Ya era la hora de irse a casa. Había sido un lunes agotador para todas ellas.
-Bueno, a las 5 allí ¿no? –dijo Berta, despidiéndose de las chicas.
-Sí, no tardéis- dijo Mery.
Montse y Berta empezaron andar. Mientras Mery y Sandra se montaron en el autobús.
Mery se bajó en la primera parada, despidiéndose de su amiga.
Sandra estaba sentada, mirando por la ventana. Hasta que Ángela se sentó con ella.
-¿Puedo? –preguntó.
-Claro –dijo con una sonrisa.
-Sandra… ¿podría ir hoy con vosotras a ver a Carol?
-Vale, si quieres.
-Gracias- y le sonrió.
Empezaron a charlar de varias cosas, hasta que Sandra se tuvo que bajar.
-Nos vemos, Ángela.
-Adiós, guapa.
Llegó a su casa. Le abrió su hermana Verónica.
-Hola.
-Hola.
-¡Hola, cariño! –dijo su madre, dándole un beso en la mejilla.
-¿Qué hay de comer? –preguntó de inmediato Sandra.
-Ensalada y croquetas –respondió su hermana, que se sentó en el sofá.
-Mmmm –dijo Sandra.
Comió deprisa. Hasta su madre le tuvo que decir ‘Mastica bien, pareces un perro’ ‘Respira, cariño’
Se fue directa a su habitación, miró su móvil. Ilusionada de tener noticias de Martín. Nada. Estuvo hablándolo con sus amigas en el recreo. Mery le dijo: ‘Seguro que cambió de móvil, y ni siquiera te avisó’ Berta dijo: ‘A lo mejor le ha pasado algo…’ Montse no sabía que decir, dijo que le resultaba todo raro, pero que lo mejor era olvidarse de él. En cambio Ángela, dijo que siguiera insistiéndole en llamarlo o contactar de cualquier forma con él. ¿Pero cómo? No tenía el número de ningún amigo suyo. Y los padres de Martín no sabían nada de ella.
Suspiró. No hizo caso a Ángela. En cambio, tenía un whatsApp de Mario.
-¿Qué? ¿Cómo te ha caído mi madre? ;)
-Muy bien, la verdad. Gracias de nuevo por llevarme.
-No ha sido nada tonta. A ella le has caído genial y dice que eres muy guapa.
-Vaya, ella también.
-Y yo claro le dije que no, que te mirara bien jajaja.
-¿Perdona?
-Es broma, tonta.
Se llevaron un rato hablando. Era como tener un amigo. Ha decir verdad, era su amigo.
Sandra le contó lo de Martín a Mario. Necesitaba la opinión de un chico, aunque sabía lo que le diría:
-Pasa de él. Olvídalo.
-Ya… es fácil decirlo.
-Créeme, es lo mejor. Si le importaras ya te habría hablado.
-Ya…
Hablar con Mario le animó un poco. Y también hablar con todos sus amigos y amigas, por grupo.
Sandra se dio cuenta. Se dio cuenta de que aquello, era sus amigos. Se podía confiar en todos ellos. Carolina tenía razón.
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Las 5. Sandra, Mery, Montse, Berta y Ángela iban camino del Hospital para ver a Carol.
Llegaron y una médica le informaron donde se encontraba.
Entraron todas con una sonrisa y un ramo de flores y chocolatinas, las preferidas de Carolina.
Carol estaba medio tumbada en la camilla. Cuando las vio a todas ella, sonrió de oreja a oreja.
Todas las abrazaron y hablaron sin parar.
-No… no pude ver nada… me informaron que eran dos muchachos, nada más –dijo Carol contando el desagradable accidente.
-¿No sabes cómo están ellos? –preguntó Mery.
-No… no eran de aquí. Así que se lo llevarían.
-Chicas, tiene más visitas –dijo la misma médica de antes.
-Ah sí, perdona –dijo Berta.
Todas se despidieron de Carol y salieron del hospital.
Ángela y Sandra anduvieron hasta sus casas.
-No hay noticias de… ese ¿no?
-No –contestó Sandra.
-Bueno… ¿sabes de Lucas?
-Sí, ¿Con quién salías, no?
-Lo dejamos.
-Vaya, ¿y eso?
-Estaba harta de él. Siempre con sus tonterías de niño pequeño.
Ángela le empezó a contar, Sandra reía con ella. Era una persona muy divertida.
-Bueno Ángela. Hasta mañana.
-Adiós Sandra –le dirigió una sonrisa.
Sandra subió muy contenta. Ver recuperada a Carol y hablar con Ángela, le sentó muy bien. Le sentó tan bien, que hasta le contestó a Isaac.
-Hola, perdona. No pude contestarte antes.
