Soy el hijo del sheriff

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Stiles estaba sentado fuera de la oficina de su padre mientras éste hablaba con Melissa dentro. Respiraba nervios, transpiraba nervios, todo su cuerpo estaba compuesto de nervios en ese momento.

No sabía muy bien qué hacer, Melissa lloraba dentro y le gritaba a su padre que estaba loco y que lo odiaba y él simplemente no podía con el dolor que esas palabras le producían también. Melissa era casi como una segunda madre para él, estuvo en toda su infancia, le vio crecer y le trató y enseñó como a un hijo. No podía evitar sentirse mal por lo que estaba sucediendo.

Pero ¿cómo no hacerlo? Fue él quien estuvo siendo acosado durante semanas enteras, quien sintió miedo durante días, quien dudo hasta de su propia sombra. Era él el más afectado en toda la situación.

Al abrirse la puerta la mujer salió y se dirigió directo al escritorio de Parrish, éste miró a la mujer sorprendido y ella le exigió que le dejara ver a su hijo.

-Señora...- intentó hablar pero ella le dio una cachetada y Stiles abrió los ojos como platos.

-Vas a llevarme junto a mi hijo y si te atreves a decir una palabra más te prometo que será la última que digas- amenazó y Parrish no tuvo más que ponerse de pie tomando un manojo de llaves y Melissa lo siguió por el pasillo.

Segundos después Stiles sintió una mano en su hombro y divisó a su padre a su lado.

-Ven- le indicó y el castaño lo siguió dentro. Una vez sentados el uno frente al otro, Noah suspiró y cerró los ojos con cansancio –Hijo...-

-No voy a poner una demanda en su contra- intervino rápidamente y su padre le miró sorprendido –Es...Scott papá, el chico con quien jugué toda mi infancia y...-

-El chico de quien estuviste enamorado muchos años, lo entiendo- culminó –Pero lo que hizo... te intimidó, él...-

-Somos mayores de edad, irá a la cárcel como mínimo un año-

-Es lo más sensato-

-¡Papá, no voy a hacerlo! Y punto... no quiero que Melissa pase por algo así, Scott...pondremos una orden de alejamiento, lo que sea... yo...-

Se detuvo y bajó la mirada con lágrimas en los ojos. Se sentía tranquilo por un lado al saber que todo había acabado pero por otro lado, una presión sujetaba su pecho y era doloroso.

Quizás, solo quizás hubiera preferido nunca saber quién era el responsable, quizás se arrepentía.

-¿Stiles?- la voz de Parrish lo quitó de sus pensamientos y volteó a mirar al oficial –Scott quiere verte, dice que necesita hablar contigo- le dice y el menor mira a su padre –No creo que sea buena idea...-

-No, yo...yo quiero...-

-Stiles- intervino el Sheriff

-No, voy a ir- sentenció -¿Derek...?-

-Él está afuera- murmuró el ayudante –Aun pienso que no es buena idea...-

-¿Sí? Pues no pienses- contestó Stiles saliendo de la oficina y fue directamente afuera.

En el estacionamiento, Derek se encontraba recostado contra el camaro y Stiles casi corrió hasta él a abrazarle. Se metió entre sus brazos y hundió el rostro en su pecho respirando profundo su aroma y apretándose contra él.

-¿Puedes venir conmigo?- pidió en un susurro y Derek le acarició la espalda despacio

-Sabes que iría al infierno contigo si me lo pidieras- contestó y Stiles se arrimó más a él -¿A dónde iremos exactamente?- preguntó con curiosidad

¿Quién recibió el mensaje? ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora