• Hasta dentro de poco •

39 2 0
                                    

Elías se dirigió a una parte del castillo en la que yo nunca había estado, más que nada porque no había ni un aula, de hecho estaba prohibido que los alumnos fuesen all, según me había dicho tenía un hechizo por el que al acercarse un alumno recordaría algo importante que tenía que hacer en otro lado.

Emma—¿Aquí es donde duermen los profesores?—pregunté cuando al abrir la puerta nos encontramos con una sala común enorme decorada con las banderas de las cuatro casas.

Elías—Exactamente, aunque hay más habitaciones que profesores podrá haber nunca.

Emma—¿Y qué se supone que hago aquí?

Elías—Vamos a bajar las maletas.

Emma—¿Qué? ¿Por qué? A los otros no les ha echo falta, a demás... ¿Cuantas maletas te has traído?—le seguí mientras subíamos unas escaleras de caracol y llegábamos a un pasillo muy amplio.

Elías—Yo solo tengo una pequeña pero según me ha dicho Joanne no tendremos manos suficientes para bajar lo que ella se ha traído.

Emma—¿Pero porqué lo tenemos que hacer nosotros? Para algo existe la magia.

Elías—Según me ha dicho hay objetos muy delicados y solo se fía de nosotros para bajarlos.—se paró delante de una puerta y sacó su varita—Alohomora—dijo apuntando al pestillo.

Emma—Recemos para que a Voldemort no se le ocurra venir a matar a Dumbledore a su propia habitación—suspiré irónicamente.

Elías—Si la sala nota peligro o que alguien no autorizado está presente todo se cierra de golpe sin permitirle entrar ni salir.

Emma—Bueno... Vale... Si está bien pensado.

Entramos en la alcoba, era muy grande, mucho más de lo que podía parecer, tenía una cama de matrimonio en medio y las paredes eran oscuras pero decoradas con colores dulzones.

Elías—Yo llevaré las mochilas de la cama, tú coge el baúl que está al lado del armario.

Emma—Vale.—me acerqué a por él, era muchísimo más grande que el mío ¿Cuando lo había traído? Que yo recordara cuando vinimos no llevaba nada de equipaje.

Elías—Si no puedes con él, la Magia te ayudará, no se, una idea.

Le miré de mala forma después de haber intentado fallidamente hacer que se moviera de su sitio—I li mijir li migia ti iyudiria—repetí burlonamente.

Elías—Si... Feliz navidad.—y salió de la habitación sonriéndome dejándome atrás sola.

Lo maldecí Un millones de veces, está bien que tuviese una vairita mágica, pero no me servía de nada si no sabía los encantamientos necesarios, así que, como no fuese ahora a la biblioteca a ojear en algún libro, lo único que podía hacer era utilizar la fuerza bruta.

Lo intenté, tiré la maleta al suelo y empujé poniéndome a cuatro patas y haciendo fuerza con los pies pero no funcionó, miré a mi alrededor sin saber qué esperar y volví a dirigir mi mirada al baúl, tenía que haber alguna forma que yo supiese.

Agarré mi varita y lo apunté—Wingardium Leviosa.—moví levemente mi muñeca como me habían enseñado y el objeto pesado subió unos pocos centímetros del suelo—¡Si!—grité emocionada casi haciendo que se estrellara contra la pared—Bueno, venga, despacio.

Avancé sin quitar la vista del objetivo casi sin pestañear y todo fue bien, incluso conseguí bajar las escaleras de caracol sin ningun problema, fue justo en el último escalón cuando choqué con un cuerpo grande que me obligó a dar un respingo y mover el brazo con el que sujetaba la varita haciendo que chocase fuerte y estruendosamente contra la pared.

Hogwarts Scars   [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora