Capítulo 15-

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-¿CÓOMOOO? –Gritó Sandra, mientras le daba el vaso a Isaac y se levantaba rápidamente.

Todos corrieron para a fuera, donde estaba Mery tumbada.

Sandra llegó la primera, se tiró de rodillas y empezó a llamar a su amiga, estaba muy nerviosa, casi con lágrimas en los ojos. Las otras la siguieron y empezaron a hacer lo mismo.

Ángel estaba temblando, iba de un sitio para otro sin saber qué hacer.

-¿Qué ha pasado Ángel? –preguntó Sandra.

-No no no sé, n-nos íbamos pa-para dentro, s-s-se levantó y ¡pum!

Carol ahogó un grito.

-¡APARTAOS! –dijo Mario, llevaba un cubo de agua en la mano y empezó a echarle agua por la cara.

Entre todos la pusieron en la sombra. Al rato Mery despertó.

-Seguramente habrá sido un bajón de azúcar. ¿Cómo estás, Mery? –dijo Mario.

-Puf… bien…

Ángel la abrazó. Luego lo hicieron sus amigas.

-¡VAYA SUSTO, TÍA! –Dijo Berta.

-Toma chocolate, te sentará bien –le dijo Juan, ofreciéndole un trozo de tableta.

-Gracias.

Después de eso, todos quisieron irse a casa. Lo habían pasado mal.

-¿Seguro que estás bien, cariño?

-Que sí, Ángel.

Era lo que siempre contestaba ella.

Sandra y Ángel la acompañaron hasta su casa. Luego Sandra se dirigía a la suya.

-¿Ya has llegado? ¿Cómo está Carol?-dijo su madre Carmen.

-¿Carol…? Ah, sí está mucho mejor.

Lo que había pasado con Mery, no le había recordado el accidente de Carol.

-Te noto pálida, ¿Ha pasado algo?

-Que no, mamá. Estoy cansada, me acuesto.

-¿A las 6 de la tarde? No vas a dormir luego.

Sandra no le dijo nada y se dirigió a su habitación. ‘Ese es el plan’ pensó ella.

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Las 9 de la noche. Sandra se despertó y se fue directa a la ducha. Tenía bastante calor y estaba aún tan nerviosa, que quiso despejarse con agua un poco templada.

Cuando salió pudo notar el olor a pizza.

Se puso el pijama y fue al salón. Allí estaba su padre leyendo algo de un papel con cara de enfadado y su madre haciendo cosas en la cocina.

-¿Toca pizza?-le preguntó a su madre.

-Pues sí, aunque la compartirás con tu hermana. –dijo su madre fríamente.

-¿Viene a cenar hoy, Verónica?

-Sí.

Mientras que esperaba a su hermana para cenar con ella, llamó a Mery a ver como estaba. Notó su voz más alegre que antes.

-Mucho mejor, Sandra. Se lo conté a mi madre, dice que me llevará al médico. Mi padre me dijo lo mismo que Mario, un bajón de azúcar. Aunque mi madre sigue asustada.

-Seguro que es eso.

-Bueno… ¿y tú qué?

-Yo bien…

-¿Sabes de Berta e Iván?

-No.

-¡Tía! Estuvo antes por grupo de whatsApp contándolo.

-Dormí siesta. No cogí el móvil aún.

-Ya bueno… pues, Berta e Iván estaban tonteando, y no sé qué ha pasado que decidieron no seguir tonteando más.

-¿Qué? –preguntó Sandra sin comprender.

-Ya, es raro. Pero mejor.

Rio Mery.

-¡A CENAAAAAAAAAAAR, SANDRA! ESTÁ AQUÍ TU HERMANA –gritó su madre.

-Voy a cenar, ahora hablamos por whatsApp Mery.

-Vale, cari. Que aproveche.

-Gracias guapa.

Dejó el móvil. De repente vio una llamada perdida, era de Isaac.

Nunca oí tu 'te quiero'.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora