• Feliz Cumpleaños... Y Navidad •

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Al final no tuvimos gran problema al repartir de nuevo las habitaciones, Joanne y yo nos quedamos en las que estábamos, Odette se mudó a la habitación de Elias y él se fue a dormir a un cuarto de invitados que había en la planta baja al lado del garaje.

La noche, al menos para mí, fue bastante larga, aún eran las tres de la mañana y seguía dando vueltas en mi cama, no por nada en especial, no estaba nerviosa y para ser justos me picaban los ojos del sueño, pero ahí seguía, cambiando de posición una y otra vez.

Me senté en el colchón y miré alrededor pensando en la última vez que me había pasado algo parecido estando en aquel hotel aún con mi abuelo, aún en mi verdadera época, las ventanas de la habitación en la que ahora me encontraba mostraban una escena totalmente diferente, ya no estábamos en medio de la nada sino de un bosque preciosamente pintado en blanco por la nieve que caía con delicadeza.

Me levanté sin ganas de dormir y empecé a dar un pequeño paseo por la casa (la cual aún no había visto por completo) esperando a que me entrasen ganas de tumbarme y no levantarme.

Caminé lo más silencioso que pude y me fui a la cocina, en algún lugar había leído que lo mejor para dormir era un vaso de leche y como no había cenado nada porque en ese momento no tuve hambre ahora mi barriga estaba a punto de explotar.

Saqué la leche de la nevera y me subí a un taburete para llegar a los vasos que un monstruo había puerto en el estante más alto.

X—¿Se puede saber qué haces?—por el susto moví mi mano rápidamente haciendo que ésta chocara con uno de los vasos que había al lado y cayera al suelo rompiéndose.

Emma—Mira lo que hiciste, imbecil.

Elias—Y encima me culpas a mí.

Emma—Bueno, eres tú el que me ha asustado.—Me agaché con un trapo para dejar los cristales en él y tirarlos a la basura, cuando me di la vuelta solo me dió tiempo a ver que no llevaba camiseta.—Sea la hora que sea del día mi necesidad de verte sin camiseta sigue siendo nula.—me giré al recordar que me dijo que solía dormir en ropa interior y no tenía ganas de ver nada más.

Elias—Vale.—levantó los hombros sin importarle y agarró un nuevo vasos del estante sin ningún problema—Toma.

Emma—Te odio—bromeé.

Elias—No es la primera vez que lo dices ¿Qué quieres tomar ?

Emma—Solo quería leche, no puedo dormir.

Elias cogió el cartón de leche que había a su lado en la encimera—Entonces, si quieres algo para dormir, es mejor alcohol.

Emma—Elías, tengo trece años.

Elias—Está bien—me llenó el vaso y guardó el cartón en la nevera.

Emma—¿Y tú porqué estás aquí? Deberías estar durmiendo.

Elias—Ya. yo también necesitaba algo para que la noche se hiciera mas corta.—dijo mientras abría otro estante al que nunca había prestado antención.

Tomé un sorbo del vaso, Elías sacó del cajón una botella baja pero ancha con un líquido que parecían llamas—¿Qué es eso?

Elias—Whisky de fuego, una de las mejores invenciones mágicas.

Emma—¿Te piensas emborrachar el día de tu cumpleaños?

Elias—No, me pienso emborrachar la madrugada de mi cumpleaños.—con solo apretar un poco consiguió sacar el corcho que lo tapaba .

Emma—Eres un maldito cliché ¿Lo sabes?—me bebí toda la leche que quedaba y dejé el vaso en el fregadero.

Elias—Pues vaya mierda de cliché me ha tocado vivir.—suspiró.

Hogwarts Scars   [ESP]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora