienes su número? (Carol)

-Sí tías :3 (Sandra)

-Ay, miradla :3 (Mery)

-Háblale ¿A qué esperas? :O (Berta)

-Eso, eso

-Me da cosa…

-¿Qué cosa ni cosa? HÁBLALE. Eso fue amor a primera vista (Montse)

-Háblale, no pierdes nada. Es un buen partido (Mery)

-Eso eso –dijo de nuevo Carol.

-Por cierto chicas. Fui al médico y me dijeron que tengo que tener cuidado, porque tengo la azúcar baja –empezó a escribir Mery.

Luego de tanta conversación con sus amigas, se lo contó a Ángela.

-Háblale. Es ideal para ti.

Así que le habló.

-Hola.

A los 10 minutos él le contestó.

-¡HOLA, SANDRA! ¿Qué tal dormiste?

-Bien, ¿tú?

-Pues bien y más con un mensaje tuyo :3

Ella sonrió, era monísimo.

-Pues me alegro, no quería molestarte…

-Tú no molestas. A ver cuando nos vemos de nuevo.

-Pues sí.

-¿Te parece bien hoy?

-¿Hoy?

-Si no te importa claro…

-Em… si claro.

-Le diré a Eduardo y Ángela y que vengan, mejor.

-Vale. Genial.

Y como siempre, fue a ver que se ponía para aquella tarde.

Ya estaba preparada. Llevaba unos pantalones en negros y una camiseta blanca con letras en negras. Y sus vans.

-¿Otra vez vas a salir? –le dijo su madre.

-Sí.

-¿Y no tienes que estudiar?

-No, hoy n…

-Me da igual. Todo el fin de semana por ahí no.

-P-pero mamá…

-Uy mamá déjala. Que aproveche los fines de semana que ya mismo está aquí la navidad –le sorprendió su hermana Verónica.

-Tú no te metas. –dijo su madre fríamente

-Me meto si quiero. Es mi hermana.

-Y yo su madre.

-Bueno y ella tiene ya para 15 años, por si no te acuerdas que queda menos de una semana para su cumpleaños.

-¡CLARO QUE ME ACUERDO! –Chilló su madre.

Sandra suspiró.

-¡BUENO SAL, HAZ LO QUE TE DE LA GANA! –le dijo a Sandra.

Sandra apretó fuertemente su mandíbula y salió. Su hermana sonrió.

En ese momento la llamó Isaac. Le hizo compañía todo el camino, hasta que le cortó.

Sandra caminaba, estaba nublado a punto de llover y ella sin paraguas…

-¡Mierda! –dijo.

Aparecieron esas odiosas pijas. Iban las 3 muy veraniegas y reían sin parar.

Sandra miró, se reían de Julia, una chica con gafas y pelo negro, la empollona de la clase. Julia iba con lágrimas en los ojos y sujetaba un gran libro sobre su pecho.

-¿Qué ya estáis metiéndose en la vida de los demás? –gritó Sandra.

Desi la miró muy seria y las otras dos le pusieron cara de asco.

-Mejor que te calles guapa, si no quieres que la hostia te la de hoy yo.

-Gracias por lo de guapa-contestó Sandra con una sonrisa- es una pena no poder decir lo mismo.

Raquel y Lucía soltaron un ¡Ohhhhh!

Desi apretó los dientes.

-Mira nena, hoy no tienes a tu director para perdonarte. Es gracioso que te pongas tan chula. No haces lo mismo en el instituto, eh. ¿Qué pasa que tienes miedo de la gente?

-No, es que paso de hablar con todos esos gilipollas –contestó fríamente Sandra.

-¿Gilipollas?

-Sí, veo que tienes buen oído –dijo Sandra vacilando.

-Mira niñata, a mí no me vacilas más, ¿Te enteras? Y ustedes qué –dijo dirigiéndose a sus 2 amigas- ¿No decís nada o qué?

-¿Qué pasa? ¿Necesitas que tus amiguitas te defiendan? –la interrumpió Sandra.

-No necesita a nadie, ¿te enteras chata? –dijo Raquel.

-Ah, mira ya saltó la cerda.

-¿Cómo me has llamado? –Dijo Raquel aproximándose a ella.

-CERDA, veo que tú no tienes  tan buen oído como tu amiguita.

Raquel iba a abrir la boca pero de pronto les sorprendió una voz:

-¡Hola Sandra! ¿Qué pasa? 

Nunca oí tu 'te quiero'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora